Chris Stevens |
Mohamed 570-632 D. d C. (mal conocido como Mahoma, pero cuyo nombre real es Abu Al-Qasim Mohamed Ibn ‘Abd Allāh Al-Hashimi Al-Qurashi) es el Profeta o mensajero de Dios venerado por todos los pueblos musulmanes. La ofensa a este, o la destrucción y quema del libro sagrado del Islam, el Corán, es considerado por muchas corrientes del Islam Político (los salafistas y los takfiristas en especial) como unas de las mayores blasfemias a la religión islámica que debe ser saldada con la muerte del blasfemo, sus familiares o representantes.
Desde los atentados terroristas a las Torres Gemelas (The World Trade Center) el día 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos (EE.UU.), los grandes medios de difusión de información occidentales han alentado y publicitado el odio y la xenofobia contra los pueblos musulmanes con claras intensiones políticas, señalando al Islam como “falsa religión”, al Profeta Mohamed como un “falso Profeta” y tildándolo como el personaje más violento y sanguinario de su época.
La Islamofobia creada por los laboratorios mediáticos transnacionales permitió a los estrategas EE.UU. crear las condiciones psicológicas en los pueblos de Occidente para justificar una peligrosa y guerra religiosa de los “buenos” contra los “malos” librada por las potencias dominantes, o como los pastores evangélicos de ese país prefieren llamar: la lucha del “bien” contra el “mal”.
Las olas de rebeldías populares contra el sistema económico y político imperante surgidas en los países árabes del Norte del África y en el “Medio Oriente”, y posteriormente degeneradas en contrarrevoluciones, permitió a los EE.UU. atraer y alinear de nuevo a los grupos anárquicos integristas del Islam Político en su estrategia que persigue la re hegemonía estadounidense en aquella región que se disputa contra Rusia, China y la influyente Irán.
El apoyo prestado por EE.UU., Francia y UK a los grupos integristas en Libia (Al-Qaeda del Magreb Islámico) contra la Jamahiriya de Muammar Al Gaddafi y el que brindan las mismas potencias a los Hermanos Musulmanes y Al-Qaeda contra el gobierno de Bashar Al Asad en Siria, muestra la retoma de la vieja estrategia estadounidense en la región.
Más, sin embargo, se tratan de grupos anárquicos integristas que no siguen una línea centralizada de operaciones militares, y que por su propia naturaleza y propósitos pueden escapar fácilmente al control de los EE.UU.
2.-- Muerte del embajador estadounidense en Libia
El Embajador de Estados Unidos en Libia, Christopher Stevens, el cónsul estadounidense y otros dos miembros del personal diplomático de la embajada de los EE.UU. en ese país han resultado muertos tras un ataque con misiles lanzado el día martes 11/9/2012 contra el consulado de ese país ubicado en la ciudad de Benghazi, por un grupo integrista que protestaba contra una película difundida por un pastor evangélico en los EE.UU., Terry Jones, en la que se ofendía al Profeta Mohamed y al Islam. Meses atrás el mismo pastor había promovido la quema de varios libros del Corán, situación que generó reacciones de protestas en varias partes del mundo islámico.
El embajador se había trasladado de Trípoli a Benghazi a evacuar a todo el personal que allí laboraba como medida de protección ante las violentas protestas que venían produciendo frente al Consulado estadounidense en esa ciudad, y en ese momento recibieron un ataque con granadas propulsadas lo que les ocasiono la muerte.
Esta vez Egipto, Túnez y Libia fueron sacudidas por fuertes protestas. La muerte del embajador estadounidense y tres diplomáticos en este último país revela la situación de incontrolable anarquía en la actual Libia post-Gaddafi.
Por muchos años los EE.UU., y sus aliados en la región árabe han armado y entrenado a diferentes grupos integristas salafistas y wahabistas del Islam Político (Al-Qaeda, Hermanos Musulmanes, entre otros) para destruir a los gobiernos Panarabistas, socialistas y a los partidos comunistas que han tenido importante participación en el desarrollo histórico de los procesos de liberación anticolonial emprendidos años atrás por aquellos países.
El actual gobierno libio dirigido por quienes conformaron el Consejo Nacional de Transición en Libia (CNT) funge como una figura representativa, pero el poder real se distribuye entre las diferentes agrupaciones que se disputan diferentes salidas políticas al conflicto interno generado tras la destrucción de la Jamahiriya Libia, y que van desde la proclamación de la autonomía de la región de Cirenaica, con Benghazi como capital, y Mizrata ubicada en el centro de Libia, hasta la repartición de las zonas petroleras de ese país.
El embajador estadounidense fallecido, Christopher Stevens, fue durante la invasión de la OTAN a Libia el segundo (ministro consejero) en la Embajada estadounidense, luego fungió como representante de los EE.UU ante el CNT en la ciudad de Benghazi, y después del asesinato de Muammar Al Gaddafi fue nombrado como Embajador de los EE.UU en ese país.
Las manifestaciones en repudio a las ofensas proferidas en un film de producción estadounidense-israelí al Profeta Mohamed y al Corán, también se han trasladado a Túnez. El día martes se registraron fuertes manifestaciones frente a la embajada estadounidense en ese país que fueron despegadas por la policía anti motines.
Las actividades xenófobas del pastor evangélico estadounidense Terry Jones, y la publicidad a ésta realizada por varios medios estadounidenses e internacionales, no pueden concebirse como un hecho aislado. Informaciones de fuentes locales, señalan que el MOSSAD israelí estaría detrás de estos hechos incentivando manifestaciones anti-islámicas en Occidente para despertar el repudio del mundo musulmán y de esta manera mantener y profundizar la desconfianza entre los grupos yijadistas y el gobierno de los EE.UU. De ser así, el MOSSAD pretende con esto influir contra la reelección del actual presidente estadounidense Barack Obama quien se ha mostrado contrario a las pretensiones belicistas de Israel de iniciar un ataque aéreo contra las instalaciones nucleares de la República Islámica de Irán.
Israel también apuesta en mantener la inestabilidad creciente en la región, ya que las victorias electorales obtenidas por las corrientes del Islam Político en la región podrían afectar sus intereses económicos en el Medio Oriente y el Norte del África.
Consecuencias:
El atentado ha sido dirigido contra Estados Unidos bajo la justificación de la profanación del Islam. Si bien en este análisis se reflejan otras causas e intereses. Así mismo hay una gran fragilidad del gobierno libio que se esfuerza por legitimarse con elección de legisladores, y ahora con el nombramiento de un presidente provisional.
No obstante EEUU, tal como lo hizo en 2001, tras el atentado de las torres gemelas (11 de septiembre), reclamará que los países OTAN tomen como una agresión contra ellos el atentando y eventualmente participen en una escalada de “justicia”, como prometió Obama, que se traducirá en una intensa cacería contra los terroristas o sospechosos de serlo. Por otra parte, la composición y efectividad gobierno libio será sometida a una exhaustiva revisión por EEUU y la OTAN.
El gobierno de EEUU ha reforzado las medias de seguridad en las sedes diplomáticas en Libia (Embajada y consulados), lo cual incluye aumento de la presencia militar. Es de esperar que haga algo similar en Túnez, Marruecos, Argelia, Egipto y en la Península Arábiga.
El pleno período electoral en EEUU, con toda seguridad los candidatos intentaran capitalizar la lucha contra el terrorismo.
Centro de Saberes Africanos /Equipo Investigador
Aparecido en http://www.rnv.gov.ve
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