El asesinato del joven negro Michael Brown, en el estado de Misuri,
revela además cómo se tejen las mentiras en Estados Unidos.
Numerosas informaciones atribuidas, entre otros, a las agencias
cablegráficas AFP, REUTERS Y EFE, más declaraciones de testigos,
reiteran que lo mató un uniformado.
Por lo general coinciden en apuntar que la victima estaba desarmada y tenía los brazos en alto cuando la abatieron a tiros.
Para círculos oficiales tal situación resulta, obviamente, muy incómoda, y por lo tanto decidieron vender “su verdad”.
La echaron a rodar en Ferguson, cerca de St. Louis, eje de airadas
manifestaciones, pero la extendieron hasta lugares como Nueva York,
donde se repitieron.
Su primer objetivo consiste en frenar la exigencia de acabar de saber quién fue el policía que mató a Brown.
De ahí que este viernes, su hasta ayer jefe de ese cuerpo represivo
en Ferguson, Thomas Jackson, formuló una breve declaración a la prensa.
Según su texto, el homicida es el agente Darren Wilson, quien desde hace seis años presta sus servicios allí.
Jackson agregó que, respecto a su historial, Wilson “está limpio”, y
ahora fue atendido por las lesiones sufridas en su altercado con Brown.
A otra pregunta de reporteros contestó que se encuentra bajo licencia administrativa “con sueldo”.
El jefe policial también informó que, antes del conocido incidente,
el agente fue notificado por radio sobre el robo con fuerza en una
tienda del vecindario.
Al interpretarlo a su manera, Diario Las Américas comentó que,
aparentemente, eso explica la decisión tomada por Wilson de interceptar
a Brown.
O sea, y he ahí la ponzoña racista que asocia la imagen de un supuesto robo con un joven negro.
Así lo insinúa Diario Las Américas cuando escribe que tal combinación explica la decisión tomada por Wilson.
El jefe de policía, Jackson, entregó a periodistas un informe sobre lo acontecido que tampoco favorece al joven asesinado.
El jefe de policía, Jackson, entregó a periodistas un informe sobre lo acontecido que tampoco favorece al joven asesinado.
Según este documento, Brown es sospechoso del robo en una tienda y
fotografías tomadas por una cámara de seguridad muestran a un individuo
golpeando a un empleado para robar cigarrillos.
En las imágenes se ve a la persona con una camiseta blanca, pantalón corto beige y una gorra roja que le cubre el rostro.
Los videos grabados por testigos del tiroteo muestran a Brown con
camiseta blanca, pantalón corto beige y una gorra roja. ¿casualidad o
maquinación?
El robo, dijo Jackson, sucedió quince minutos antes de la
confrontación del policía y Brown, quien caminaba por la calle con su
amigo Dorian Johnson.
Dorian ha dicho que el uniformado se les aproximó y ordenó, con
lenguaje soez, abandonar la calzada, y después trató de introducir a
Brown por la fuerza en el carro patrullero.
Luego, han repetido Johnson y otros testigos, se escuchó un disparo y el joven trató de alejarse del vehículo.
Pero no pudo hacerlo, manifiestan, el agente lo siguió y le disparó varias veces, aún después que levantó sus brazos.
La conmoción del hecho ha sido extraordinaria, como se volvió a
probar este viernes con las vigías llevadas a cabo en unas 90 ciudades
de 35 estados del país.
Junto a ello, el despliegue de un "minuto de silencio” en honor a las
victimas del abuso policial tras la muerte del joven afroamericano en
Ferguson.
En Chicago y Washington DC, también con alto porcentaje de población
negra, se congregaron muchas personas bajo el mismo grito que en ese
pequeño territorio: ¡"Manos arriba, no dispare!".
Fue entonces que el gobernador de Misuri, Jay Nixon, decidió ejecutar
acciones de emergencia, comenzando por afirmar que se hará justicia en
el caso Brown.
Al mismo tiempo disolvió a su muy cuestionada policía y colocó su
jefatura en manos del capitán negro, Ronald Jonson, cuyo primer gesto
fue unirse a una manifestación en la localidad.
Dos tercios de sus habitantes son afroamericanos, a la inversa de la
composición blanca que hasta el momento prevaleció entre sus represivos
uniformados.
A la vez llegó un mensaje de Barack Obama desde su exclusivo retiro de vacaciones, y en su texto pidió el cese de la violencia.
También desde Paris llegó un análisis, firmado por Pierre Haski,
contenido en el sitio digital Rue 89, y cuya idea principal manifiesta:
“Ferguson se ha convertido en símbolo de los fracasos de la transformación de la sociedad estadounidense”. Vale suscribirlo.
Nicanor León Cotayo
CubaSí
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