martes, 10 de enero de 2012

EE UU da espaldarazo a una injusticia en Guatemala.

Percy Francisco Alvarado Godoy

Un despacho de Associated Press, fechado hoy destaca que el  gobierno de EE UU declara que no procede la demanda interpuesta contra su país  por experimentos realizados en Guatemala en la década de los años cuarenta del siglo pasado. Para Obama, Premio Nobel de la Insensibilidad -digo, de la Paz-,  parece no ser significativo que miles de guatemaltecos hayan sido infectados con enfermedades de transmisión sexual por investigadores estadounidenses   vinculados al Pentágono y a la CIA. Para quien ha ordenado la guerra en Libia, se ha involucrado con las guerras en Irak y Afganistán y en las recientes amenazas contra Siria e Irán, solo baste la hipócrita frase del perdón.

Estados Unidos solo ha divulgado una disculpa publica a través de su propio presidente, o por parte de la secretaria de Estado, Hillary Rodham Clinton, y  por la secretaria de Salud y Servicios Sociales, Kathleen Sebelius. ¿Es esto suficiente?

 Borrón y cuenta nueva, está implícito en la  primera respuesta del Departamento de Justicia, a un litigio presentado a nombre de los sujetos de experimentación, bajo el sucio y débil   argumentó de que la inmunidad soberana protege a funcionarios federales de salud de litigios resultantes del estudio.

Lo cierto es que estos experimentos, realizados en la década de 1940, expusieron a prostitutas, prisioneros, enfermos mentales y soldados de Guatemala, sin su consentimiento o conocimiento previo, a enfermedades de transmisión sexual, como la sífilis, para probar los efectos de la penicilina. Este macabro hecho fue destapado a la luz pública por el historiador clínico del Wellesley College, quien  reveló los registros en el 2009.
Se sabe que, al menos,  83 personas murieron en Guatemala como consecuencia de los experimentos médicos realizados por científicos estadounidenses, identificados como Experimentos de Tuskegge, a un  total de  5.000 personas, aunque no dudo que la cifra haya sido mayor. tampoco dudo, por supuesto, que se hayan extendido más allá de ese tiempo o a otras naciones, tal como ocurrió en Francia y Pakistán, permaneciendo aún en el más absoluto secreto.


Este caso será una muestra de la indolencia con la que ha actuado históricamente Estados Unidos en nuestra región y una más de las injusticias que han padecido nuestros pueblos.

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