Andrés Gómez |
Miami.-
Desde el pasado mes de julio cuando el gobierno cubano anunció cambios en
las regulaciones sobre los impuestos aduanales de importación la prensa
miamense, apoyándose fundamentalmente en los engaños de El Nuevo Herald, ha
desatado una campaña de desinformación cuyo fallido principal propósito es
desalentar los viajes de los cubanos residentes en el extranjero a Cuba.
Aunque sí ha causado mucha confusión.
Esta
campaña de la prensa miamense para desalentar las visitas a Cuba por parte de
los cubanos que vivimos en el extranjero, principalmente de aquellos que vivimos
en Estados Unidos, va de mano en mano con el igual propósito de los terroristas
de la extrema derecha cubano americana que incendiaron las oficinas de la
compañía de vuelos chárter a Cuba, Airline Brokers, en esta ciudad el pasado 27
de abril. Por cierto, más de cuatro meses han pasado y la respuesta de
las autoridades sobre este acto terrorista ha sido el más completo
hermetismo; ningún terrorista ha sido detenido; ningún terrorista ha sido
encausado.
No es
para menos la desesperación de la extrema derecha cubano americana ante el hecho
extraordinario de que a pesar de las consecuencias monetarias para cada
individuo o familia que vive en este país y en otros países que atraviesan una
aguda recesión económica durante el año pasado, 2011, más de 400 mil cubanos que
residimos en el exterior viajamos a Cuba, y es innegable que el número de
nuestros viajes en este año 2012 superará con creces el número de nuestras
visitas en el 2011.
En
verdad los cambios en los aranceles de importación a pagar en Cuba hace tiempo
que tenían que haber sido ajustados al resto de los cambios que han venido
teniendo lugar en la economía del país. Muchos han sido los que se
aprovechaban de las viejas regulaciones aduanales que establecían que aquellos
que residen permanentemente en Cuba pagaban los aranceles de importación en
moneda nacional no convertible, cuando en la inmensa mayoría de los casos de
esas personas que viajan con frecuencia al extranjero éstas se dedican a
importar mercancías en Cuba con fines comerciales y no con fines personales. A
la vez que la inmensa mayoría de esa mercancía se vende en el país en CUC
--moneda nacional covertible-- o en su equivalente en moneda nacional no
convertible. Sabemos que es así.
Lo que a
veces se nos olvida a muchos que residimos dentro y fuera de la Isla es que
el propósito fundamental de los cambios económicos que tienen
lugar en Cuba, incluyendo este en los aranceles de importación, es para hacer
viable el desarrollo del socialismo. En otras palabras, para que en Cuba el
mayor número de personas posible pueda vivir más dignamente. Para
que el Estado cubano pueda contar con los recursos financieros y monetarios para
mantener y mejor desarrollar los grandes logros del proceso revolucionario en
cuanto a la salud, la cultura, la educación y otros programas esenciales para
nuestra población. Y para que con este posible desarrollo económico la moneda
cubana pueda ser una cuyo valor esté a la par o cercano a la par de otras
monedas convertibles, y así de esta manera todos en Cuba puedan vivir mejor, con
más justicia social, más equidad.
No se
implementan estos importantes cambios en la economía nacional para que Cuba
vuelva a la época del capitalismo tercermundista --o neo colonial— en la que
nuestro país estuvo sumido con todas sus miserias y desgarramientos hasta el
comienzo del proceso revolucionario. No se implementan para que
algunos, siempre ha sido y será una minoría, vivan bien, y los demás vivan de
las migajas de éstos.
Entonces
teniendo este propósito fundamental e integral en cuenta las reformas en los
aranceles de importación que han venido implementándose desde el 2 de agosto
pasado en Cuba se entenderán mejor.
El
propósito de las reformas a los aranceles de importación se basa primeramente en
el reconocimiento por parte del gobierno cubano que la importación de los
artículos así clasificados tienen un carácter comercial y no personal y por lo
tanto esos artículos serán gravados con los impuestos que se han estimado
adecuados.
A través
de la historia, tanto en Cuba como en cualquier otro país, los impuestos
aduanales, como cualquier otro impuesto, responden a los intereses de cada
Estado. En el caso de Cuba esos intereses vienen cargados con un
mayor elemento de justeza que en la mayoría de otros países. Además, el gobierno
cubano ha ampliamente demostrado que si estas reformas no son las adecuadas o si
necesitaran corrección éstas se harán, como siempre se ha hecho.
En los
próximos días, en siguientes trabajos, trataré de manera específica sobre las
reformas arancelarias en cuestión y otros asuntos relacionados a estos temas.
Andrés
Gómez, director de Areítodigital
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