Crueles alimañas. Eso y no
otra cosas son los hacedores y ejecutores cotidianos del terrorismo mediático
que están pendientes de la salud del Presidente Hugo Chávez. Representantes
desinformativos de las viejas políticas, escribas fracasados de tanto mentir,
tergiversar, omitir, buscan en las "primicias" y en los sitios donde su
comportamiento carroñero pueda construir una falsa realidad, los detalles
nauseabundos de algo que no pueden cambiar ni siquiera mintiendo. Chávez vive y
se recupera favorablemente, a pesar de sus agorerías, sencillamente porque el
Comandante pelea con todas sus fuerzas y vence a la adversidad, para volver al
seno de su bravo pueblo, que lo quiere y lo defiende.
El de estos medios es
el colmo de un comportamiento ponzoñoso. Primero fue la CNN generando dudas
sobre la última operación que sufriera el Presidente, y alentando (con su estilo
sibilino) una muerte próxima, luego les tocó el turno a sus adlateres de Miami,
quienes consultan habitualmente a un "médico" que dice saber lo que otros
ignoran. Y ahora le toca el turno, en esta escalada interminable, a los
directivos de esa central desestabilizadora que es el diario español El
País.
Parece, que los
hacedores de "el periódico global en español", compraron "mercadería podrida",
como se suele decir en Argentina, en la jerga del periodismo. Y les ocurrió
precisamente a ellos, que se jactan de dar lecciones de ética, que organizan
becas y talleres para que incrédulos aprendices (y no pocos veteranos) cronistas
latinoamericanos "aprendan" las maravillas que inculca la troupe de Juan Luis
Cebrián y sus bulldogs del Grupo Prisa. Ellos, que arman y desarman convenios
con otros periódicos del continente, algunos "progres" y otros a los que se les
descubren las entrañas derechistas, y desde allí desinforman sobre lo que ocurre
en Venezuela, en Cuba, en Iraq, en Palestina o en Irán.
Ellos, que en 2002 se
montaron a la ola de festejar el fracasado golpe de Pedro Carmona, "el Breve",
contra la Revolución Bolivariana.
Precisamente ellos,
los ponderados plumíferos de El País, adquirieron, pagando decenas de miles de
dólares, una falsa foto, donde supuestamente el Comandante Chávez yacía en una
camilla entubado y en estado comatoso. La imagen, lo denunció el periodista con
mayúscula que es Walter Martínez, de Telesur, correspondía a una operación de un
hombre muy parecido a Chávez, y data de 2008.
Pero los de El País no
son simples apéndices de una campaña, sino figuras destacadas en esta costumbre
de generar climas para atacar a gobiernos y pueblos que no comulgan con su
adhesión al capitalismo, y no satisfechos con lanzar en portada la famosa foto,
aprovecharon para disculparse sutilmente, embistiendo también contra Cuba, otro
de sus enemigos permanentes. Es así, como el diario madrileño precisa que no se
pudieron "verificar de forma independiente las circunstancias en la que fue
tomada la imagen, ni el momento preciso, ni el lugar. Las particularidades
políticas de Cuba y las restricciones informativas que impone el régimen lo han
hecho imposible".
Sin embargo, la
maniobra se les volvió en su contra, como un boomerang, y los hizo añicos.
Desesperados, por ver que habían cometido un papelón internacional (justamente
ellos, tan "serios" y "prolijos"), ordenaron levantar de la distribuidora, miles
de ejemplares que lucía la vergonzosa y sanguinolienta portada, y la cambiaron
por otra más acorde. Lo mismo hicieron con la "noticia" colgada en su página on
line. Bochorno, que seguramente le costará la cabeza a algún integrante menor de
la empresa (porque los de arriba nunca pagan los platos rotos) y a otra cosa. O
mejor dicho, a seguir conspirando para que Chávez sea derrocado, o Cuba renuncie
al socialismo.
Si no fuera porque
representan la flor y nata de un comportamiento deleznable en esta guerra en que
el capitalismo libra contra nuestros pueblos, esta sería un item más en el
manual del "perfecto terrorista mediático", pero lo que supone es mucho más
grave. Demuestra, que están decididos a hacer lo que sea para derrocar a Hugo
Chavez y apoderarse nuevamente de ese país que eligió hacer una Revolución
socialista de contramano a lo que determinaba el discurso políticamente
correcto.
Por eso es que hay que
estar alertas y movilizados, como lo ha hecho esta misma semana el pueblo
venezolano, evocando la caída del dictador Pérez Jiménez y advirtiendo a propios
y extraños, que son millones los que están dispuestos a defender con su propia
vida todo lo conquistado. Y en ese mismo plano, está la lealtad y el amor hacia
su máximo timonel, que pronto, restablecido y vital, volverá a sumergirse en el
devenir revolucionario. Más allá de lo que deseen Obama, la oligarquía
venezolana y el españolazo de Cebrián.
por Carlos
Aznarez
Director de Resumen
Latinoamericano
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