El 16 de abril
todos los cubanos se visten de verde olivo o llevan los colores de la Patria en
el corazón. La fecha marca un hito en nuestra historia: Se conmemora hoy el
aniversario 52 de la proclamación pública del Carácter Socialista de la
Revolución por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en las propias narices
del Imperio.
Al mediodía de ese día, en el
sepelio a los caídos en los bombardeos de los aeropuertos militares de Ciudad
Libertad, San Antonio de los Baños y el Antonio Maceo de Santiago de Cuba, a lo
largo de la calle 23 del Vedado, La Habana, Fidel Castro hizo pública una
declaración histórica: la del carácter socialista de la Revolución Cubana.
Una ola humana siguió el
cortejo. Desde los balcones, las banderas cubanas, los rostros serios y las
flores lanzadas al paso de los siete coches fúnebres impregnaban un aire
solemne a la silenciosa marcha. Y allí, ante la masa enardecida, el Comandante
en jefe afirmó: "Porque lo que no pueden perdonarnos los imperialistas, es
que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la
dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de
sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba”.
"Eso es lo que no pueden
perdonarnos, que estemos ahí en sus narices, ¡y que hayamos hecho una
Revolución Socialista, en las propias narices de los Estados Unidos!" El
genio previsor y político de Fidel Castro proclamaba el carácter socialista de
la Revolución Cubana y emplazaba a la unidad de todo el pueblo para protegerla
hasta la última gota de sangre.
En ese momento estaba claro que
la autonomía, la soberanía y el derecho a conquistar su propio destino, era
inseparables. Reconocía Fidel Castro que únicamente la liberación social sería
capaz, en el contexto de Cuba, de garantizar la emancipación nacional y eso lo
podía ser la obra de una Revolución "de los humildes, con los humildes y
para los humildes”
Aquel anuncio se convirtió en una fuerza política sorprendente que
conmovió de pasión combativa a todo el pueblo. Las armas levantadas en las
manos milicianas, fue una escena inolvidable. Allí nace la convicción
ineludible de soberanía que hoy nos salva, acrecienta y une frente a cada nueva
agresión enemiga.
Escrito por Raisa
Martín Lobo
Martes,
16 Abril 2013 07:05, Guantánamo
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