Hay premios y
honores que no distinguen sino demeritan a quien los recibe. De la misma forma,
hay quienes premian y se demeritan al escoger a sus premiados. Eso acaba de
suceder con la “Fundación para la Memoria de las Víctimas del Comunismo”, quien
entregó al contrarrevolucionario y provocador Guillermo Fariñas la Medalla de
la Libertad Truman-Reagan 2015.
El descarado y
falsario recibió la distinción en
Washington D.C., celebrando este hecho junto al grupo más recalcitrante y
mafioso del Congreso USA, integrado por los ultraconservadores anticubanos y
defensores del bloqueo a la Isla, Bob Menéndez, Albio Sires, Carlos Curbelo,
Mario Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen, de quienes se ha convertido en “ahijado
predilecto”.
Hipócritamente,
hizo extensivo este premio a los cubanos todos, en una ofensa a un pueblo que
lo repudia por traidor a sus ideales y convicciones.
Basta saber sobre
qué pechos ha sido colocada esta medalla, desde que fue instituida en 1999,
para saber que no representa alabancia o distinción a la honradez, el deseo por el
bien común o la entrega al sacrificio por sus respectivos pueblos. Salvo la
excepción del pontífice Juan Pablo II, el resto de los premiados como Vaclav
Havel, Elena Bonner, Lech Walesa, el farsante Armando Valladares y la recalcitrante
anticubana Ileana Ros-Lehtinen, todos han servido como detractores de oficio y artífices
de la guerra ideológica contra Cuba y naciones progresistas.
La Medalla de la
Libertad Truman-Reagan es, en realidad, una deshonra.
Percy Francisco Alvarado Godoy
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