"Cuando se elimina lo imposible, todo lo que queda, por muy improbable que sea, es la verdad ". (Arthur Conan Doyle)
A pesar de que la memoria no se opone al olvido, llega el momento
cuando las huellas de un pasado confuso inquietan el espíritu y obligan
a revivir la historia para aclarar lo sucedido y así quedar en paz con
la conciencia.
El escándalo y la polémica mundial que se ha desatado en estos días
sobre el arreglo de un partido en la semifinal del Mundial de 1978,
involucrando al siniestro Plan Cóndor y a los dictadores de turno del
Perú y Argentina refleja precisamente la necesidad de aclarar el
pasado. No solamente jueces sino hasta la Federación internacional de
Fútbol están en estos días investigando esos hechos oscuros y sancionar a
los autores.
Para entender lo sucedido, hay que remontarse al Perú y Argentina
donde las dictaduras militares tenían todo el poder sobre el destino de
sus ciudadanos en aquel 1978. El general Jorge Rafael Videla fue
designado el 24 de Mayo de 1973 como presidente de facto por una Junta
Militar después de un sangriento golpe de Estado.
Los miles de desaparecidos y los muertos, cuyos espíritus siguen
clamando la justicia, son testimonios de aquellos años oscuros que
tuvieron que vivir los argentinos, igual como brasileños, chilenos,
bolivianos y uruguayos todos bajo la dictadura de los militares
nacionales.
En 1973, todos estos países acogieron con beneplácito la idea de
Washington de crear una central de lucha contra el comunismo en el
continente bajo el nombre de Plan Cóndor. Desde entonces sus
escuadrones de la muerte recorrían libremente toda América Latina, a
excepción de Cuba, para secuestrar y ajusticiar a cualquier sospechoso
de subversión o simplemente por tener puntos de vista diferentes a la
ideología de la dictadura.
Los escuadrones tenían excelentes medios de comunicación para
coordinar sus crímenes a base de la información de una central
norteamericana instalada en una base del Canal de Panamá.
Mientras tanto, el Perú no era miembro oficial o firmante del Plan
Cóndor y su dictador de turno, general Francisco Morales Bermúdez que
mediante un golpe de Estado tomó el poder en 1975 haciendo desmantelar
todos los programas populistas del general Juan Velasco Alvarado
(1969-1975), siempre negó la pertenencia del país a esta central de la
muerte. Pero la realidad fue diferente. En 1978 debido a los programas
de austeridad que impuso el Fondo Monetario Internacional (FMI) el país
entró en un estado de bancarrota y una extrema polarización. Las
protestas sociales, huelgas y rebeliones estaban estremeciendo todo el
país de tal forma que los marxistas de aquel entonces consideraban que
ya existían condiciones objetivas y subjetivas para una revolución.
Pero no hubo un consenso dentro de la izquierda y el Partido
Comunista siguiendo las instrucciones de Moscú, que no quería
interrumpir la supuesta coexistencia pacífica con Washington, negó la
posibilidad de una revolución dejando el campo abierto para la represión
que no dejó de esperar. En la madrugada del 25 de Mayo de 1978, fueron
detenidos en Lima y Arequipa 13 personas entre ellos dos almirantes, un
periodista y diez líderes izquierdistas.
Acusados de ser “delincuentes subversivos’’ fueron llevados en un
avión Hércules peruano hasta el aeropuerto de Jujuy, Argentina, y
entregados al Regimiento de Infantería No 20 en calidad de “prisioneros
de guerra’’. Después fueron trasladados al sótano del Departamento
Central de la Policía Federal en Buenos Aires para ser ‘’ablandados’’ y
obligarlos a firmar un pedido de asilo político voluntario.
Las víctimas sostienen que el plan original fue aplicarles la ‘’ley
de fuga’’ y después, de acuerdo a uno de los detenidos, Ricardo Napurí
Shapiro, tirar sus cuerpos desde un helicóptero al mar.
Los salvó un periodista de Jujuy que al ver un movimiento extraño
aquella noche en el aeropuerto tomó fotos de la nave, de sus pasajeros y
encontró la ‘’lista de pasajeros’’ publicando los hechos en un
periódico local. La noticia fue recogida por la prensa nacional y
extranjera y se expandió por el mundo entero debido a la presencia de
miles de periodistas en Argentina cubriendo el Mundial de Fútbol.
No le quedó otra alternativa a la dictadura de Videla de enviar a los prisioneros peruanos a Europa.
Pero allí no termina la historia. Resulta que no solamente el Cóndor
unía al Perú y Argentina en la política sino también en el fútbol.
Actualmente la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) está
investigando la ronda semifinal del Mundial de Futbol realizado en
Argentina en 1978 debido a un posible ‘’arreglo’’ que hubiera servido
para que la selección argentina disputara el ansiado título contra su
similar de Holanda. En aquella semifinal, Perú perdió sorpresivamente
6-0 contra el conjunto albiceleste. Existen varias declaraciones que
confirman las sospechas que hubo presiones políticas de Jorge Rafael
Videla y Francisco Morales Bermúdez sobre los jugadores peruanos con el
objetivo de ayudar a la Argentina para ‘’limpiar su mala imagen’’.
Nadie puede explicar de qué conversó el presidente Videla en el
vestidor peruano con el capitán del equipo peruano Héctor Chumpitaz
antes del encuentro o el contenido de la llamada telefónica de Morales
Bermúdez al ‘’Querido Chumpi”. Tampoco se habla de la negativa de los
holandeses para recibir el premio del segundo lugar. El guardameta del
equipo peruano, Ramón Quiroga nacionalizado peruano y argentino de
nacimiento, criticó en 1998 en una entrevista al diario La Nación de
Buenos Aires sobre la extraña alineación impuesta por el técnico Marcos
Calderón y dio a entender que sospechaba de la actitud de algunos de
sus compañeros. Dijo que ‘’de los que habrán agarrado dinero, varios
murieron y otros murieron para el fútbol’’. Quiroga se quejó de que sus
compañeros como el defensa Rodulfo Manzo, no mostraron el mismo nivel
que en encuentros anteriores, “el negro Manzo no paraba nada, ni él ni
la defensa. En un gol (cuarto de Argentina anotado por Luque en el
minuto 50 de acción) Manzo se agacha y me deja sólo al rematador”.
También sucedieron otros sucesos extraños después de aquel partido.
Se aceleró la firma de un decreto de ayuda alimentaria argentina al Perú
con la sesión de 23.000 toneladas anuales de trigo. Varios militares
peruanos fueron condecorados por el general Videla. El mismo Morales
Bermúdez recibió la espada del almirante Guillermo Brown de manos del
represor y jefe de la Armada Emilio Massera.
Las sospechas abundan y solamente una investigación exhausta podría
aclarar este caso que produjo gran revuelo en la FIFA y que podría, en
caso de comprobarse el ‘’arreglo’’, sancionar a la Argentina y hasta
anular su triunfo en 1978 ante Holanda. Mientras tanto el juez federal
argentino Norberto Oyarbide citó a los represores Jorge Rafael Videla y
al ex ministro del Interior Albano Harguindeguy a declarar por el
secuestro y la aplicación de tormentos a trece ciudadanos peruanos que
fueron capturados en su país y trasladados a Argentina durante el
Mundial de Futbol de 1978 como parte del Plan Cóndor. También pidió la
detención provisoria con fines de extradición del dictador peruano
Francisco Morales Bermúdez por la misma causa.
No se sabe cuan largo será el brazo de la justicia. Videla y
Harguindeguy hace tiempo que ya están cumpliendo largas sentencias por
30.000 desaparecidos argentinos. Francisco Morales Bermúdez ha sido
protegido siempre por los gobiernos de turno y ahora que ya tiene 90
años, hay poca posibilidad que reconozca sus crímenes y pague por ellos.
Lo más importante es que se imponga la verdad y que los futuros
pretendientes a dictadores sepan que el pasado siempre los perseguirá
hasta el último día de su existencia.
por Vicky Peláez
Vicky muy interesante tu artículo, pero creo que se debe corregir un par de cosas, Videla asumió el 24 de marzo de 1976; y la FIFA es imposible que le quite el título mundial a la selección argentina. Saludos.
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