Vivimos un escenario donde prolifera la violencia, la injusticia
social, la falta de oportunidades y de trabajo, propicio para colocarnos
en riesgos inusitados.
Y recibir las órdenes en inglés y ejecutarlas lleva tiempo.
El Congreso de Guatemala, con marimba y refrigerios, culminó un acto
protocolario considerado una burla por las organizaciones sociales, y
ahora publican que quienes quieran inscribirse en las mesas donde se van
a discutir las modificaciones a las leyes, que lo hagan
electrónicamente.
Estamos en una región de alta importancia para Estados Unidos. Ya
vimos al embajador en el podio, acompañado del Presidente, ratificando
la subordinación que ya se sabía. Ya se anunció la llegada de los
expertos que serán pagados por ellos para pasar el polígrafo a los que
desempeñarán funciones en la SAT y a lo mejor a otros que se decida.
Pero no es solo la corrupción la preocupación de nuestro vecino.
Al Triángulo Norte le urge rescatarlo. Honduras, con el golpe, se les
fue de las manos; también allí saquearon el seguro social, las
manifestaciones por la corrupción se generalizaron, hay protestas por la
presencia de tropas en la base de Palmerola con posibles
desplazamientos hacia los países fronterizos; en El Salvador las cosas
no apuntan muy bien para el gobierno de izquierda y la inseguridad se ha
intensificado. Pero la verdadera turbación es la presencia de las
inversiones y los intereses de China en Nicaragua y la decisión que
Costa Rica tomó hace un tiempo de sustituir a su aliado Taiwán por China
Continental. También les preocupa la relación de Nicaragua con Rusia e
Irán.
La Alianza por la Prosperidad es una de las estrategias para
recuperar el control y no solo por lo que para nosotros es un drama: los
niños migrantes, y para ellos es un problema de seguridad nacional que
no tenían en su radar, sino porque somos un territorio donde deben
defender sus intereses. Por eso necesitan mantener la estabilidad, como
su prioridad.
En Guatemala estamos enfrentando un desbarajuste, donde la autoridad
ni manda ni define; la Policía Nacional Civil está paralizada; los
secuestradores de funcionarios los detienen todo el tiempo que quieren;
los linchamientos se incrementan; los jueces tienen que ser desplazados
de las comunidades por el peligro de ser agredidos; las juntas de
licitación o las juntas directivas de cualquier naturaleza no quieren
firmar nada; los funcionarios tienen pánico de tomar decisiones; los
empleados públicos honrados están apáticos y frustrados, otros están
siendo agredidos y amenazados; un grupo de campesinos ya fijó fecha para
lograr sus demandas antes de iniciar un paro nacional, mientras los
narcotraficantes y criminales se siguen apropiando en sus territorios,
otro grupo ya se manifestó pidiendo que se investigue a los empresarios
involucrados en la corrupción.
Vivimos un escenario donde prolifera la violencia, la injusticia
social, la falta de oportunidades y de trabajo, propicio para colocarnos
en riesgos inusitados.
Y recibir las órdenes en inglés y ejecutarlas lleva tiempo.
Por Ileana Alamilla
http://periodistas-es.com/ojos-bien-abiertos-en-guatemala-54366
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