lunes, 23 de junio de 2014

Yihadismo e industria petrolera

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La refinería de Baiji
                              
Según la prensa atlantista, el Emirato Islámico en Irak y el Levante (EIIL) que acaba de invadir el norte y el oeste de Irak es un grupo de yihadistas inspirados por su fe que luchan con el Corán en una mano y el kalachnikov en la otra. Para quienes han sido víctimas de sus crímenes, sobre todo en Siria, el EIIL es un ejército privado de mercenarios provenientes del mundo entero, dirigido por oficiales estadounidenses, franceses y sauditas, que está dividiendo la región para que las potencias coloniales puedan controlarla.

La maniobra mediática es evidente. Se describe a los miembros del EIIL como simples creyentes armados para evitar así que el público llegue a imaginarse los oscuros intereses materiales que motivan su ofensiva. Si se admitiese que en realidad son delincuentes que invocan la religión para hacer creer que Alá bendice los crímenes que ellos cometen, la opinión pública se pondría en guardia.

Mientras vierte una lágrima de cocodrilo por los miles de víctimas iraquíes de esta ofensiva, la prensa atlantista expresa preocupación por las consecuencias que tendrá el nuevo conflicto para los precios del petróleo. En pocos días, el precio del barril se elevó a 115 dólares, similar al de septiembre de 2013. Los mercados mostraron inquietud durante los combates por la refinería de Baiji, cerca de Tikrit. La realidad es que la producción de esa refinería está destinada solamente al consumo local, que podría verse rápidamente ante una situación de escasez de combustible y de electricidad. Así que el alza del precio del petróleo no puede imputarse a la interrupción de la producción iraquí sino al desorden que la invasión ha provocado en las entregas, pero no debe prolongarse ya que los mercados disponen de excedentes.
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En marrón, el territorio invadido por el EIIL (mapa del diario As-Safir)
Arabia Saudita anunció que aumentaría considerablemente su producción para compensar la caída de la oferta que se ha registrado como resultado de la prohibición de la comercialización por el EIIL. Pero los especialistas expresan escepticismo ante ese anuncio y subrayan que Arabia Saudita nunca ha producido mucho más de 10 millones de barriles diarios.

La prensa atlantista, que dice no hallarse bajo la influencia de la OTAN, explica en tono doctoral que el EIIL se ha hecho rico de la noche a la mañana gracias a la conquista de los pozos de petróleo. Eso mismo sucedió en Siria, sin que esa misma prensa se tomara el trabajo de anunciarlo. Lo que hizo en aquel momento fue esforzarse por presentar los combates entre el Frente al-Nusra y el EIIL como una rivalidad exacerbada por el «régimen sirio», cuando en realidad los dos grupos yihadistas estaban disputándose el control de los pozos de petróleo.

¿Cómo pueden los terroristas vender petróleo en un mercado tan controlado por Washington?

Sin embargo, existe una pregunta a la que los medios de prensa atlantista y los de las monarquías del Golfo todavía no han dado respuesta: ¿Cómo pueden los terroristas vender petróleo en un mercado internacional tan estrechamente vigilado por Washington? En marzo de 2014 los separatistas libios de Bengazi no lograron vender el petróleo que había caído en su poder. La marina de guerra de Estados Unidos interceptó el tanquero Morning Glory y lo obligó a regresar a Libia [1].

O sea, si el Frente al-Nusra y el EIIL logran vender petróleo en el mercado internacional es porque Washington lo permite y porque tienen contactos con compañías petroleras reconocidas internacionalmente.

Precisamente, el congreso mundial anual de las compañías petroleras tuvo lugar del 15 al 19 de junio en Moscú. Todo el mundo creía que allí se hablaría de Ucrania pero se habló de Irak y de Siria. Así pudimos enterarnos de que el petróleo robado en Siria por el Frente al-Nusra es vendido por ExxonMobil (la compañía de los Rockefeller que reina en Qatar) mientras que el petróleo robado por el EIIL se comercializa a través de Aramco (compañía de Estados Unidos y Arabia Saudita). Es interesante recordar que durante la guerra contra Libia la OTAN autorizó a Qatar (o sea, a ExxonMobil) a vender el petróleo de los «territorios liberados» por... al-Qaeda.

Por lo tanto, podemos ver los actuales combates –al igual que todos los sacudieron el Medio Oriente a lo largo del siglo XX– como una guerra entre compañías petroleras [2]. El hecho que el EIIL esté financiado por Aramco explica por qué Arabia Saudita dice poder compensar la caída de la producción petrolera de Irak: Riad no hará más que poner la etiqueta saudita a los barriles de petróleo iraquí robado por el EIIL.
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El avance del EIIL en Irak pone bajo el control de ese grupo los dos principales oleoductos: uno que llega a la región siria de Banias y abastece Siria mientras que el otro transporta el crudo hacia el puerto turco de Ceyhan. El EIIL ya cerró el primer oleoducto, incrementado así los cortes de electricidad en Siria. Pero el segundo, extrañamente, sigue funcionando, lo cual quiere decir que el EIIL permite que siga funcionando.
¿Por qué? Porque se trata del oleoducto que el gobierno proisraelí del Kurdistán iraquí utiliza para exportar el petróleo que acaba de robarse en Kirkuk. Esto corrobora lo que ya expliqué la semana pasada [3]: la ofensiva del EIIL estaba coordinada con la del Kurdistán para dividir Irak en 3 Estados más pequeños, conforme a lo previsto en el mapa del «Medio Oriente ampliado» ya trazado en 2001 por el estado mayor estadounidense, mapa y desmembramiento de Irak que el ejército de Estados Unidos no logró imponer en 2003, a pesar de lo cual fueron aprobados en 2007 por el Congreso de Estados Unidos por iniciativa del senador Joe Biden [4].
El Kurdistán comenzó a exportar el petróleo de Kirkuk a través del oleoducto controlado por el EIIL. En pocos días cargó en Ceyhan 2 tanqueros fletados por la Palmali Shipping & Agency JSC, compañía perteneciente al millonario turco-azerbaiyano Mubariz Gurbanoglu. Pero, a raíz de una nota en la que el gobierno de al-Maliki –a quien Washington no ha podido derrocar aún– denuncia ese robo del petróleo iraquí, ninguna de las compañías que suelen trabajar con el Kurdistán (Chevron, Hess y la francesa Total) se ha atrevido a comprar ese petróleo. Al no encontrar comprador, el Kurdistán anunció estar dispuesto a bajar el precio a 57,5 dólares el barril, mientras prosigue con su tráfico de petróleo robado. Otros 2 tanqueros ya están siendo cargados, también con la anuencia del EIIL. El hecho mismo de que se mantenga el tráfico, a pesar de la ausencia de compradores, demuestra que el Kurdistán y el EIIL están convencidos de que van a concretar la venta. Por consiguiente, el tráfico dispone del respaldo de los mismos Estados: Israel y Arabia Saudita.

La posible división de Irak en 3 territorios tendrá obligadas repercusiones en el mercado internacional del petróleo. Ante el avance del EIIL, todas las compañías petroleras redujeron su personal en Irak. Pero unas lo han reducido más que otras, como es el caso de BP, de Royal Dutch Shell (que cuenta entre sus empleados al jeque Moaz al-Khatib, el geólogo ex presidente de la Coalición Nacional Siria), de Turkiye Petrolleri Anonim Ortakligi (TPAO) y de las compañías chinas (PetroChina, Sinopec y CNOOC).

Así que los perdedores son los británicos, los turcos y, sobre todo, los chinos. Estos últimos ya se habían convertido en los primeros clientes de Irak, muy por delante de todos los demás. Los ganadores son Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita.

Conclusión: Todo esto no tiene absolutamente nada que ver con una lucha por el «verdadero islam».
Thierry Meyssan
Fuente  Al-Watan (Siria)
[1] «Fuerzas estadounidense abordan el tanquero Morning Glory en el Mediterráneo», Red Voltaire, 18 de marzo de 2014.
[2] «Irak, las páginas borradas de la historia», por Manlio Dinucci, Il Manifesto, Red Voltaire, 19 de junio de 2014.
[3] «Washington reactiva su proyecto de división de Irak», por Thierry Meyssan, Al-Watan, Red Voltaire, 16 de junio de 2014.
[4] «La balcanización de Irak», por Manlio Dinucci, Il Manifesto, Red Voltaire, 18 de junio de 2014.

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