El proceso de acercamiento
diplomático entre EEUU y Cuba, así como el posterior proceso de normalización
de relaciones diplomáticas entre ambas naciones, determinará –según lo
considere la parte cubana para garantizar su soberanía-, aquellos cambios que ameriten
hacerse y con el apoyo pleno de todo nuestro pueblo. Mientras existan las
condiciones que generaron el establecimiento de la Ley 88, considero que la
misma será mantenida para enfrentar aquellas acciones desestabilizadoras contra
nuestra patria.
Gabriel Salvia, el provocador y
entrenador de miembros de la contrarrevolución interna en Cuba, montador de
shows mediáticos, unos de los impulsores de la guerra ideológica anticubana y director
general del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), en
un acto de intromisión en nuestros asuntos internos, ha sugerido al presidente
Raúl Castro que, como gesto ante el deshielo con Washington, derogue la Ley 88,
como es conocida la Ley de Protección de la Independencia Nacional y la
Economía de Cuba.
En un artículo publicado ayer en el El País, titulado Esperando un gestico de Raúl
Castro, sugiere que este cambio "no
le implicaría a Cuba el riesgo político de realizar una reforma que derive en
el reconocimiento del ejercicio de libertades fundamentales".
Cuba tiene el soberano y legítimo
derecho de establecer aquellas normas legales que garanticen la estabilidad política
y el pleno desarrollo de nuestra sociedad en una ambiente de paz y tranquilidad
social.
El proceso de acercamiento
diplomático entre EEUU y Cuba, así como el posterior proceso de normalización
de relaciones diplomáticas entre ambas naciones, determinará –según lo
considere la parte cubana para garantizar su soberanía-, aquellos cambios que ameriten
hacerse y con el apoyo pleno de todo nuestro pueblo. Mientras existan las
condiciones que generaron el establecimiento de la Ley 88, considero que la
misma será mantenida para enfrentar aquellas acciones desestabilizadoras contra
nuestra patria.
A la par, considero que nuestro
Código Penal debe ser adecuado a las nuevas formas que ha ido adoptando la
subversión interna, apropiando las sanciones a las nuevas figuras delictivas que
se han ido manifestando dentro del actuar de la contrarrevolución.
Salvia es el menos indicado para
opinar sobre nuestra legislación y aquellas normas jurídicas que protegen a
nuestra sociedad, precisamente cuando él es un factor con pretensiones
desestabilizadoras.
Mucho he
escrito y denunciado sobre Salvia y su CADAL, invitando a mis lectores a
empaparse en las actividades de este personaje y su organización en los planes
del imperialismo y sus acólitos por propiciar el derrumbe del socialismo en
Cuba.
Les dejo
pues algunos de mis artículos publicados con anterioridad para evaluar la
calaña de este sucio personajillo.
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