Foto: EPA
Entre la prensa amarilla de EEUU The National Enquirer goza
de una reputación bastante dudosa. La revista es algo así como una
aspiradora en el ojo de la cerradura: en la entrada roja ajena y
discusiones, y en la salida – sensacionalismos. Tiene un público
estable, aunque muy específico. Todos los demás toman a Enquirer con cuidado.
Este
tipo de noticias sensacionalistas salen en EEUU en vísperas de las
elecciones o bien en ese tiempo de calma para las noticias, cuando son
pocos los que leen, pero la tirada debe venderse. Hasta los comicios de
2016 aún queda mucho tiempo. O sea que la culpa la tiene ese tiempo de
calma: en los dos días de Navidad los diarios y revistas no salen en
EEUU.
El
matrimonio Obama fue divorciado más de una vez. La revista en cuestión
lo hizo tres veces. Además, describía en detalles la prehistoria de los
“divorcios”, que generalmente nadie y nunca comparte con la prensa. E
incluso difícilmente se fíe de los abogados.
En
2010 Michelle, según versión de una revista estadounidense, amenazaba
con abandonar a Barack si se le ocurre presentarse a la reelección. “O
yo, o la Casa Blanca”, dijo Michelle. –“Para mí la vida allí es un
infierno”. En 1996 infería esas mismas amenazas, pero ante la intención
de Obama de ser elegido al Congreso (esa vez perdió). En el año 2000
volvió a amenazar con “quemar las naves”.
En
octubre de 2012 el multimillonario Donald Trump dijo que tenía en su
poder los “documentos de divorcio” del presidente y su cónyuge. En
vísperas de las elecciones presidenciales de 2012 el magnate amenaza con
darles publicidad y prometía que la aparición de los papeles provocaría
un impacto más grande que el que experimentaría EEUU si de golpe se
enterase que la Tierra es plana.
Jay
Leno, presentador de The Topnight Show, uno de los show más populares
del canal NBC de la televisión de EEUU, ya después de los comicios le
preguntó a Obama: ¿Qué pasa y por qué Trump presiona tanto el
presidente? Obama, que nunca se entrevistó personalmente con Donald
Trump, respondió bromeando:
—Esto viene desde los tiempos en que ambos aún vivíamos en Kenia (el padre de Obama es oriundo de Kenia).
Corríamos carreras y él siempre perdía. Esto lo ofendía mucho y le daba
bronca. Cuando por fin nos trasladamos a EEUU pensé que todo había
terminado. Pero no.
En 2004 el The National Enquirer “divorció” a la pareja por adulterio cometido por el senador Obama con una joven asistente.
Ahora
alude a una “persona informada” y escribe que Michelle estaba
enfurecida por el comportamiento de su marido en la ceremonia de
despedida a Nelson Mandela en el estadio de Johannesburgo el 12 de
diciembre. El presidente, según ella, flirteaba de forma muy evidente
con la primera ministra de Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt, quien
estaba sentada entre Obama y el jefe del gabinete británico David
Cameron. El trío se reía fuertemente por las fotos en el teléfono móvil
de Helle, lo cual después produjo un pequeño escándalo: realmente los
jefes de Estado no se comportan así en ceremonias fúnebres. Pero no era
esto lo que indignaba a Michelle, sino la atención que su marido
prestaba a Helle Thorning-Schmidt. En Dinamarca le pusieron el mote de
“Gucci-Helle” por su afición por la ropa de diseño.
La
esposa del presidente es una abogada con muchos años de experiencia,
graduada en Princeton y en la Escuela de Jurisprudencia de Harvard. Las
personas que ejercen tales profesiones comúnmente no son proclives a las
emociones excesivas. Además, el propio motivo no tenía nada de serio.
La esposa del presidente Bill Clinton, por ejemplo, no lo abandonó
incluso tras el escándalo que protagonizó con Mónica Lewinsky. Y cuántas
más razones tenía Hillary para divorciarse, que el inofensivo flirt y
las fotos en el móvil.
La
popular animadora de la televisión Oprah Winfrey, dos meses atrás le
preguntó a Michelle Obama qué significa para ella el matrimonio con el
presidente y cómo soporta la vida en la Casa Blanca. Es difícil,
reconoció la esposa del presidente estadounidense, “pero sabía por qué
camino voy”:
—En
general, el matrimonio debe ser una unión de verdad. Hay que amar y
respetar mucho a la persona con quien te casaste. El matrimonio es un
camino difícil. Esto se lo digo a todos los jóvenes. No se puede unir a
dos personas y educar a otras más y pensar que todo será maravilloso,
extraordinario y sin problemas hasta el fin de la vida. Esto es una
receta para catástrofes. Es una tontería. Habrá venturas y desventuras.
Pero si al fin del día usted puede decirle al hombre: “Me gustas”,
entonces usted siente algo más que el primer amor.
Si
el célebre norteamericano Mark Twain viviera en nuestros días, quizás
se alegrara por EEUU: tal como lo dejó, así quedó. El tabloide,
lamentablemente, afirma que en la prensa de EEUU pocas cosas han
cambiado desde los tiempos del viejo Clemens (tal era su verdadero
apellido). En uno de sus cuentos, Twain, en palabras de esas mismas
“personas informadas”, fue imputado de faltar a la verdad en el tribunal
y de violar “el juramento de treinta y cuatro testigos”, de robar
“bártulos a los compañeros de la barraca”, de arrebatar tierras a una
vieja viuda, y por todo eso no llegó a ser gobernador.
EEUU
de 2013 no es el mismo país que eligió al primer presidente negro en
noviembre de 2008. Entonces más del 50 % del electorado estaba
completamente seguro que Barack Hussein Obama es cristiano
(verdaderamente estudió en una iglesia católica en Indonesia y es bien
sabido a qué iglesia cristiana acude, cuando suele visitar su casa en
Chicago). Ahora los norteamericanos tienen la cabeza revuelta y no sin
la ayuda de The National Enquirer. Ahora
solo cerca del 34 % de los votantes está a favor del presidente número
cuarenta y cuatro. Y uno de cada cinco norteamericanos aseguraba que su
presidente profesa el islam. Los demás dudan de si es creyente en
general. Para algunos Obama es un encubierto marxista, socialista,
comunista, musulmán, racista y fascista. En los tiempos de Mark Twain
esto quizás pasaría inadvertido. Pero en el siglo XXI es una exageración
más que evidente.
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