Percy Francisco Alvarado Godoy
Las organizaciones terroristas anti cubanas radicadas en Estados Unidos, cuyos integrantes fueron entrenados por la CIA y el US Army, desarrollaron una oleada de acciones violentas dentro del territorio norteamericano que pusieron al FBI en completo jaque, al extremo que sus miembros se convirtieron en los criminales más buscados en esos momentos por el Buró. Sin embargo, aunque los Feds llegaron a monitorear sus delictivas actividades, determinando la composición de cada uno de estos grupos extremistas y sus movimientos, logrando infiltrarlos en su gran mayoría, los viejos compromisos establecidos con la CIA y las autoridades norteamericanas de turno impidieron neutralizar totalmente su accionar, deteniendo solo a unos pocos y logrando que un numeroso grupo de ellos escapara de la justicia sir purgar sentencia alguna.
Fue la época en que pulularon en las principales ciudades de la Unión como Nueva York, New Jersey y Miami, así como en Puerto Rico, grupos de línea violenta como Omega 7, Poder Cubano, Los Jóvenes de la Estrella y muchos otros.
El FBI como protector de terroristas. El caso de Omega 7.
La década de los 80 se inició con el repulsivo asesinato de un diplomático cubano miembro de la Misión de Cuba ante la ONU en Nueva York, Félix García Rodríguez, ocurrido el 11 de septiembre de 1980, mientras transitaba en su automóvil en una populosa calle de Queens. La mano ejecutora del crimen fue la de Pedro Crispín Remón, integrante del grupo terrorista Omega 7.
Apenas dos meses después, en diciembre de 1980, Crispín Remón fue detenido en unión de Saúl Sánchez Rizo por funcionarios del Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) en la frontera entre Canadá y EE UU, luego que participaran en un hecho terrorista contra el consulado cubano en Montreal, siendo puestos en libertad de inmediato. Al sumario de sus crímenes, Remón había incorporado previamente otros dos conatos de asesinato contra otros diplomáticos cubanos, a saber, Raúl Roa Kouri, el embajador de Cuba ante las Naciones Unidas, y Ramón Sánchez Parodi, Jefe de la Sección de Intereses de Cuba (CUBIS) en Washington DC.
Por todas estas oleadas de hecho criminales, luego de ser capturado en 1986, fue sancionado Remón con una bochornosa condena de 10 años de prisión y una sanción subsidiaria de 20 000 dólares de multa.
El 29 de octubre de 1993, el FBI expidió un documento en que caracterizó la actividad de Omega 7 desde su fundación el 11 de septiembre 1974, por Eduardo Arocena. Según se explicó en el mismo, Omega 7 fue fundado por siete miembros (de ahí su nombre), aunque fue nutrido por varios terroristas y recursos provenientes del Movimiento Insurreccional Martiano (MIM) y del Movimiento Nacionalista Cubano (MNC), esta última vinculada al asesinato del ex canciller Orlando Letelier y cuyo jefe, Armando Santana, purgaba prisión desde 1970.
El Movimiento Insurreccional Martiano (MIM) provenía de un grupo de terroristas que se fragmentaron del Movimiento Recuperación Revolucionaria (MRR). Mientras que el Movimiento Nacionalista Cubano (MNC) ya contaba con amplia experiencia en hechos terroristas, como el ataque por parte de los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampoll contra el edificio de la ONU, en 1964,cuando dispararon una bazuca contra esa instalación, precisamente cuando Ernesto Guevara (El Che) hacía uso de la palabra en nombre de Cuba en el marco de la Asamblea General.
De acuerdo con las investigaciones de FBI, Omega 7 centró su avatar terrorista en forma de atentados con bombas, tiroteos y asesinatos, caracterizados por un alto nivel de planificación “dado que muchos de sus miembros fueron entrenados por la CIA en técnicas de demolición, labores de inteligencia y artes de comando.”
Fue tal la impunidad empleada por los terroristas de Omega 7, que el gobierno de EE UU y la CIA dieron luz verde al FBI para que actuara contra esta organización, llevándose a cabo el arresto de Arocena y otros de sus cómplices en 1983, bajo 42 cargos relacionados con la violación de leyes federales, tales “como conspiración para tenencia de explosivos y armas de fuego; destrucción de la propiedad de gobiernos extranjeros en los Estados Unidos, así como la destrucción de la propiedad en el comercio interestatal y extranjero”. Aunque algunos de sus miembros fueron procesados al año siguiente, 1984, por negarse a testificar y solo tres de ellos aceptaron en 1986 el cargo de conspiración para destruir la propiedad de un gobierno extranjero, los asesinatos cometidos por ellos fueron ignorados por el FBI y la Fiscalía de manera deliberada, entre ellos los de Félix García Rodríguez y Orlando Letelier. Uno de los encartados, José Ignacio González, se fugó de EE UU y se encuentra todavía escondido en Guatemala.
Con independencia de que los terroristas mantuvieron engañado al FBI haciéndole creer que el Movimiento Nacionalista Cubano (MNC) era Omega 7, luego del atentado a Letelier se pudo comprobar la independencia operacional entre ambas. Hasta ese momento, tanto los hermanos Novo Sampoll como sus socios Virgilio Paz y Dionisio Suárez, actuaban supuestamente desde las filas de Omega 7. A esta organización pertenecían también Andrés García y Eduardo Fernández Losada.
Ya capturado, Arocena confesó que Pedro Crispín Remón no solo había asesinado al diplomático cubano Félix García Rodríguez, sino también a José Eulalio Negrín en Union City, Nueva Jersey, el 25 de noviembre de 1979, usando la misma subametralladora MAC 10. Arocena también reconoció el plan de asesinato contra Fidel Castro en ocasión de que el mismo asistió a la ONU en octubre de 1979.
Otro de los elementos ofrecidos por Arocena al FBI fue la relación mantenida por otros encartados de Omega 7 con planes terroristas, tales como Pedro Remón, Eduardo Ochoa, Ramón Saúl Sánchez, Alberto Pérez y José Gracia, Jr. , vinculándolos también a Huber Matos y a su grupo Cuba Independiente y Democrática (CID). Señaló como otros miembros de Omega 7 a Ernesto Gómez, Gerardo Necuze, Ignacio González y Justo M. Rodríguez.
Luego de que Arocena escapara del FBI tras cinco días de colaboración en septiembre de 1982, se enfocó en realizar una serie de atentados terroristas en Miami. Lo interesante del caso es que casi todos los encartados dentro de Omega 7 se cubrieron de sus culpas por la condición de haber sido agentes preparados por la CIA y por ser informantes de FBI. De tal forma, es absurdo pensar que el Buró no estuvo debidamente informado de las actividades terroristas de estos grupos como Omega 7, el CID, el MNC y otros, incluyendo los asesinatos cometidos contra Letelier, Félix García Rodríguez y José Eulalio Negrín.
Aunque se ha podido comprobar por el FBI que algunos ricachones de origen cubano en Nueva Jersey financiaron las actividades de Omega 7, el Buró estableció que su principal fuente de financiamiento provenía del narcotráfico, a través de Manuel Fernández, un importante traficante de marihuana, el que a cambio de su ayuda financiera empleó a Omega 7 para realizar asesinatos de miembros de la competencia en el narcotráfico y abastecerlo con armamento.
En resumen, Omega 7 desarrolló varios atentados contra sedes diplomáticas acreditadas en EE UU, tales como: Consulado de Venezuela en Nueva York (1 de febrero de 1975), Misión de Cuba ante las Naciones Unidas (CMUN) en Nueva York (6 de junio de 1976), Misión de Venezuela en Nueva York (26 de diciembre de 1976), Misión de Cuba ante las Naciones Unidas (CMUN) en Nueva York (14 de junio de 1977), Consulado de México (5 de diciembre de 1978), Misión de Cuba ante las Naciones Unidas (CMUN) en Nueva York (8 de septiembre de 1978), Misión de Cuba ante las Naciones Unidas (CMUN) en Nueva York (29 de diciembre de 1978), Sección de Intereses de Cuba (CUBIS) Washington DC (18 de mayo de 1979), Misión de Cuba ante las Naciones Unidas (CMUN) en Nueva York (27 de octubre de 1979), Misión de Cuba ante las Naciones Unidas (CMUN) en Nueva York ( 7 de diciembre de 1979), Misión Soviética ante la ONU en Nueva York (11 de diciembre de 1979), Consulado de México en Nueva York (12 de septiembre de 1981), Consulado de México en Miami (21 de septiembre de 1981), Consulado de Venezuela en Miami (2 de septiembre de 1982) y el Consulado de Nicaragua en Miami (25 de septiembre de 1982).
Otros objetivos del terrorismo de Omega 7 fueron, entre otros, el barco soviético "Iván Shipetkiv" ubicado en Port Elizabeth, Nueva Jersey (16 de septiembre de 1976), el Campus Hall en Nueva Jersey (11 de febrero de 1975), Almacén El Español (Restaurante) en Nueva Jersey (20 de diciembre de 1977), Goshy Gerry Sporting en Nueva York (5 de octubre de 1978), Avery Fisher Hall en el Lincoln Center de Nueva York (29 de diciembre de 1978), Programa Cubano en Nueva Jersey (25 de marzo de 1979), Terminal de la TWA en el Aeropuerto Internacional JFK de Nueva York (25 de marzo de 1979), Almacén El Español en Nueva Jersey (25 de marzo de 1979), Padrón Cigar Company en Miami (26 de julio de 1979), Iglesia Cristiana Evangélica de Reforma (8 de septiembre de 1979), atentado contra el pastor Manuel Espinosa, en 1890 West 4th Avenue, Hialeah, línea aérea Aeroflot en Nueva York (13 de enero de 1980), Padrón Cigar Co en Miami (13 de enero de 1980 y 11 de enero de 1983), Almacén El Español en Union City, Nueva Jersey (30 de enero de 1980), Revista Réplica en Miami (21 y 24 de septiembre de 1981, 9 de febrero de 1982 y 12 de enero de 1983); Almacén El Español en Nueva Jersey (17 de mayo de 1982), Agencia de Viajes Paraíso International en Miami (12 de enero de 1983) y el Banco Nacional Continental (27 de mayo de 1983)
El 16 de mayo 1990, el Federal Bureau of Investigation (FBI) y su Centro de Investigación y Análisis Terrorista (TRAC) habían realizado una recopilación de información sobre la actividad de los grupos terroristas anticubanos, señalando que: “Desde mayo de 1987, el área metropolitana de Miami, en la Florida, ha sido el escenario de al menos 25 atentados con bomba o atentados fallidos. Quince ataques han sido dirigidos contra objetivos similares, es decir, personas o empresas con simpatías o supuestos vínculos con el Gobierno de Cuba.” En este informe señaló el Buró a la Organización Intransigente por la Alianza de Trabajadores de Cuba, como una de las ejecutoras de uno de los atentados.
Finalmente, Arocena fue condenado a una pena de cadena perpetua más 35 años de privación de libertad y aún se mantiene en prisión, aunque la mafia miamense mantiene vivas las campañas para su excarcelación. Los otros condenados fueron Pedro Crispín Remón, Andrés García y Eduardo Fernández, a una pena de 10 años de prisión.
Las actividades terroristas del Frente de Liberación de Cuba.
Dos miembros del Frente Nacional de Liberación de Cuba sufrieron severos daños corporales cuando, en marzo de 1974, les explotó una bomba que pretendían esconder dentro de un libro, para enviarlo posteriormente por correo a una determinada embajada cubana con vistas a realizar un atentado contra la misma. Los terroristas Luis Crespo y Humberto López, pertenecientes FNLC, fueron detenidos y vigilados hasta que sanaran sus heridas. Uno de ellos, Humberto López, aprovechó la oportunidad de estar bajo fianza para escapar a la República Dominicana, siendo capturado en ese país y devuelto a EE UU el 4 de octubre de 1975.
Los terroristas del FNLC empezaron a realizar una serie de atentados con bombas para protestar por el encarcelamiento de sus compinches. El 6 de octubre de 1975 hicieron explotar una bomba en la avenida Brickell de Miami. Con poco tiempo de diferencia explotaron dos bombas más: una frente a la Corte del Condado de Broward, zona en la que estaba arrestado Humberto López y otra en el consulado dominicano en Miami. Una semana después harían detonar otra bomba en la representación de las líneas aéreas dominicanas en el Miami International Airport. Días después, el 20 de octubre de 1975, fue encontrada una bomba sin detonar en la sede de Dominican Airlines en Biscayne Boulevard, Miami.
Las cuatro bombas colocadas por el FNLC en protesta por la devolución de López a EE UU, se sumaron a otra decena de atentados que había organizado esta organización terrorista con sede en Miami entre 1975 y 1976, justo frente a las narices del FBI. En dos días específicos, entre el 3 y el 4 de diciembre de 1975, ocho bombas explotaron frente a edificios federales, incluidas las propias oficinas del FBI.
Sorprendentemente, luego de demorar un exagerado tiempo, el FBI pudo determinar que las huellas dactilares encontradas en los restos de los explosivos detonados pertenecían a Rolando Otero Hernández, un ex miembro de la Brigada 2506 con un alto nivel de preparación en explosivos como agente de la CIA y quien había estado implicado en un atentado terrorista el 29 de diciembre de 1975, cuando colocó una potente bomba en un avión comercial en el Aeropuerto Internacional La Guardia, en Nueva York, que provocó la muerte de 29 personas y heridas a otras 75. Sin embargo, sabiéndose detectado por los Feds, Otero escapó a República Dominicana y continuó viaje por Venezuela y Chile, nada menos que bajo la protección de otros terroristas como Posada Carriles y Orlando Bosch. Finalmente, Otero fue capturado en Santiago de Chile y devuelto a EE UU, país en que fue juzgado e inicialmente declarado inocente de los nueve cargos que se le imputaron.
Un hecho de sumo interés en la investigación sobre Rolando Otero, identificada como caso Dade OCB archivo # 3-86-39, es que en la misma participó el agente especial del FBI George Kiscynski, amigo de Luis Posada Carriles y comprobado protector de terroristas de origen cubano y comprometido con la CIA. Tal elemento, puede esclarecer la impunidad con la que actuó Otero en Miami, sin ser rápidamente capturado aún cuando existían pruebas abundantes sobre sus felonías.
Su suerte, sin embargo, finalizó en enero de 1977, cuando fue juzgado nuevamente, esta vez por un Tribunal Estatal de la Florida, en Fort Walton Beach, y condenado a 45 años de privación de libertad.
Otro de los socios de Rolando Otero, nombrado Antonio De la Cova, vinculado a Rolando Mansferrer, fue sorprendido en el momento justo en que colocaba una poderosa bomba en una tienda de artículos pornográficos de la Pequeña Habana, en Miami, el 6 de mayo de 1976, en compañía de dos cómplices. Luego de ser apresados por la policía, fueron juzgados, recibiendo De la Cova una sanción de 65 años de prisión.
De la Cova se encargó desde la prisión de mantener y defender su postura terrorista en una columna de Crónica, una revista vinculada a la contrarrevolución cubana en Puerto Rico, hasta que fue excarcelado en agosto de 1982 gracias al apoyo de los mafiosos anticubanos y de los anexionistas boricuas vinculados a la ultraderecha norteamericana. A partir de allí, De la Cova se convirtió en informante del FBI en San Juan, particularmente entre 1985 y 1988.
Una de las últimas acciones realizadas por los remanentes del FNLC fue la colocación de una bomba el 25 de mayo de 1977, en Fort Lauderdale, Florida, contra la compañía Mackey Airlines, la que había manifestado su interés por realizar vuelos charters a Cuba, la que renunció a sus propósitos ante la violencia terrorista desatada contra ella.
Aunque el FBI logró desarticular a este grupo terrorista, fue demasiado lento en las investigaciones, lo que permitió que realizaran varios atentados que pudieron ser evitados a tiempo. Los remanentes no detenidos se incorporarían al CORU en los meses posteriores.
El FBI y la Brigada 2506.
Otro grupo de terroristas de alta peligrosidad fue la Brigada 2506, integrada en su mayoría por los mercenarios bochornosamente derrotados en Playa Girón, en apenas 72 horas. Cargados de sed de venganza, los miembros de este grupo crearon una célula terrorista denominada “Movimiento 17 de abril”, la que ejecutó diversas acciones violentas y atentados entre 1975 y 1976.
Muchos de los integrantes de la Brigada 2506, 207 en total, pasaron un curso de formación especial en el mes de marzo de 1963, con autorización del gobierno de EE UU, en Fort Benning, Georgia, que incluía el uso y técnicas de combate, manejo y preparación de explosivos y empleo de armas modernas, conocimientos que usaron posteriormente en sus actividades terroristas contra Cuba.
El hecho más peligroso del prontuario terrorista de la Brigada 2506 fue la preparación de una invasión a Cuba a inicios del mes de junio de 1977. Una operación conjunta del FBI, la ATF, el Departamento de Aduanas, la Policía de Miami y la Guardia Costera, permitió desarticular esta operación, en una de las pocas acciones de enfrentamiento de las autoridades norteamericanas al terrorismo contra Cuba. La vigilancia montada contra los sospechosos permitió la captura de 4 encartados, entre ellos el jefe de la Brigada 2506, y el decomiso de un importante alijo de armas en agosto de 1977. Tres embarcaciones fueron incautadas.
Las armas requisadas fueron: 2 fusiles automáticos BAR, 1 - cañón de 20 mm, fabricados en el extranjero, una ametralladora calibre 50, una ametralladora calibre 30 y varios fusiles AR-15 con una considerable cantidad de municiones.
Aunque el FBI pudo anotarse un aislado triunfo contra los terroristas de origen cubano, las presiones de la ultraderecha norteamericana y de la mafia miamense permitieron que todos los encartados fueran liberados el 19 de octubre de 1977 por un complaciente juez federal en el Tribunal de Distrito de Miami.
El FBI y su complicidad con Orlando Bosch y el CORU.
Orlando Bosch, con un abultado prontuario terrorista como jefe del Movimiento Insurreccional de Recuperación Revolucionaria (MIRR), fue encausado por primera vez en junio de 1965, luego de ser detenido en Tampa, en unión de otros terroristas de origen cubano como José Díaz Morejón, Marcos Rodríguez Ramos y Gervelio Gutiérrez, junto a los norteamericanos William J. Johnson y Frank Bafferty, mientras eran poseedores de un cuantioso arsenal que sería dedicado a actividades terroristas contra Cuba, en el cual se encontraban 18 medios explosivos, 2 ametralladoras calibre 50 mm, 32 ametralladoras de 45 y 9mm, más de 200 granadas y alrededor de 300 libras de C-4.
Negándose a pagar la fianza impuesta por la justicia norteamericana, de la que se ha burlado reiteradamente, continuó sus actividades extremistas al fundar otro grupo terrorista denominado Poder Cubano, en enero de 1968, realizando serios ataques terroristas dentro de territorio norteamericano, como lo fue la voladura de un avión de carga B-25 en el Miami International Airport. Otros hechos de terror fueron realizados por una facción de Poder Cubano, encabezada por Héctor Cornillot. Empero, Bosch llegó a desarrollar entre enero de 1961 y mayo de 1968 alrededor de 50 actos de terrorismo, no solo contra Cuba, sino contra objetivos en varios países, incluidos los EE UU.
En un mensaje enviado a Wilson Purdy, Director del Departamento de Seguridad Pública por el Teniente Charles Black, Supervisor de la Sección de Inteligencia de Miami, el 16 de junio 1967, titulado “Resumen de la investigación de los atentados que tuvieron lugar entre el período del 29 de mayo de 1967 al de 16 de junio 1967”, aparecen varias de las acciones terroristas realizadas por Bosch.
Su avatar terrorista puede resumirse en las siguientes acciones:
● Colocación de bombas en las oficinas de correos en Nueva Jersey y en Nueva York en diciembre de 1967.
● Realización de otros 3 atentados con bomba en diversos establecimientos comerciales en Miami, que participan en el envío de suministros médicos a Cuba.
● 8 de enero de 1968: Envío de una bomba a Cuba que explotó en los almacenes del Ministerio de Comunicaciones de la República de Cuba.
● 8 de febrero de 1968: Colocación de una bomba en la residencia del cónsul inglés en Miami, Francis Pelly.
● 1 de marzo de 1968: Provocó un ataque contra el barco cubano 26 de Julio.
● 1 al 30 de julio de 1968: Ataques dinamiteros contra el barco inglés Lancastrian Prince, Morton Textil Company, de Montreal, Canadá, así como el barco Cubano Río Damují.
● Colocación de una poderosa bomba en febrero de 1968, en la Embajada de la URSS en Washington, DC.
● Atentado contra el carguero británico "Cranwood" cerca de Key West, en mayo de 1968.
● Atentado contra el carguero japonés "Asaka Maru" en Tampa, Florida, en mayo de 1968.
● Atentado contra el carguero japonés "Mikagesan Maru", el 1 de junio de 1968.
● Atentado contra el carguero británico Caribe "Venture", en agosto de 1968.
● Atentado contra el carguero español "Coromoto", en septiembre de 1968.
● Atentado contra el carguero británico "Príncipe de Lancaster", en agosto de 1968.
● Atentado contra el carguero polaco "Polanica", en la bahía de Miami, el 16 de septiembre de 1968.
● A mediados de 1968, los terroristas de Poder Cubano participaron en cinco atentados en la ciudad de Los Ángeles, California, contra oficinas de agencias aéreas y de viajes, así como una oficina de una compañía petrolera.
Por todos estos hechos violentos, Bosch fue capturado y declarado culpable el 13 de diciembre de 1968 y condenado a 10 años de prisión. Sorpresivamente, favorecido por las presiones de la CIA y la propia administración norteamericana, fue liberado condicionalmente de la Penitenciaría Estatal de Marion, en Illinois, el 15 de diciembre de 1972, luego de cumplir solo cuatro años de cárcel y, de inmediato, comenzó a ejecutar nuevas acciones terroristas, entre ellas el envío de cartas con explosivos a sedes diplomáticas cubanas en Perú, España, Canadá y Argentina. Tanto la bomba enviada a Perú como la dirigida a España, explotaron hiriendo a una menor que recibió el envío, en el primer caso, y a un funcionario madrileño de correos, en el segundo caso.
Sabiéndose protegido por poderosos intereses y usando su desparpajo habitual en él, burló su libertad incondicional en abril de 1974 y escapó hacia América del Sur, visitando durante cierto tiempo países como Chile, Costa Rica y Venezuela, a la par que continuaba sus actividades terroristas contra Cuba. Durante su estancia en Caracas fue protegido por Luis Posada Carriles, en esos momentos un alto funcionario de la DISIP venezolana, pero fue posteriormente detenido y expulsado del país por su actividad terrorista, dirigiéndose a Chile, país en el que fue recibido el 3 de diciembre de 1974 por la dictadura de Pinochet, gracias a los buenos oficios de los hermanos Ignacio y Guillermo Novo Sampoll, quien habían establecido fuertes vínculos con la DINA chilena.
Bosch, convertido en un asesino sin escrúpulos, sería usado por el gobierno de Pinochet para realizar una serie de actividades criminales contra los opositores a la junta golpista, entre ellas el intento de asesinato contra Pascal Allende en Costa Rica, país al que arribó con documentación falsa proporcionada por la DINA chilena. Tras el fracaso de este plan y luego de ser liberado por el gobierno tico, Bosch se dirigió hacia República Dominicana, país en el que fundaría el CORU, sabiéndose ya en serias contradicciones con sus socios chilenos que estaban preparando su expulsión, la cual ocurrió en agosto de 1976.
En junio de 1976, Orlando Bosch y otros connotados terroristas como Luis Posada Carriles, Frank Castro, Roberto Carballo, Guillermo Novo Sampoll y otros, representando a un grupo de organizaciones extremistas como la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos Brigada 2506, Alpha 66, Agrupación Juvenil Abdala, Acción Cubana, el Frente de Liberación Nacional de Cuba y el Movimiento Nacionalista Cubano, fundaron la Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), en un pequeño pueblo dominicano llamado Bonao.
A partir de ese momento, la CORU usaría diferentes denominaciones para encubrir su actividad terrorista, a saber los nombres de Cóndor, Comando Pedro Luis Boitel, el FLNC y Comando Cero, de acuerdo con un documento desclasificado por el FBI, emitido en enero de 1978.
El accionar terrorista del CORU puede resumirse en varios hechos violentos tales como el intento de atentado contra un avión de Cubana de Aviación en Panamá y otro intento contra una aeronave cubana en Kingston, Jamaica, casi varias semanas después de la fundación del CORU. A estos dos hechos le suceden otras acciones terroristas realizadas en julio de 1976, como un atentados con explosivos en la oficina de la British West Indian Airline, representante de los intereses de Cubana de Aviación en Barbados, así como un atentado contra el automóvil del gerente de Cubana de Aviación en Barbados; el ametrallamiento de la embajada cubana en Colombia, el intento de volar la oficina de Air Panamá; el intento de secuestro del cónsul cubano en Mérida y, como consecuencia, el asesinato de Artagnan Díaz Díaz, técnico de la Flota Camaronera del Caribe; entre otras acciones violentas.
El mes de agosto de 1976 fue escenario de otros hechos terroristas realizados por el CORU, como el secuestro y posterior asesinato de dos diplomáticos cubanos en Argentina, Jesús Cejas Arias y Crescencio Galañega Hernández. El 18 de agosto pusieron una bomba en el aeropuerto de Panamá y otra en la oficina de Cubana de Aviación en esa misma nación.
En septiembre, fue encontrado un artefacto explosivo en la Embajada de Cuba en Georgetown, Guyana, a la par que plantaron una bomba en un barco soviético en New Jersey; mientras que el 22 de septiembre lanzaron una bomba desde un auto en marcha contra el edificio del consulado de Cuba en Ottawa, Canadá. Sin embargo, el CORU cometió uno de sus actos más abominables el 21 de septiembre de 1976, cuando fueron asesinados el ex canciller chileno Orlando Letelier y su ayudante, Ronnie Moffitt, por agentes vinculados a la CIA, la DINA chilena y al CORU. En este caso estuvieron involucrados Guillermo Novo Sampoll, entonces jefe del Movimiento Nacionalista Cubano (MNC), Virgilio Pablo Paz Romero (FBI, número 626.118 L9) y José Dionisio Suárez Esquivel (FBI, número 264.663). Paz Romero fabricó la bomba que mató a Letelier y el segundo la hizo detonar.
El 6 de octubre de 1976 tendría lugar uno de los hechos más detestables del terrorismo contra Cuba cuando se produjo la voladura de un avión DC-8 de Cubana de Aviación, matrícula CUT-1201, al despegar de Barbados, con 73 pasajeros a bordo. Mientras esta atroz matanza se ejecutaba, era tiroteada, desde una camioneta en marcha, la Embajada de Cuba en Caracas, Venezuela.
Las investigaciones realizadas corroboraron la participación de los venezolanos Hernán Ricardo Lozano y Freddy Lugo, como autores materiales de la acción terrorista contra la aeronave cubana, cumpliendo disposiciones de los terroristas de origen cubano Orlando Bosch Ávila y Luis Posada Carriles, cabecillas del CORU.
Después de ser detenidos los autores materiales e intelectuales del crimen de Barbados, se inició un largo proceso judicial que se prolongó por más de 10 años, lográndose la absolución de Bosch en 1988 "por no encontrarse físicamente en el lugar de los hechos", cuando el entonces embajador norteamericano en Caracas, Otto Reich, presionó al gobierno venezolano, bajo la bendición de George Bush padre, entonces presidente de Estados Unidos, para liberar al afamado terrorista.
Ya en libertad, Bosch se introdujo de manera ilegal en Estados Unidos en febrero de 1988, entregándose a las autoridades de ese país, por lo que fue arrestado por haber violado su libertad condicional en 1974.
En una carta del Departamento de Justicia de EE UU del 23 de junio de 1989, el Fiscal General aborda el asunto de la exclusión de la solicitud de Bosch de acogerse al asilo político por “sus antecedentes terroristas y que debe ser deportado”, de acuerdo con los archivos A28 851 622 y A11 861 810.
El 9 de junio de 1990, Orlando Bosch Ávila fue liberado por la Secretaría de Justicia de Estados Unidos, dando un espaldarazo a su pasado criminal, estableciéndole varias condiciones que el terrorista reconoció como “ridículas” más adelante. La liberación de Bosch fue el resultado de las gestiones realizadas por los congresistas Ileana Ross Lehtinen y Lincoln Díaz Balart, el propio hijo del presidente, Jeff Bush, y otros grupos de poder de Miami.
Orlando Bosch Ávila fue perdonado por la justicia norteamericana, tratando de borrar de la memoria histórica el centenar de crímenes en los que ha participado, sin tener en cuenta que la sangre derramada por Bernardo Leighton y el general Carlos Prats todavía reclaman justicia.
Lo que no puede ocultar el FBI.
Otro elemento que permitió comprobar el pleno conocimiento del FBI, la CIA y el Servicio Secreto de EE.UU. sobre las actividades de los grupos terroristas cubanos en el territorio estadounidense, lo es el "Resumen de las conversaciones Dawson 6 / 18. 19/79" REF: Dade County Metro, Oficina contra la Delincuencia Organizada (OCB) Expediente sobre Terrorismo”.
De acuerdo con este documento, se esclarece el accionar terrorista de los grupos de la mafia anti cubana radicados en ese país, cuando se expresa: “Desde 25 de mayo 1977, en los EE.UU. y Puerto Rico, se han registrado 24 atentados con bombas y atentados fallidos. En realidad, desde 1970, ha habido 92 incidentes terroristas en el área de Miami. 65 de esos ataques fueron atentados con bomba o atentados fallidos. Otros fueron asesinatos de exiliados cubanos por motivos políticos. Diecinueve de estos incidentes fueron expediciones armadas intentadas o llevadas a cabo contra Cuba o sus aliados.”
El documento ofrece otras evidencias de la actividad terrorista de las organizaciones extremistas, con pleno conocimiento de sus actividades, apuntando que: “Terroristas cubanos exiliados han atentado contra embarcaciones en el puerto de Miami, así como contra barcos soviéticos en Puerto Rico y en Nueva Jersey; han volado un avión en el aire, matando a las 73 personas a bordo; han colocado una bomba en un avión en Miami, siendo programada la misma para explotar cuando la nave estuviera en el aire, llena de pasajeros; igualmente colocaron una bomba en un automóvil propiedad de un ex senador cubano y más tarde el director de un periódico en Miami, causándole la muerte instantánea;” (…) “En marzo de este año (1979), pusieron una bomba en una maleta que estalló cuando estaba siendo colocada a bordo de un avión de TWA que se dirigía de Nueva York a Los Ángeles. Los pasajeros ya estaban a bordo del avión cuando ocurrió la explosión, hiriendo a 4 controladores de equipaje.”
La creciente oleada terrorista, particularmente significativa en Miami, llegó al extremo de que, en tan solo un día, el 24 de diciembre de 1975, un solo terrorista de origen cubano colocó 8 bombas en Miami, para atentar contra edificios de gobierno, tales como oficinas de correos, de Seguridad Social, las oficinas del Fiscal y las propias oficinas del FBI de Miami.
Los asesinatos eran la comidilla diaria en la prensa sin que se cuestionara la incapacidad del FBI para detenerlos. El 12 de abril de 1974, fue asesinado en la sala de su casa en Coral Gables José Elías de la Torriente, corrupto y estafador, quien diseñó el llamado "Plan Torriente", con vistas a gestar una invasión que acabaría con la Revolución Cubana. Le seguiría el asesinato de Luciano Nieves, el 21 de febrero de 1975, en el parqueo de un hospital miamense, acusado por los extremistas de promover un acercamiento con el gobierno cubano.
La ola de asesinatos, fundamentalmente motivados por ajustes de cuentas entre mafiosos y luchas de poder, propició los homicidios en la ciudad de Miami de Rolando Mansferrer, el 31 de octubre de 1975, de quien se sospechaba era informante del FBI; Ramón Donesteves, el 13 de abril de 1976; y de Juan José Peruyero, ex jefe de la Brigada 2506, el 7 de enero 1977. Otra de las víctimas fue Aldo Vera Serafín, asesinado el 25 de octubre de 1976, en San Juan, Puerto Rico.
El papel pasivo y complaciente del FBI con los terroristas de origen cubano, quedó en entredicho cuando se supo que entre 1973 y 1976, el Buró tuvo conocimiento, por citar un ejemplo, de 103 atentados dinamiteros y seis asesinatos realizados por estos individuos en territorio norteamericano. De la misma manera, en los casi 279 hechos de terror cometidos en la década de los 70 en varios países, participaron cerca de 200 individuos, algunos de los cuales, como Rolando Mansferrer, Antonio De la Cova, Luis Posada Carriles y otros, eran a su vez informantes del FBI.
Tanto la CIA como el FBI siempre emplearon informantes dentro de los grupos terroristas y tuvieron suficiente acceso para operar contra estos, pero se limitaron a cooperar con la guerra sucia implementada contra Cuba que, solo en la década de los 60, realizaron 731 actos terroristas contra el pueblo cubano.
La reciente revelación en documentos desclasificados por parte del Archivo de Seguridad Nacional de que el asesinato de Orlando Letelier y su ayudante, pudiera haberse evitado si el entonces Secretario de Estado Henry Kissinger, hubiera decidido mantener la indicación a sus embajadas en América del Sur de advertir el rechazo de su administración a que se ejecutaran “una serie de asesinatos internacionales”, emitida el 18 de agosto de 1976, y no revocarla con otra indicación fechada el 16 de septiembre, cinco días antes del crimen, tácitamente dando luz verde al mismo por parte de Pinochet, la CIA, la DINA y terroristas cubanos, pone al desnudo la responsabilidad del gobierno norteamericano en este hecho. Hoy no es un secreto que los oficiales del FBI, acreditados en esas embajadas, tenían conocimiento de estos planes de asesinato y se limitaron a acatar “la luz verde” emitida desde Washington.
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