La sequía que azota actualmente a Irán no es de origen natural. Así lo declaró el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad. Según él, los enemigos de Irán utilizan equipos especiales que impiden la llegada de nubes de lluvia a su territorio.
La frecuencia y la duración de los
períodos de sequía han aumentado últimamente en Irán. ¿Se puede
atribuir a acciones malintencionadas? Es conocido el principio de las
precipitaciones atmosféricas. El vapor de agua se condensa y forma las
nubes (de gotas de agua o cristales de hielo). Cuando estas gotas de
agua o cristales de hielo pesan demasiado caen y originan las
precipitaciones en forma de lluvia o nieve. Al expandir el hielo seco se
puede generar precipitaciones artificiales. En 1946, cuando en EEUU se
llevó a cabo el primer experimento de la siembra de nubes, se consiguió
que se produjese nieve, al arrojar hielo seco desde un avión. Se puede
asimismo sembrar las nubes con otras sustancias, incluido yoduro de
plata, propano líquido e incluso cemento en polvo. Se puede arrojar este
material desde cohetes también, como por ejemplo durante los Juegos
Olímpicos de Pekín celebrados en 2008. Pero es imposible aplicar este
método para un país entero, destaca Andrei Shmaquin, jefe del
laboratorio de climatología del Instituto de Geografía subordinado a la
Academia de Ciencias de Rusia:
—Se
puede sembrar las nubes solo en determinadas áreas y durante un período
limitado. Es imposible dispersarlas en un territorio tan extenso como
Irán. Además, no todas las nubes pueden ser dispersadas.
Largos periodos de sequía son el resultado de la presencia de un anticiclón, continúa Andrei Shmaquin:
—Los
anticiclones son torbellinos de aire de alta presión de tamaño de un
mil kilómetros. En las zonas anticiclón se predominan los movimientos
descendentes que despejan las nubes. Así fue en Rusia en 2010, por
ejemplo. Mientras, no existen herramientas para manipular los
anticiclones. No hay tales tecnologías. Por eso, todas las declaraciones
al respecto hechas por Irán son mera palabrería.
Las
acusaciones de Teherán de la generación de sequía parecen aún más
absurdos teniendo en cuenta que sus supuestos enemigos, o sea, EEUU
asimismo sufre de esta, recuerda ecólogo Alexei Yáblokov:
—Los
precios de productos alimenticios crecen en EEUU, porque la sequía
azota a un gran territorio del país. Esto fue pronosticado. Los
científicos especializados en climatología advirtieron ya hace varios
años que estaba produciéndose el cambio climático que provocaría sequía
en unas zonas y fuertes lluvias en otras.
Son
infundadas también las hipótesis sobre un supuesto uso de armas
climáticas contra Irán o contra Rusia en 2010. No hay pruebas de su
existencia. Se puede considerar que yoduro de plata es en cierta medida
puede calificarse como un tipo de este arma empleado por los
estadounidenses durante la Guerra de Vietnam. Esto les permitió
prolongar de treinta a cuarenta y cinco días la temporada de los
monzones en varias regiones estratégicas. En grandes dimensiones se
puede cambiar el clima solo por las explosiones nucleares, señala Alexei
Yáblokov:
—Las
explosiones nucleares elevan al cielo una cantidad enorme de partículas
suspendidas que oscurecen la luz del Sol y pueden provocar el cambio
climático. Pero en este caso, el clima no cambiará en un solo país sino
en todo el hemisferio.
En los 1970, se
desarrollaron las teorías del “invierno nuclear” en caso de un ataque
contra un enemigo. Además, se estudía la posibilidad de provocar un
terremoto o tsunami mediante la explosión nuclear. Tales investigaciones
terminaron en 1977, cuando la ONU aprobó la Convención sobre la
prohibición de utilizar técnicas de modificación ambiental con fines
militares u otros fines hostiles (ENMOD).
ek/as/ap
La Voz de Rusia
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