Se esconden en todas partes. Con el uso de
lindas caras, palabras dichas en la manera justa y un fuertísimo respaldo
mediático internacional, se presentan al mundo como libres pensadores, libres
ciudadanos, hasta héroes. El anticubano, el mercenario y el manipulador llevan
consigo una serie de características bien definidas y muy evidentes. Por eso es
muy importante aprender a detectarlos. No hay que cometer errores ni caer en
simplistas divisiones sectarias de la sociedad cubana.
Para detectar a un anticubano averigüen su
incapacidad para amar al ser humano, su incapacidad para un verdadero
gesto de
auténtico altruismo. Para detectar a un anticubano háblenle de Patria,
contestará ‘desolación’, háblenle de internacionalismo, contestará
‘guerra’,
háblenle de solidaridad, contestará ‘mentira’, háblenle de mejorar,
contestará
‘destrucción’. Para detectar a un anticubano pregúntenle acerca de su
posición
hacia el terrorismo contra Cuba, contestará que no le interesa, que no
importa,
que es algo irrelevante para su Nación, que es una forma de lucha que no
apoya
pero no quiere criticar. Para detectar a un anticubano miren como
aprovecha de
una tragedia humana para lograr sus personales propósitos, miren como
usa el
sufrimiento, el hambre y la muerte de sus conciudadanos para especular y
llevar
adelante su impostor diseño político. El anticubano odia a Cuba y se
opone al bien de
todos. Rechaza cualquier proyecto político mayoritario, respaldado por
la casi
totalidad del pueblo. El anticubano es expresión de una ínfima e
insignificante
parte del pueblo que no ha aceptado perder sus antiguos privilegios. El
anticubano habla bien de la temporada de la tiranía batistiana, de los
supuestos logros de esa etapa histórica; sigue repitiendo un cuento
sobre una Cuba próspera y con altos índices de desarrollo durante la
dictadura de Batista. El anticubano dice que la Revolución ha convertido
a Cuba en un país pobre.
Para detectar a un mercenario pregúntenle
acerca de la procedencia de sus fondos y de sus sustentos, callará y les
acusará de ser propagandistas del régimen. Para
detectar a un mercenario (y anticubano) averigüen su posición hacia el
bloqueo
contra Cuba, dirá que no sabe, que no existe, que no importa a nadie o a
lo mejor que debería ser levantado porque es una excusa del gobierno
cubano. Nunca admitirá los innumerables daños sociales y económicos que
ha provocado a lo largo de los años. Para
detectar a un mercenario busquen su personal posición hacia la política
del
vecino del Norte: la olvidará, la justificará, dirá una vez más que no
le importa a nadie. Para
detectar a un mercenario pregúntenle de los Cinco cubanos encarcelados
en Estados
Unidos, seguirá diciendo que no le importa a nadie. El mercenario
establece qué es lo que
le importa o no le importa al pueblo de Cuba. El mercenario cree que el
apoyo financiero y mediático desde el exterior lo haya convertido
automáticamente en una persona influyente en su sociedad. El mercenario
se siente una estrella, sus lazos con poderosos gobiernos han aumentado
notablemente su ego. El mercenario pretende
salir por la prensa, radio o televisón, hablar con presidentes y
ministros de otros países. El
mercenario se autodenomina portavoz del pueblo de Cuba, pero que calla a
los
cubanos que no piensan como él.
Para detectar a un manipulador lean sus
textos y entenderán que dice todo y lo contrario de todo. Se encontrarán en el
reino del fraude, de la incoherencia y del absurdo. Para detectar a un
manipulador díganle que quieren ver las huellas de la represión que sufrió,
díganle que quieren ver su personal
diente caído, callará. Para detectar a un manipulador vean su parcialidad
hacia determinados asuntos y su desinterés para otros. El manipulador tiene una
evidente doble moral, en sus interpretaciones usa un absurdo doble rasero. Para
detectar a un manipulador háblenle de logros y de social, dirán que son
inventos, que son excusas, que no le interesa a nadie, otra vez. Para detectar a un
manipulador pregúntenle de los ciudadanos que no se oponen al proyecto
revolucionario, los llamará ‘apáticos’. Es fácil detectar a un manipulador. Para
el manipulador no existe realidad defendible, todo es apocalíptico, desolador,
oscuro. El manipulador habla de censura y usa insultos y ofensas contra un
pueblo entero. El manipulador esconde los vivaces colores de un pueblo y lo convierte
en una masa informe, gris, lúgubre y apagada. El manipulador habla de libertad
de expresión mientras que considera a si mismo la única expresión válidamente
libre.
Aprendan rápido a detectarlos. No es esto un llamado al odio o a la venganza. No es esto intento de exponer a estas personas a un escarnio público. Nada de todo esto. Sólo se ha tratato de un mensaje de indicación para que los interesados que quieren acercarse a la cuestión cubana sepan concientemente si están leyendo algo de cubano o de anticubano, para que sepan bien que no todos los que critican son mercenarios o manipuladores pero que a la vez sepan identificar cuando algo que se presenta como crítico es un acto de manipulación y mercenarismo.
Aprendan rápido a detectarlos. No es esto un llamado al odio o a la venganza. No es esto intento de exponer a estas personas a un escarnio público. Nada de todo esto. Sólo se ha tratato de un mensaje de indicación para que los interesados que quieren acercarse a la cuestión cubana sepan concientemente si están leyendo algo de cubano o de anticubano, para que sepan bien que no todos los que critican son mercenarios o manipuladores pero que a la vez sepan identificar cuando algo que se presenta como crítico es un acto de manipulación y mercenarismo.
Por Vincenzo Basile (Capítulo Cubano)
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