Los rebeldes
respaldados por la CIA en Siria, que habían empezado a poner presión sobre las
fuerzas del presidente Bashar el Asad, se ven ahora bajo bombardeos rusos y con
pocas esperanzas de ser rescatados por sus socios estadounidenses, señalaron
miembros del gobierno de Estados Unidos.
En la última semana,
Moscú ha dirigido parte de su campaña aérea contra grupos financiados por
Estados Unidos y otros rebeldes moderados en un intento coordinado de
debilitarles, señalaron los cargos. El gobierno de Obama tiene pocas opciones
para defender a aquellos a los que armó e instruyó en secreto.
Otros altos cargos
entrevistados hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban
autorizados a comentar el tema de forma pública.
La CIA comenzó en
2013 un programa encubierto para armas, financiar y entrenar a una oposición
moderada a Asad. Se estima que desde entonces, la CIA ha entrenado a unos
10.000 combatientes, aunque el número actual no está claro.
El proyecto estaba
separado del programa del ejército, que entrenaba a milicianos dispuestos a prometer
que sólo atacarían al grupo EI. Ese programa militar está ampliamente
considerado como un fracaso y el Departamento d Defensa anunció el viernes que
abandonaría su objetivo de establecer una fuerza siria de instrucción
estadounidenses, optando a cambio por equipar a grupos ya establecidos para que
luchen contra el grupo extremista.
Durante años, el
proyecto tuvo tantos problemas que durante el verano algunos congresistas
propusieron reducir su presupuesto. Algunos rebeldes con apoyo de la CIA habían
sido capturados, mientras que otros habían desertado a grupos extremistas. El
programa de la CIA es la única estrategia adoptada por Estados Unidos para
derrotar por las armas a Asad. Oficialmente, Estados Unidos ha centrado sus
esfuerzos en combatir al grupo EI e instado a Asad en que deje el cargo de
forma voluntaria.
"Probablemente
entre el 60 y el 80% de las armas que introdujo Estados Unidos han terminado
con Al Qaeda y sus afiliados", dijo Joshua Landis, experto en Siria de la
Universidad de Oklahoma.
Pero en los últimos
meses, grupos con respaldo de la CIA que combatían con facciones más
extremistas empezaron a hacer avances en el sur y noroeste de Siria, según
cargos estadounidenses. En julio y agosto, rebeldes con apoyo de Estados Unidos
capturaron territorio en la llanura de al-Ghab, en el noroeste de las regiones
sirias de Idlib y Hama. La llanura es una barrera natural entre las zonas
controladas por los musulmanes suníes y la minoría alauí a la que pertenecen
Asad y sus grupos leales. La toma de la llanura de al-Ghab se consideró un hito
para debilitar a los alauíes.
Ese y otros avances
pusieron en peligro la capital, Damasco, según las fuentes.
Pero en los últimos
días, los ataques aéreos rusos han golpeado a los grupos en la zona, según el
Instituto para el Estudio de la Guerra, un grupo de estudios de Washington que
sigue de cerca la situación. Las bombas y misiles rusos han golpeado edificios
concretos relacionados con la oposición moderada siria, según un oficial
estadounidense conocedor de los datos de inteligencia.
Las autoridades rusas
insisten en que bombardean a milicianos del grupo EI y otros terroristas.
Los oficiales de
inteligencia estadounidense señalan que hay muchos factores detrás de la
intervención rusa: Moscú reafirma su posición como gran potencia, refuerza a
Asad y quiere asestar un golpe a Estados Unidos, que ha insistido en que Asad
debe marcharse para poner fin a la guerra civil siria.
Al Kremlin también le
interesa contener a EI, una organización que incluye a miles de combatientes
chechenos que podrían suponer una amenaza para Rusia, según las fuentes.
Pero a corto plazo,
"mi conclusión es que el momento de su intervención se debió a que Asad de
verdad entraba en un punto crítico", señaló el representante Jim Himes,
demócrata por Connecticut y también miembro del Comité de Inteligencia.
Washington está
teniendo problemas para encontrar una respuesta a las acciones de Rusia, pero
pocos creen que Estados Unidos pueda proteger a sus aliados rebeldes secretos.
El gobierno prácticamente ha descartado proporcionar a los grupos con respaldo
de la CIA misiles tierra-aire que puedan derribar aviones, temiendo que ese
armamento termine en las manos equivocadas, señalan las autoridades.
El representante Adam
Schiff, principal demócrata en el comité, indicó que Estados Unidos debería
considerar establecer una zona de exclusión aérea que ofrezca a los rebeldes un
lugar seguro desde el que operar, y derribar a los helicópteros sirios que
bombardean a civiles. Además, afirmó, Estados Unidos debería proporcionar armas
al gobierno ucraniano que combate a los separatistas respaldados por Rusia en
el este de Ucrania.
Establecer una zona
de exclusión aérea implicaría que el ejército estadounidense estuviera
dispuesto a entablar batallas aéreas con el gobierno Sirio, algo que no está
sobre la mesa.
El gobierno
"debate la necesidad de tomar más acciones o si es mejor dejar que Putin
se complique la vida por sí mismo", indicó el congresista en alusión al
presidente ruso, Vladimir Putin.
"Nuestras opciones
son mucho menores que hace dos o tres semanas", señaló el senador Angus
King, independiente por Maine, que forma parte de los comités de Inteligencia y
Servicios Armados. "No creo que haya ninguna respuesta sencilla...
Aumentar la implicación aérea se ha vuelto muy problemático por la intervención
rusa".
Por KEN DILANIAN,
Associated Press
No hay comentarios:
Publicar un comentario