La historia de Brandon Bryant comenzó en el 2007 como operador de drones para la Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Lo que pensó que era solo un trabajo mecánico, finalmente lo hizo sentir repugnancia de sí mismo y de su país.
Comentó a la BBC que perseguían a dos hombres hasta que
estos ingresaron a una casa, entonces decidieron lanzar allí el misil, pero
faltando seis segundos para que suceda el impacto, vio una pequeña figura que
ingresaba a la misma casa, luego todo ardió en llamas.
"Pedí a control central de cámaras que me dijera qué fue
eso que vi, me dijeron que después de analizar bien la imagen se trataba de un
perro", comentó.
"Pero yo sabía perfectamente que se trataba de un niño y
sentí repugnancia, ¿Cómo podrían nuestras acciones ser legales y justas?",
expresó dolido el joven.
Bryant
trabajó para las Fuerzas Armadas desde el 2007 hasta el 2011 como operador de
drones y participó en ataques con estas aeronaves no tripuladas en Irak,
Afganistán, Pakistán y Yemen. Este periodo de tiempo le bastó para dudar
de la verdadera lucha y ya no sabía identificar quienes eran realmente los
malos.
Comentó que el primer misil que lanzó cayó justo a los pies
de las personas que comenzó a dibujar en una Tablet. "Nosotros solo vemos
siluetas, sombras de personas en nuestra pantalla y las matamos", dijo.
"La gota que colmó el vaso fue cuando perseguíamos a un
ciudadano estadounidense quien decían que podría ser el próximo Osama bin Laden, pero
era un compatriota, una de las personas que yo juré proteger y en ese momento vi que nuestras acciones
estaban erradas. Fue entonces que decidí dar la espalda a todo eso y marcharme",
confesó el hombre que luego decidió retirarse para siempre de este trabajo.
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