El
FBI está cometiendo uno de los peores errores de una agencia de
contraterrorismo. Parece haber olvidado que la misión principal de estos
órganos no debe ser el enfrentamiento a la amenaza terrorista consumada, sino
la prevención de la misma, así como evitar cualquier tipo de incitación
manipulada para fabricarla. Ello significa romper principios éticos y normas
elementales de este tipo de trabajo.
Ejemplo
de esta mala práctica es el caso del ciudadano Emanuel Lutchman de quien NBC
News informó el jueves pasado que estaba en contacto con un miembro del Estado
islámico en Siria, que le instó a atacar a los comensales en un restaurante en
Rochester, Nueva York, con un machete. Pero Infowars pone el dedo en la llaga
al confirmar que nunca existió ningún reclutador de terroristas en el caso.
Todo fue una manipulación del FBI empleando para ello a un informante al que
usó para incitar al acusado y, de paso, obtener sumas elevadas de dinero para “montar”
su caso ante los federales.
El
dinero se empleó para que Lutchman, quien carecía de un céntimo, adquiriera
toda una serie de elementos que le permitirían realizar el presunto acto
terrorista, pagando el FBI esos gastos, según la propia NBC. El astuto
informante vendió a un potencial terrorista ante el FBI, quien fue incapaz de determinar
que Lutchman era realmente una persona ex convicta con serios problemas
mentales y tendencias suicidas. ¿En dónde quedaron los famosos elaboradores de
perfiles del FBI? ¿Se usaron en este caso? De haberlo hecho –amen de una mala
intención o de fabricar un caso falso– se hubiera enviado a Lutchman, antes de arrestarlo
e incitarlo a seguir con la parodia, a una evaluación siquiátrica.
Lo
más bochornoso del caso fue el circo que vino después de que Lutchman fuera
arrestado y enfrente una pena de 20 años de cárcel inmerecidamente.
Hipócritamente, pues no lo veo como desconocedor de la parodia montada por el
FBI, el fiscal general adjunto de Seguridad Nacional, John Carlin, tuvo la
desfachatez de declarar: "Afortunadamente,
la policía fue capaz de intervenir y frustrar los planes mortales de
Lutchman."
Otro tanto hizo el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, al declarar: "La detención de Emanuel Lutchman es un recordatorio importante de la nueva normalidad del terrorismo global".
La
malsana práctica difundida en el FBI de falsear la realidad fabricando
supuestas amenazas terrorista para dar muestras de una cuestionable eficacia en
el enfrentamiento al terrorismo, muestra una amoralidad que debe ser denunciada
por los ciudadanos a los que se pretenden infundir miedo y odio hacia las
comunidades afronorteamericanas, latinas y musulmanas.
El
uso de enfermos mentales, jóvenes a los que se podría manipular fácilmente y
otras personas cargadas de descontento por su situación social, para incitarlos
a involucrarse en falsas aventuras terroristas –montadas desde las oficinas del
FBI– ya ha sido denunciado con anterioridad en un informe del Programa de
Periodismo de Investigación de la Universidad de California-Berkeley lanzado en
2011, así como por Russia Today e Infowars en anteriores oportunidades.
Resulta
indecoroso, cuestionable y preocupante que los grandes medios como The New York
Times, no hayan investigado a fondo esta mala práctica y que el Departamento de
Justicia la permita.
Percy
Francisco Alvarado Godoy
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