domingo, 22 de junio de 2014

Lo sucio del Mundial de Brasil

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El autor del artículo documentó los negocios en torno a la FIFA.

Joseph Blatter y su mafia del fútbol

Una vez más, lo hizo: el suizo Joseph Blatter, presidente de la FIFA, ha doblegado a una nación (ahora le tocó a Brasil) para hacer un festín personal de negocios inmensurables, corrupción y prácticas mafiosas. Esta vez no ha sido tan fácil. La descomposición emana por doquier y las acusaciones se multiplican. Como la de Diego Armando Maradona, quien ha pedido poner un alto “a los sobornos en la FIFA” y a que Blatter supedite el fútbol “a los negocios”. Hay que pedirle cuentas. Los excesos de Blatter y su mafia no son una novedad. Han corrompido a autoridades, han sobornado a dirigentes, se han enriquecido sin par con los mundiales y han permitido que su círculo cercano se apropie del mercado negro de los boletos para los campeonatos. Todo esto ha documentado el autor de este artículo -publicado en una revista mexicana- un prestigiado periodista escocés que aporta un dato esencial: los mexicanos Enrique y Jaime Byrom monopolizan los millones de boletos del Mundial. El párrafo anterior fue la contextualización que el medio de México realizó del texto del periodista escocés, publicado el 15 de junio, que este portal reproduce a continuación.

Palermo, febrero de 1987. Estamos en un huerto de naranjos fuera de la ciudad, filmando un pequeño edificio industrial. Ahora está abandonado, pero hasta hace poco era una planta extractora de jugos. Según declaraciones presentadas ante el departamento de subvenciones de la Unión Europea, fue la planta más activa del mundo.

La mafia la utilizó para presentar masivas solicitudes fraudulentas de subvenciones para jugo de naranja que nunca existió. Sobornó e intimidó a funcionarios para refrendar sus afirmaciones, y robó millones de dólares. La estafa terminó, y los mafiosos escaparon. Pero esto es Sicilia, y están por todas partes, observando.

Una limusina grande y negra con los cristales entintados de negro se detiene junto a mí y mi equipo de filmación. Del vehículo emerge un hombre corpulento y camina hacia nosotros. Gesticulando por encima de su hombro hacia una persona invisible pero obviamente importante detrás de los vidrios polarizados, anuncia bruscamente en un mal inglés: “‘E says you no film ‘ere” (“Él dice que no filmen aquí”).

Finjo no entender, lo que le da tiempo a mi camarógrafo para tomar un par más de imágenes del exterior del edificio en desuso. Cuando los ojos del siciliano comenzaban a inflamarse de ira, le tomé una mano, la agité con firmeza y dije: “Arrivederci”, para luego gritar a mi equipo: “¡Es hora de irnos!”.

No fue un buen día. Antes habíamos conducido hasta el pequeño pueblo de Altofonte, en las colinas de Palermo. Sabíamos que era el hogar de un jefe de la mafia que ahora era su principal hombre en Londres. Las calles eran estrechas, con altas paredes blancas irguiéndose a ambos lados de nuestro auto alquilado. Tomamos un giro ciego y abrupto a la izquierda y nos encontramos en otra calle estrecha… y quedamos enfrentados a cuatro caballos negros con penachos también negros en sus cabezas. ¡Oh, no! Un funeral. Encontramos espacio para deslizarnos por el costado de los caballos y la carroza de cristal. No nos atrevimos a llamar la atención de nadie en la columna de dolientes que caminaban detrás. Sin demora, encontramos otro camino para salir de la ciudad.

Luego, una noche de esa semana fuimos escoltados por policías armados a través de corredores de concreto y gruesas puertas de acero a prueba de explosiones por un laberinto que está debajo del Palacio de Justicia de Palermo. Llegamos a la pequeña oficina del juez Giovanni Falcone, un hombre jovial cuyos éxitos contra la mafia hicieron que se convirtiera en el principal blanco de los delincuentes. Él dejó los informes de inteligencia que estudiaba, sacó una botella de whisky escocés y nos ilustró con información acerca de los gángsteres que investigábamos.

Cinco años más tarde, la mafia logró asesinar a Falcone y a su esposa. Su coche se desintegró cuando media tonelada de explosivos fue detonada en una alcantarilla de la autopista que conecta el aeropuerto de Palermo con la ciudad.

Completé la película, que revela cómo la mafia lavó millones de dólares de la venta de heroína en Estados Unidos a través de los bancos de la City de Londres y se llevó ese dinero a Italia. Después quise saber más acerca de cómo operaba la mafia. Estudié ensayos e informes de agentes de policía de alto rango y criminólogos que examinan estructuras de organizaciones del crimen organizado. Esto se convirtió en una preparación esencial para investigar las federaciones deportivas internacionales.

Estuve husmeando alrededor de la FIFA en la década de 1990, y a partir de 2000 comencé a centrarme en Joseph Blatter y João Havelange. Pronto me di cuenta de que estaba de vuelta ante el espíritu oscuro de Sicilia, pero trasladado a otro continente.

Viajé más atrás en el tiempo, investigando y leyendo, y llegué a Bangu hace 50 años. Desde el mundo de los bicheiros viajé a Europa y descubrí maletas secretas llenas de lingotes de oro recogidos en Zúrich. Siguiéndolas se completó el círculo de nuevo en Copacabana y ahora… en la Copa del Mundo de 2014.

1 Bienvenidos a Río. 

Los gángsters amigos de Havelange no pueden parar de matar


8 de abril de 2010, Avenida de las Américas, Río de Janeiro. ¡Boom! El Toyota Corolla está blindado, pero el acero extragrueso de las puertas no protege al conductor adolescente de la bomba plantada debajo de su asiento. Los guardaespaldas que viajan en los dos autos de atrás sólo pueden llorar a Diogo Andrade, de 17 años de edad, quien resultó asesinado. Quizás nunca encuentren todas las partes de su cuerpo.

Su padre, Rogério, sentado en el asiento del copiloto, sale sólo con una fractura en la nariz. Más tarde, en una cama de hospital en Barra D’Or, comienza a tramar la venganza. Sabe quién ordenó el atentado.

Conductores conmocionados, resguardados detrás de los restos a lo largo del bulevar en Barra da Tijuca, que corre paralela a las resplandecientes playas, salen a ver cómo la policía y los paramédicos, bajo el sol brillante de la mañana y usando guantes de goma, recogen las partes del cuerpo que encuentran en la cuneta. Miran anonadados la maraña humeante de restos del Corolla y de otro coche destruido, atrapado en la explosión. Son esas guerras de pandillas… ¿Nunca van a parar?

Es la primavera de 2010. Los contratistas y sus poderosos amigos esquilman a los contribuyentes con planes extravagantes para la remodelación del estadio Maracaná, reduciendo los asientos populares para hacer espacio para cubículos de lujo que sólo los grandes magnates internacionales pueden permitirse.

Bienvenidos a Río, donde los gángsters de cuello blanco luchan, empleando a abogados y políticos como armas, por la riqueza que la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos pueden proporcionarles. Más visible –en la Avenida de las Américas– es otra de las batallas de Río de Janeiro: una familia mafiosa dividida por las apuestas y el comercio de cocaína en la ciudad.

Olvídese de los traficantes de drogas de poca monta en las favelas de las laderas, con las mejores vistas sobre el océano, intercambiando balas con la Policía Federal y el ejército, limpiadores étnicos despejando el camino para la llegada de las cadenas hoteleras. La tierra es uno de los bienes más preciados de la ciudad, y si las casas tienen que ser demolidas, eso es lo que hay que hacer para construir una economía del Primer Mundo, y depositar los beneficios en bancos del Caribe.

Estos asesinos, abajo en el bulevar, son miembros desde hace mucho tiempo de otra élite, celebrada en los medios de comunicación y en el mundo del deporte, y protegida por policías y políticos corruptos.

Los ecos de la explosión rebotan en los morros ¿El Cristo Redentor derramó alguna lágrima por la pérdida del joven, desde la cumbre del Corcovado? João Havelange, descansando en su elegante apartamento, se estremece. Esta violencia vulgar es innecesaria. ¿Acaso no había hecho él todo por la familia Andrade? ¿Poner al Padrino de Río a cargo de la selección nacional? ¿Haberle dado el prestigio del futbol? Trató de alejar a la policía antimafia. Y cuando esa maldita jueza no quiso dejarse intimidar, ¿acaso no lo visitó en la cárcel?

Su viejo amigo Castor, tío abuelo del joven muerto, había mantenido la ciudad ordenada. Los asesinatos, al mínimo. Había pagado el Carnaval para las masas de Río. Al mismo tiempo, el patricio Havelange aprendía cómo crear una familia delictiva global sin una muerte, ni siquiera una pierna rota. El dinero era el lubricante, suministrado por las marcas globales y las cadenas de televisión, compitiendo para obtener una tajada de la mercancía que él controlaba.

En otra parte de la ciudad, Romário [el astro del futbol brasileño] habla con funcionarios del Partido Socialista Brasileño. Quiere expulsar a Ricardo Teixeira, presidente desde hace mucho de la Confederación Brasileña de Futbol, y a su camarilla corrupta, que han dominado y robado del juego en Brasil durante décadas. Una forma sería la de postularse para el Congreso en seis meses. Los políticos tienen poder. Y está Ivy, su querida hija de cinco años con Síndrome de Down. Romário ha descubierto de primera mano lo poco que su país provee para los discapacitados. Algunos fines de semana juega a beneficio en pequeñas ciudades para recaudar fondos con el fin de construir las instalaciones necesarias para ellos.

Los jefes del futbol de Brasil se ríen. ¿Romário? Es otro playboy estrella. Ya colgó los botines. Sus días de delantero terminaron. ¿Qué tipo de amenaza puede representar este niño de las favelas para ellos, hombres de poder, riqueza y que cuentan con un escuadrón de políticos obedientes en su nómina?

El rugido de la explosión letal en la Avenida de las Américas no se escucha en la lejana Johannesburgo. Faltando ocho semanas para el partido inaugural en el estadio Soccer City, Joseph Sepp Blatter y sus capos sudafricanos tienen suficientes problemas. Indignados por la especulación del precio de los boletos, los aficionados se están quedando en sus casas. En los municipios, los ciudadanos protestan diariamente, los “disturbios de los servicios públicos” envían el mensaje a los políticos de que el dinero se debe gastar en hogares, agua, plantas de aguas residuales y empleos, no en estadios que se convertirán en elefantes blancos. Pero ellos, ¿por qué iban a escucharlos? Tienen a la policía para golpear a los revoltosos.

La Copa Mundial es una buena noticia para mucha gente. Como para un sobrino de Blatter, Philippe, quien es accionista de la empresa Match Event Services. Los dueños de la mayoría de acciones son los hermanos mexicanos Jaime y Enrique Byrom, con sedes en Manchester, Inglaterra; Zúrich, Suiza; y con algunas de sus cuentas bancarias en España y la isla de Man.

Los hermanos Byrom no están felices. Joseph Blatter les otorgó el lucrativo contrato de 2010 de la hospitalidad dirigida a los clientes ricos del futbol, sobre todo del extranjero. Por si eso no fuera suficiente, también les dio el contrato para administrar y distribuir los 3 millones de boletos. Los hermanos están cobrando las tarifas más altas por hoteles y vuelos internos, y esperaban obtener enormes beneficios. En cambio, están en camino de perder 50 millones de dólares. Planean compensar estas pérdidas en Brasil. Mientras tanto, se disponen a suministrar al vicepresidente de la FIFA, Jack Warner, boletos para vender en el mercado negro, como lo hicieron en Alemania en 2006.

Los ancianos codiciosos de la FIFA no oyen la explosión. Escuchan sólo el roce de billetes verdes. Este año, 2010, va a ser el más opulento para ellos. Cuatro meses después de la Copa del Mundo deberán decidir qué país albergará el Mundial en 2018. Preocupados porque quizás no estén vivos para embolsarse más sobornos en otros cuatro años, cuando tendrán que elegir un anfitrión para 2022, anuncian que votarán por la sede para los dos torneos en diciembre de este año. Regalos de Navidad por partida doble.

2 ¿Quieren entradas para el mundial?

Los hermanos mexicanos tienen montones


Imagine los 3 millones de entradas para la Copa Mundial apilados como una montaña de cartón. ¿Le encanta el futbol? ¿Quiere una pequeña parte de esa montaña? Puede probar con las loterías de la FIFA o comprar uno a través de las asociaciones nacionales.

Todos los hinchas son iguales en la competencia por los boletos preciosos. Usted pierde… pero la FIFA dice que fue una competencia justa. La montaña ha desaparecido. No se preocupe, la próxima vez tal vez, en cuatro años, en otro país, es posible que tenga suerte.

La FIFA advierte que no se debe comprar boletos a distribuidores “no autorizados”. Los sicarios de Herr Blatter tienen el poder para imponer severas sanciones a lo que él llama actividades “ilegales”. Sus entradas pueden ser canceladas en la puerta del estadio si usted no compró a través de sus agentes seleccionados. Sepp le pide que crea que cuando no están vendiéndole boletos, con sus cargos extra y márgenes de ganancia, están vigilando y sofocando lo que él llama “el mercado negro”. No permitirá que exista un mercado paralelo, abierto y competitivo, como se encuentra en cualquier otro tipo de negocio. La industria de entradas para la Copa Mundial de futbol debe seguir siendo un monopolio no regulado.

Mire otra vez esa montaña, pero esta vez imagine que es un iceberg flotando en el océano. De repente la cantidad de entradas disponibles para los aficionados se ha reducido. ¿A dónde se fueron? Ahora eche una ojeada debajo de la superficie, y podrá vislumbrar otro mundo, donde las entradas con que usted sueña flotan, tentadoramente, fuera de su alcance.

Quizás haya sólo tres pescadores en todo el mundo que realmente saben qué pasa en esas oscuras profundidades: Sepp y Jaime y Enrique Byrom. Joseph Blatter conoce a los hermanos Byrom desde 1986, cuando la Copa Mundial se realizó en México, la tierra natal de ellos. En aquellos días, Sepp era el secretario general de la FIFA, y realizaba todos los deseos de su jefe, João Havelange.

Herr Blatter sabía que los Byrom eran cercanos al jefe del futbol mexicano, el magnate Guillermo Cañedo, uno de los vicepresidentes de la FIFA. Cañedo a su vez era del círculo de João Havelange, el presidente de la FIFA. Sepp trabajaba para Havelange. Había que cuidar a cualquier amigo del presidente. Los hermanos Byrom, entonces en sus treinta y pocos años, estaban organizando excursiones a la Copa del Mundo y, al estar bien conectados, tenían un gran futuro haciendo negocios con la FIFA.

Los Byrom prosperaron, se mudaron a Inglaterra y ahora manejan una gran parte de las operaciones de la Copa Mundial de la FIFA desde un moderno edificio de dos pisos en un parque empresarial en los verdes suburbios al sur de Manchester. Una de sus empresas es Byrom Holdings, con sede en la isla de Man, donde no tienen que rendir cuentas financieras. Los hermanos han adquirido viviendas agradables en pueblos de primer nivel en la campiña de Cheshire, y se codean con los futbolistas estrella de los dos grandes clubes de Manchester.

Todas las entradas para cada partido de una Copa Mundial pasan por las computadoras de Jaime y Enrique. Y, sin importar lo que Sepp te diga, algunas terminan en manos de comercializadores. A lo largo de los años, los boletos han pasado por un polaco experto en artes marciales, estafadores del Caribe, un hombre muy gordo en la Torre Trump, arregladores de Europa del Este, de hecho, por todo el mundo, todos haciendo negocios secretos en la gran parte inferior del iceberg, con la bendición de los altos funcionarios de la FIFA. Un comerciante de entradas me dijo que “hasta 40 por ciento de los tickets sale por la puerta trasera de la FIFA”. Eso me sorprendió. Yo había pensado que tal vez era 10 por ciento.

Hace una década, en 2003, Sepp y sus amigos más cercanos en Zúrich premiaron a Jaime y Enrique, que es el que tiene barba, con el contrato de venta de entradas para el Mundial de Brasil. Más tarde les concedieron otro beneficio: 450 mil de las mejores entradas para vender en paquetes de hospitalidad para los grandes clientes, esos que usted puede ver en los palcos de lujo alrededor de todo estadio moderno. Entre ellas, 12 mil de las mejores entradas para la final el 13 de julio, sólo para esos sectores. Es totalmente apropiado que el champagne Taittinger tenga un contrato exclusivo para servir bebidas.

El alquiler de estos palcos VIP, con sus cocineros y camareras para entretener a sus compañeros de trabajo, puede llegar a costar más de 2 millones de dólares. Jaime y Enrique esperan que cada uno de los que adornan el Maracaná y los demás estadios será rentado. Después de las pérdidas que tuvieron en Sudáfrica, ello es vital para el futuro de su negocio.

Es la Navidad de 2005 en Trinidad y Tobago El equipo nacional se ha clasificado para la próxima Copa del Mundo en Alemania, y los aficionados sueñan con adquirir boletos. El periódico Express se publica todos los días en Puerto España, y el reportero Lasana Liburd presenta el inesperado regalo de una portada para el vicepresidente de la FIFA, el trinitario Jack Warner. Repartida en las ediciones de tres días, una investigación exclusiva expone las relaciones de Jack con Jaime y Enrique.

Warner, como siempre lo hace en cualquier competencia de futbol, está ejecutando sus chanchullos con los boletos. Liburd revela que la empresa familiar de Warner, Simpaul Travel Services Limited, está adquiriendo boletos de los hermanos y revendiéndolos en paquetes. Esto viola las reglas de la FIFA. Que un jefe de la FIFA esté cosechando ganancias con las entradas para la Copa Mundial enoja a aficionados en todo el mundo.

El hermano Enrique es enviado a Trinidad para apagar el incendio. Presenta un informe para la FIFA en el que afirma que a Trinidad se le han suministrado 10 mil 749 entradas. La historia de Jack es que algunas van a sus patrocinadores locales, y otras son distribuidas en la isla para la gente del futbol local. Simpaul, una empresa de Warner, sólo está obteniendo una miseria de mil 774 tickets para vender, empaquetados con habitaciones reservadas a través de los hermanos mexicanos.

Esto, según resultaría, era sólo la punta visible del iceberg de 2006 de Warner. En las profundidades del mundo subterráneo y oscuro de la FIFA, Blatter, Warner, los hermanos y los boletos representan otra operación que implica miles más de pedazos de cartón. Tomará muchos meses más terminar de descubrirla.

Jaime, Enrique y Jack tenían problemas. Los auditores estaban mirando dentro del agua oscura. Pronto pudieron discernir que el año anterior, en junio de 2005, los Warner habían ordenado a los hermanos un total de más de 5 mil entradas para la Copa del Mundo en Alemania.

Las habían encargado en nombre de empresas comerciales de viajes que las empaquetarían con habitaciones y vuelos, y las revenderían.

Una vez más, los Warner estaban utilizando su empresa para camuflar el trato. Se trata de una clara violación de las normas de la FIFA, y debió desatar penalidades draconianas.

Lo que era más importante aun para los hermanos era que si agentes autorizados descubrían que su legítimo negocio estaba siendo socavado por ofertas internas, podrían disparar reclamos masivos de indemnización.

El primer informe de los auditores fue entregado a la FIFA el 11 de abril de 2006 y hubo pruebas suficientes para expulsar a Jack Warner, quien había ordenado 5 mil 400 entradas para revender. Pero un castigo público pondría el foco en los Byrom, que las suministraban. El escándalo fue ocultado.

Los hermanos tuvieron que ser mencionados, pero eran demasiado valiosos para la operación de Blatter como para ser eliminados. ¿El severo veredicto sobre Jaime y Enrique? “Su conducta no ha estado libre de errores”. ¡Wow! Eso fue todo. Game over. Y vuelta a la normalidad.

* * *

Otra Copa del Mundo, esta vez en Sudáfrica, y la pandilla está toda aquí, con un nuevo jugador en el equipo. El sobrino de Sepp, Philippe, se les ha unido; su trabajo diurno es ser el jefe ejecutivo de la empresa de marketing deportivo Infront, con sede en Zug. Infront está en las mismas oficinas donde una vez Jean-Marie Weber –llamado El Hombre de la Bolsa y gerente de una empresa de marketing que entregó 100 millones de dólares negros a funcionarios deportivos de todo el mundo– organizó los sobornos de International Sport and Leisure (ISL) para los muchachos de Brasil. El Tío Sepp ha premiado a Infront con sabrosos contratos de marketing y derechos de transmisión de la FIFA.

Ahora Infront, del sobrino Philippe, ha adquirido un 5 por ciento de Match, la empresa propiedad de Jaime y Enrique Byrom que tiene los contratos exclusivos de hospitalidad de la Copa Mundial, destinados a las grandes billeteras del mundo corporativo. Como decíamos, se puede ver a estos asistentes en lo alto de cada estadio, disfrutando de las mejores vistas, con champagne y excelente catering en palcos VIP. Sepp les ha concedido 380 mil boletos para vender en sus paquetes de lujo.

Hay un montón de jugosos contratos para el suministro de servicios a la Copa del Mundo, y a los mexicanos les está yendo bien. Después de México 86, ofrecieron recorridos para los patrocinadores en Italia 90 y proveyeron una salida estrecha cuando los boletos se hicieron difíciles de conseguir para la final, en Roma.

En Estados Unidos 94 los Byrom se convierten en proveedor “oficial” de alojamiento para aficionados y para el congreso de la FIFA. Han mantenido ese negocio, lo están haciendo para Brasil 2014 y otra vez lo harán en Rusia 2018. En 2002 obtienen el negocio de venta de entradas de la Copa Mundial. En el camino se quedan con la Copa Ryder de golf, el rugby europeo y el tenis francés.

En 2003 Sepp Blatter premia a los hermanos Byrom con el contrato para manejar los millones de entradas para la Copa Mundial Sudáfrica 2010. Y hubo más. También les dio el negocio de los boletos para el siguiente mundial, que se realizaría 11 años más tarde: Brasil 2014.

“Quedé asombrado cuando vi los precios de las entradas para Sudáfrica”, me dijo un hincha. El asiento más barato para la fase de grupos en Alemania había sido de 49 dólares, pero lo habían encarecido a 88 dólares para 2010. Esto era inaceptable para la mayoría de los fans. Entonces descubrimos que el boleto menos costoso para la final había subido de 168 a 440 dólares. Y era aún peor. En sus paquetes de hospitalidad, los Byrom estaban cobrando 755 dólares por vuelos internos entre las ciudades donde se jugaría la Copa Mundial. Las aerolíneas locales sin lujos sólo estaban pidiendo entre 140 y 196 dólares.

Desde febrero de 2010, Jaime y Enrique empezaron a volcar al mercado muchas de las un millón 900 mil noches que habían reservado en hoteles, tanto espléndidos como modestos. A medida que se desaceleró la venta de entradas, organismos públicos como ayuntamientos y empresas de servicios comenzaron a comprar boletos y a distribuirlos entre sus empleados. Se reclutó a escolares para llenar los asientos cuando comenzó el Mundial. Los políticos sudafricanos no podían quedar en ridículo. Las cadenas de televisión que habían pagado millones no estarían felices mostrando estadios medio vacíos.

Dos semanas antes del Mundial la prensa informaba que más de 160 mil entradas todavía estaban sin vender. En la víspera de su inicio los vendedores de billetes en los bares de los hoteles de Johannesburgo estimaban que sólo 60 por ciento de las entradas se habían vendido a su precio completo. Después de la Copa Mundial se informó que un millón 200 mil entradas no se habían vendido, pero en su sitio de internet los Byrom afirmaron que 97.5 por ciento de los boletos –2 millones 967 mil de ellos– había sido adquirido.

Un año después, en junio de 2011, los hermanos aceptaron que se habían quedado cortos en 50 millones de dólares con respecto a su objetivo de ventas. Su portavoz negó rotundamente que fuera un desastre para la empresa, porque habían “hecho una inversión financiera a largo plazo en su proyecto para 2010 y 2014”. Así que empiezan su negocio en Brasil con 50 millones de dólares menos en el bolsillo. ¡Es mejor que los palcos VIP del estadio Maracaná estén llenos!

Pero las operaciones brasileñas de Jaime y Enrique están recibiendo ayuda de Sepp. En la página 19 de la contabilidad de los Byrom para el año fiscal finalizado en marzo de 2012, revelan un préstamo de 6 millones 210 mil libras esterlinas de la FIFA “para financiar la obligación que tiene Match Services AG de proporcionar servicios de alojamiento para la Copa Mundial de 2014 en Brasil”. No es sólo un apuntalamiento de 6 millones de libras, sino que además ¡el préstamo es sin intereses! Este acuerdo aparentemente tan cariñoso no se contabiliza en las cuentas de la FIFA.

¿Cómo consiguieron el contrato de hospitalidad para Brasil? Hubo un proceso de licitación y les fue otorgado a los hermanos en 2007 por el Comité Ejecutivo de la FIFA. El vicepresidente Jack Warner controlaba tres de los 23 votos. Después de sus tratos con los hermanos en 2006, y sus planes secretos para hacer negocios con ellos de nuevo en 2010, seguramente le habrían parecido los mejores candidatos. La cereza del pastel de los Byrom era que también consiguieron el contrato para 2018.

Para Jaime y Enrique, la FIFA es una bendición que sigue proveyendo. En noviembre de 2011 el acuerdo de hospitalidad de Match se extendió a 2023, “tras una evaluación de la industria realizada por la FIFA”. Esta vez no se molestaron en llamar a licitación.

El anuncio formal puede haber sorprendido a algunos. “El acuerdo también fortalece aún más la lucha de la FIFA contra la reventa de entradas. Gracias a su experiencia e instalaciones de vigilancia, Match Hospitality estará en condiciones de ayudar a la FIFA para hacer cumplir las disposiciones que regulan la venta de paquetes de hospitalidad, previniendo que distribuidores no autorizados convenzan a clientes corporativos y particulares de comprarles este tipo de paquetes”.

No conoceremos cuánta verdad hay en esa declaración hasta el 12 de junio de 2014, cuando la Copa del Mundo comience en São Paulo. ¿Realmente los salones VIP estarán llenos de potentados?

3 La pandilla está acá en São Paulo

Afuera, las víctimas furiosas de los ladrones de la FIFA


10 de junio de 2014, Transamerica Expo Center, São Paulo. El presidente está casi listo para entrar al escenario. Antes, dedica unos momentos a charlar con sus invitados personales. La última vez que estuvo al frente de un congreso en América Latina fue en julio de 2001, en Buenos Aires. Un pelotón de escritores de discursos, vestuaristas y maquilladores, traídos de Europa por el sobrino Philippe y sus colegas de McKinsey con un costo considerable, lo había preparado para su acto. Ese día había aplastado a sus críticos.

El gas lacrimógeno se está acumulando afuera, así que no sabe si todos sus delegados y los autobuses que los transportaban pudieron llegar, atravesando las protestas, las banderas y los cánticos: “Queremos escuelas y hospitales ‘patrón FIFA’”. Esto se verá horrible en los programas de noticias. La policía montada cargando contra los manifestantes, blandiendo sus toletes, rociando gas lacrimógeno en las caras de quienes protestan.

Algunos de sus presidentes de federaciones nacionales se han quedado en sus hoteles con montones de entradas, esperando a los comerciantes extranjeros que traen bolsas de dinero.

Hay problemas por todas partes. Tiene que haber una conferencia de prensa mañana. ¿Algún reportero lanzará un zapato?

¡Tengo amigos en todas partes! Dígale “¡Hola!” a Ron Noble, que es otro de los invitados, aquí en Brasil; Ron es jefe de la Interpol y tiene una línea directa con todos los policías del mundo. Fue un placer haberle entregado un cheque por 20 millones de dólares en 2012, e insistimos en que sólo era para ayudar en la lucha contra el arreglo de partidos. Por favor, no más chistes malos sobre Al Capone y John Gotti pagando a los policías.

Ron entiende que no se gana nada con volver al pasado para revisar aquellas decisiones de la Copa Mundial en 2002, cuando la pequeña Corea del Sur derrotó a Italia y a España. Ron tiene un programa de la Interpol para la integridad en el deporte, y todos estuvimos orgullosos cuando fue reelegido como secretario general de Interpol en Doha, tres semanas antes de que a Qatar se le adjudicara la Copa del Mundo de 2022. ¡No! No más bromas sobre Qatar, es degradante para todos nosotros, y molestan a la delegación de Qatar, que nos ha traído tan lindos regalos.

Cuando le dimos los 20 millones de dólares en nuestro Congreso de Budapest en 2012, Ron respondió generosamente y dijo que con “el buen trabajo de la Fuerza Especial de Transparencia y Cumplimiento, ninguna persona objetiva puede razonablemente cuestionar si el liderazgo de la FIFA ha tomado medidas serias para combatir la corrupción, fomentar la buena gobernanza y garantizar una mayor transparencia en el futbol”.

Sí, el policía más importante del mundo dijo eso. Esos fueron unos 20 millones de dólares del futbol mundial bien gastados.

Ron la pasará muy bien aquí en Brasil con sus viejos amigos. Trabajó en la investigación de los negocios de petróleo por alimentos de Irak, junto al profesor Mark Pieth y Michael Garcia (Michael fue vicepresidente de la Interpol).

También junto a ellos en la Interpol, y en la investigación de Irak, estuvo ese policía australiano Chris Eaton. Es una pena que nadie importante haya sido arrestado por el escándalo de Irak. Más adelante, Chris vino a trabajar con nosotros en la FIFA en Zúrich, en el arreglo de partidos.

Actualmente es director de Integridad en el Centro Internacional para la Seguridad en el Deporte en Doha, generosamente financiado por el emir. ¡Eso debería eliminar esas tontas acusaciones sobre el Mundial de 2022!

Pero Qatar es un problema que nunca acaba, y tener a Garcia en mi nómina es vital para evitar comentarios sobre sobornos. Fue un regalo del cielo cuando el Daily Telegraph de Londres reveló, en marzo de este año, que Mo estaba depositando a Jack y sus codiciosos hijos un par de millones de dólares en el momento de nuestro voto para darle la Copa de 2022 a esos encantadores jeques billonarios.

Tuve que mantener la cara seria cuando les dije a los periodistas: “No tengo ni siquiera el derecho” de discutir sobre estas acusaciones documentadas. ¡Pero se tragaron esas tonterías! Reescribir el Código de Ética para no tener que responder a preguntas difíciles fue mi obra maestra.

Por supuesto, si llega el momento de abandonar a Qatar, como deberemos hacer eventualmente, entonces le diré que haga una gran escena con ello.

Deberé irme un momento. Otro presidente llegará pronto. Pero seamos claros: el futbol me ama. Pregúntele al Káiser, Franz Beckenbauer, que está allí de pie. ¡Oh, Fedor Radmann está con él! Y Peter Hargitay, mi asesor sobre medios de comunicación, con su hijo Stevie. Esos tres no son populares en Australia. Pero Peter ha hecho un gran trabajo para mí durante los últimos 10 años, desviando a los reporteros de la historia de ISL. Ha sido un gran gestor de crisis.

¡Ah!, una última cosa antes de subirme al escenario, debo ser fotografiado dándole la mano a Jérôme Champagne. Todos los delegados verán que él tiene mi bendición. Manténganlo visible, manténganlo en el juego. Ha publicado tres declaraciones graves y muy aburridas sobre por qué él debería sucederme como presidente. Un total de 9 mil 600 palabras, y ninguna crítica a mí. La palabra “corrupción” aparece dos veces, pero culpa por ella a fuerzas externas a la FIFA. ¡Ese es mi muchacho!

Si este Mundial sale muy mal, estaré acabado. Pero Platini debe ser bloqueado. Si Champagne toma mi lugar, los archivos seguirán siendo secretos. Al dejar el puesto, puedo organizar los votos suficientes para que él tome el control. Exactamente el mismo juego que jugamos Havelange y yo en 1998.

4 Blatter es intocable

Es jefe de jefes, jefe supremo de seis familias


Las sillas parecen incómodas, y no hay duda de que es a propósito. El presidente no quiere que usted se quede mucho tiempo porque le importa una mierda quién es usted y por qué está aquí. Puede que ya se haya olvidado de su nombre. Él tiene su plan de supervivencia armado, los votantes ya están pagados, y nada de lo que usted diga o haga puede cambiar eso. Tiene todo lo que necesita: miles de millones de dólares de la Copa Mundial, a Putin y al emir. Si usted vota en su congreso, aquí hay más dinero para “desarrollo”. Que descanse en paz en las Islas Caimán, Chipre o inversiones inmobiliarias en Dubái.

El comunicado de prensa, ya escrito (sólo habrá que completar la fecha y el nombre), hará hincapié en la armonía, el carácter positivo de la reunión. Entonces, sr. o sra. visitante, ¿podría, por favor, irse a la mierda y dejarme tranquilo para calcular quién, en mi máquina electoral, necesita lubricación adicional?

Ah, antes de irse, debemos ser fotografiados juntos, mientras le hago entrega de uno de nuestros banderines azules y dorados baratos con el exhorto: “FIFA: Por el juego. Por el mundo”. No, no sé lo que significa, pero lo sugirió una costosa agencia de relaciones públicas. Tuvimos que descartar el viejo “FIFA: Por el bien del juego”, por razones obvias.

En la oficina de afuera, la rubia Christine está chismeando en el teléfono con su esposo, Charly Botta. Christine es la secretaria ejecutiva del presidente, y guardiana de los secretos. Su padre, un jugador internacional de hockey sobre hielo, era amigo del president; los dos son de la pequeña ciudad de Visp, en el Valais.

El primer trabajo de Sepp en el mundo deportivo fue el de ser secretario general de la Federación de Hockey de Suiza. En 1975, Horst Dassler vio la ambición de Blatter y lo llevó a la FIFA, junto al nuevo presidente Havelange, como el burócrata preferido para asegurar el futuro de Adidas y sus contratos de marketing.

Christine conoció a Charly cuando él supervisaba la construcción del palacio de cristal del presidente, en una colina sobre la ciudad. La antigua sra. Botta partió y Christine, anteriormente conocida como la sra. Salzmann, reclamó la mitad del edredón. ¿Qué es lo que hacen bajo el edredón? Charly dice: “La gestión creativa de bienes raíces es nuestra gran pasión”.

Charly es un tipo ocupado. Tiene el gran título de jefe consultor de la FIFA en Diseño y Construcción de Estadios, y tuvo algo que ver con todos los estadios construidos o mejorados para Sudáfrica 2010. Charly está muy involucrado en los estadios de Brasil 2014, de manera que Sepp siempre estará más informado que Valcke en lo que refiera al estado de las construcciones. Charly asesora sobre los estadios para el evento de 2018 en Rusia, y estuvo ocupado en la ciudad de Sochi, supervisando el nuevo Estadio Central y el Bolshoi Ice Palace.

Decorando la suite presidencial hay una vitrina con muestras de “honores”, entregados por gente y organizaciones que pueden ser a veces difíciles de rastrear. Tomando información de la lista que Herr Blatter proporciona en FIFA.com, él quiere que usted sepa que ha recibido un honor “Por la Humanidad en el Fútbol” de parte de alguien. Luego está la “Liga Humanitaria Internacional por la Paz y la Tolerancia”, que si tiene un sitio de internet, está muy bien escondido. Eso no les ha impedido, a quienesquiera que sean, otorgárselo no sólo una, ¡sino dos veces! Cuando Sepp no es designado como el “Humanitario Internacional del Año”, está recibiendo su “Carta de Oro de la Paz y el Humanitarismo”.

El “Premio Global Estadunidense por la Paz” de 2003 le fue entregado por otra organización perdida en la web profunda. Al parecer, es la Asociación Atlética Amateur Internacional (no es la que maneja el atletismo mundial, ni es un cuerpo profesional). Luego está la Orden Olímpica del COI; Blatter está bien calificado para ésta. Mire quiénes más han sido honrados con ella: Manfred Ewald, quien desarrolló los programas de dopaje de Alemania Oriental; su jefe político, Erich Honecker; el carnicero de Bucarest, Nicolae Ceau?escu; y el dictador búlgaro Todor Zhivkov, suegro de Ivan Slavkov, retorcido jefe del fútbol búlgaro y miembro del COI.

En la misma lista de héroes deportivos están el fallecido Primo Nebiolo, que protegió el dopaje en el atletismo; Boris Yeltsin, quien entregó Rusia a sus apoyos oligárquicos; y el “Sr. Uno Por Ciento” Mitt Romney, que dirigió los Juegos Olímpicos de 2002. Blatter también ha sido nombrado “Paloma de Ginebra”, sea lo que sea eso.

La colección se vuelve siniestra: Blatter parece orgulloso de premios entregados por matones de Uzbekistán, Kazajstán, Kirguistán y un par de Azerbaiyán. Luego están las muestras de admiración que vienen de Sudán, Yemen, Marruecos, Túnez, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y la República Centroafricana.

Blatter oculta, por lo demás, su Orden Humanitaria de la Redención Africana, otorgada por la Liberia de Charles Taylor, después de que su viejo amigo fue encarcelado para cumplir una sentencia de 50 años por la Corte Penal Internacional de La Haya, por indecibles torturas infligidas a niños, mujeres ya opositores.

Este conjunto de galardones representa mucho más que la vanidad de un hombre rodeado de aduladores. Sirve como advertencia a quienes piensen en derrocarlo.

“Estos pueden ser regalos de ladrones y asesinos, pero debido a que nunca los critico, tengo su gratitud y sus votos, y los conservaré. Desafíeme a su propio riesgo”. Los premios también indican a los hombres de negocios que lo visiten que Sepp puede abrir puertas.

* * *
 
 El agujero en la capa de ozono creado personalmente por Sepp Blatter ha aumentado de tamaño durante la noche. Su jet alquilado aterriza en São Paulo después del largo vuelo desde Zúrich. La persona más importante en el fútbol mundial se olvidó, ya hace rato, de lo que son los vuelos de línea programados. El hecho de comandar su propio avión halaga su vanidad. ¡Despegue cuando yo esté listo! ¡Sí, señor! Y hay otra razón. Con todos los escándalos de la FIFA, es mejor no correr el riesgo de ser acosado en los aeropuertos por aficionados enojados. Pregúntele acerca de su huella de carbono. Él pensará que pisó algo. En Sudáfrica, él y el Comité Ejecutivo tenían dos aviones chárter para volar de un partido al siguiente. En Brasil, es posible que quieran más.

Hay una frialdad inesperada en el personal del aeropuerto. Tal vez ellos hayan estado entre los millones de manifestantes el verano pasado. El presidente pensó que había sido muy inteligente decir acerca de las protestas contra la FIFA: “Es un movimiento espontáneo sin propósito ni razón. La gente sólo quiere usar la Copa del Mundo para ser escuchada. El fútbol es como las patatas: va con todo”.

Incluso con su escolta policial, el viaje desde la terminal de chárters hasta el hotel lleva su tiempo; hora de reflexionar. Si la policía antidisturbios y su destacamento montado pueden aporrear y echarles gases a los manifestantes de modo que éstos se alejen de su congreso y de sus 64 partidos, él podría sobrevivir como presidente.

Los ocho miembros de la UEFA que están en mi Comité Ejecutivo podrían ser, deberían ser, un problema, pero ellos nunca se pueden poner de acuerdo en nada. Espero que Michel Platini me esté escuchando. Si me presento a la reelección, espero obtener los votos de la mayoría de los países que arreglan partidos en Europa Central y del Este.

Allá por 2002, pude persuadir al español Villar Llona para que me respaldara frente al resto, y dudo que haya cambiado. D’Hooge, de Bélgica, nunca es un problema; Lefkaritis, de Chipre, parece envuelto en la UEFA y sus propios negocios. Me han dicho que él es popular en el Golfo.

Lo admito: extraño a Iván Slavkov. Hombre leal al régimen estalinista de Bulgaria, y luego a mí, representaba un mundo con el cual me sentía cómodo.

Un verdadero emprendedor, Iván organizaba envíos ilegales de armas al régimen del apartheid, fue un miembro natural en la grilla del COI y tenía la mano extendida para sobornos ofrecidos por las ciudades que se presentaban como candidatas a sedes de los Juegos Olímpicos.

Esto calificó a Iván para ser miembro de la “Comisión de Reforma del 2000” del COI, tras el escándalo de Salt Lake City de 1999. Se sentó junto a mí y nuestro querido ex líder, el entonces presidente João Havelange.

Me mantuve codo a codo con Ivan hasta el final. En 2004, esos bastardos del programa Panorama de la BBC secretamente filmaron a Iván en vísperas de los Juegos Olímpicos de Atenas, buscando recibir un soborno en la competencia para realizar el evento de 2012.

* * *

Los buenos muchachos en la fábrica de Coca-Cola en Atlanta han promovido despiadadamente su bebida dulce efervescente como una marca global. Se encuentran entre los hombres de negocios más inteligentes del planeta.

¿Alguna vez se preguntaron de dónde sacó la compañía suiza ISL el dinero para sobornar a la FIFA? ISL no tenía ninguna otra fuente de ingresos, sólo la subasta de derechos deportivos. No vendía automóviles o bienes raíces. Sólo lavaba grandes cheques de clientes para la FIFA.

Año tras año, Coca-Cola gastó millones comprando los derechos para ser patrocinadora de la FIFA, o “socia”, como debemos decir. Coca pagó el dinero a ISL. ¿Se dieron cuenta de que parte de esos fondos se filtraba, por la puerta de atrás, en sobornos a bandidos de la FIFA, para seguir consiguiendo contratos?

¿Los muchachos de Atlanta nunca olieron el hedor a corrupción y soborno cuando estaban en la misma habitación que Jean-Marie Weber, Blatter, Teixeira y Havelange? Muchos otros, no tan inteligentes como ellos, sí lo notaron.

Como la jugadora de nivel global que es, Coca-Cola se habrá encontrado con todo tipo de intentos de extorsión por parte de empresarios corruptos, mafiosos y políticos. ¿Qué le impidió ver los sobornos a la FIFA de parte de ISL? Durante una década, antes de que ISL se derrumbara, en 2001, discutí esto en bares de todo el mundo con autoridades deportivas, gente de marketing y otros periodistas. Nosotros lo sabíamos, pero no teníamos pruebas.

OK, seamos amables con Coca-Cola. Nunca imaginó que sus dólares estaban siendo desviados por los maleantes que les vendían los derechos. Pero una vez que ISL colapsó, los medios de comunicación se llenaron de acusaciones de corrupción. Las historias de sobornos surgieron nuevamente cuando el caso Havelange-Teixeira-Blatter fue cerrado en Zug. Y se reflotaron de nuevo, en noviembre de 2010, cuando revelé la lista de sobornos por 100 millones de dólares, y di nombres.

Coca-Cola y los otros “socios” permanecieron en silencio. Pero tenían lo que querían, el logo de la Copa Mundial en todas esas latas, botellas, cajas y publicidades.

Los aficionados bromean con que la FIFA es una “mafia”. No es una broma, la evidencia muestra que el grupo líder de Blatter en la FIFA cuenta con todos los elementos de un sindicato del crimen organizado. Tiene un líder fuerte y despiadado, una jerarquía, un fuerte código de conducta para sus miembros y, sobre todo, el objetivo de obtener poder y ganancias, gran parte de ello ligado a actividades ilegales e inmorales.

Blatter y su Comité Ejecutivo nunca critican a sus amigos gángsters cuando ellos y sus delitos son expuestos públicamente. ¿Y los ocho que se fueron en los últimos años? Ni una palabra de condena. El resto del mundo atacó a estos ladrones y estafadores. Ni un susurro desde Zúrich. Ni una palabra de enojo para con Jean-Marie Weber, quien entregaba los sobornos.

Él siempre es bienvenido en las convenciones. Esta es la clave para entender al Comité Ejecutivo de Blatter; en su opinión, lo único que los ladrones hicieron mal fue ser atrapados.

¿Acaso John Gotti repudió públicamente a algún miembro de su familia criminal, los Gambino, cuando fueron arrestados por asesinato, tráfico de heroína y crimen organizado?

Con el trabajo hecho, y los impuestos de Brasil fluyendo libremente desde la tesorería nacional hacia lugares oscuros que quizás nunca sean explorados, Valcke volvió a Zúrich y fue ascendido a secretario general de la FIFA, para pasar los próximos años sirviendo de nexo con Brasil, mientras el costo del Mundial de 2014 aceleraba su expansión.

Con frecuencia me preguntan: “Usted ha expuesto tanta corrupción en la FIFA, ¿cómo es que Blatter está todavía en el poder?”. Aquí está la respuesta: no importa lo que los aficionados, los periodistas o los políticos piensen o digan de estos bandidos, Blatter es intocable.

Él es jefe de jefes, jefe supremo de seis familias repartidas por todo el mundo. Estas son las confederaciones continentales. Blatter tiene enormes poderes de patrocinio, financiados con los miles de millones obtenidos por la Copa del Mundo. Él los utiliza para lubricar las 209 asociaciones nacionales afiliadas, que felizmente votan para mantenerlo en el poder.

El lubricante, apenas auditado, son “partidas de desarrollo” multimillonarias y el acceso a enormes cantidades de entradas para la Copa Mundial para vender en el mercado negro, frecuentemente a cambio de beneficios secretos libres de impuestos. Todo lo que pide a cambio es lealtad en las urnas y silencio en los congresos.

Para muchos presidentes de asociaciones nacionales, Blatter es el mejor presidente que su dinero puede comprar. No hay razón para cambiarlo.

¡Blatter por siempre!

Maradona vs la corrupción de SEPP

“Hay muchos sobornos en la FIFA y hay que pedir cuentas a aquellos que sean responsables en lo que concierne al asunto del Mundial 2022 de Qatar”, afirmó el ex futbolista Diego Armando Maradona.

Ojalá “el futbol encuentre su vocación original, un deporte de placer, lejos de los sobornos y la corrupción que lo están manchando”.

Es lamentable que ex estrellas del futbol, como el francés Michel Platini, “hayan bajado los brazos” ante estas irregularidades, y se ha mostrado contrario a un nuevo mandato del suizo Joseph Blatter, para quien “el futbol está supeditado a los negocios”.

Por Andrew Jennings, publicado en la Revista m-x.com.mx
 
Foto: AFP.

Tomado de  http://www.analisisdigital.com.ar

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