Ucrania se está transformando en manzana de la discordia entre Berlín y
Moscú. Rusia criticó una visita a Kiev del ministro alemán de RR. EE. y
Angela Merkel planea apoyar al líder de la oposición, Vitali Klitschko.
Unos nueve años atrás, en noviembre de 2004, el por entonces canciller
federal de Alemania, Gerhard Schröder, llamó por teléfono a Vladímir
Putin, el presidente de Rusia, para hablar sobre Ucrania. Cientos de
miles de manifestantes protestaban en las calles contra elecciones
fraudulentas, en lo que luego se llamó la “Revolución Naranja”.
“Aseguremos que la situación no se nos vaya de las manos”, dijo Schröder
a Putin. Y agregó: “Necesitamos una Ucrania democrática y pacífica”.
Rusia apoyaba a Víctor Yanukovich. Putin lo felicitó por su victoria.
Pero las protestas continuaron y se llevaron a cabo nuevas elecciones,
que fueron ganadas por la oposición. Rusia no interfirió. Yanukovich no
llegó al poder sino seis años después, como resultado de las elecciones
de 2010.
La presión de Rusia sobre Ucrania
Merkel no ha recurrido al teléfono para hablar con Putin sobre la actual
situación política en Ucrania. Y tiene buenas razones para no hacerlo.
La situación en el país es mucho más tensa que en 2004. Desde hace
semanas, cientos de miles de personas se manifiestan en las calles de
Kiev a favor de una integración de Ucrania en la Unión Europea.
La presión de Rusia sobre Ucrania fue una de las razones que
desataron la crisis. Moscú amenazó con sanciones comerciales si Ucrania
firmaba un acuerdo de asociación con la UE. Yanukovich puso la marcha
atrás y no firmó un acuerdo que ya había sido rubricado: una actitud que
hizo estallar las masivas protestas.
Difícil papel de Alemania
Muchos ucranianos desean que Berlín intermedie en el conflicto. Piensan
que si Alemania apoya conversaciones entre Yanukovich y la oposición se
puede evitar un baño de sangre. Además confían en que Alemania puede
asegurar que Moscú se abstenga de seguir presionando a Kiev si esta
estrecha lazos con la UE.
Jens Paulus, un experto en cuestiones europeas de la alemana Fundación
Konrad Adenauer, es escéptico: “El papel de mediador que nos piden es
muy complicado y Alemania no lo puede desempeñar”, dijo a DW.
Agregó que Alemania conoce a Rusia “un poco mejor” que otros países
europeos, por lo que quizás pueda contribuir sí a que se entiendan mejor
los intereses regionales de Rusia en los debates sobre Ucrania y la UE.
Moscú critica a Westerwelle
La semana pasado, Guido Westerwelle, el ministro alemán de Relaciones
Exteriores, voló a Kiev para participar en una reunión de dos días de la
Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Westerwelle visitó a los manifestantes en la Plaza de la Independencia,
conocida como Plaza Maidan, encontrándose con líderes de la oposición,
pero también con representantes del Gobierno.
La visita desató ira en Moscú. Dmitri Medvédev, el primer ministro ruso,
y Serguei Lavrov, acusaron a Westerwelle de entrometerse en los asuntos
internos de Ucrania.
Berlín rechazó la acusación y todo indica que Alemania está dispuesta a
dar otros pasos. Según informes de los medios, Angela Merkel planea
reunirse con Vitali Klitschko, actual líder de la oposición ucraniana y
campeón mundial de boxeo en la categoría de peso pesado, al margen de la
próxima cumbre de la UE, en Bruselas, como señal de apoyo. A Rusia no
le caerá realmente muy bien.
Ucrania, ¿un lastre para las relaciones UE-Rusia?
Algunos medios, incluido el prestigioso diario alemán Frankfurter
Allgemeine Zeitung, advirtió que Ucrania puede transformarse en “un
lastre para las relaciones germano-rusas”.
Los expertos en Rusia, sin embargo, disienten. Los días de Westerwelle
como ministro de RR. EE. están contados y su visita a Kiev no debe ser
sobrevalorada, dijo Vladislav Belov, director del Centro de Estudios
sobre Alemania de la Academia Rusa de las Ciencias, en Moscú. “Merkel
dijo que Alemania y Rusia no deben hablar sobre su futuro en términos de
blanco y negro”, dijo Belov, en una referencia al deseo de la canciller
de alejar el debate sobre Ucrania del enfoque “o con Rusia o con
Europa”.
Tomado de http://www.dw.de
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