Por Juan Gelman
13 febrero, 2012
Juan Gelman |
El presidente Obama confirmó que EE.UU. ataca la zona tribal del
noroeste de Pakistán con aviones no tripulados (ANT) (www.bbc.co.uk,
31112). No es una novedad desde que esa forma de intervención militar
comenzó en el 2004, pero es la primera admisión oficial de su
existencia. De hecho, los bombardeos con ANT se cuadruplicaron con
creces bajo el gobierno estadounidense actual en relación con la era W.
Bush. El Pentágono está desarrollando un nuevo tipo de guerra para
evitar futuras invasiones.
Los ANT son relativamente baratos, en especial si su costo se compara
con el del caza F35, el más avanzado hasta ahora que produce la
Lockheed Martin: unos 300 millones de dólares cada unidad. Pueden volar
largas distancias y cruzar cualquier frontera sin peligro para la
tripulación, porque no la tiene, permanecer en el aire mucho tiempo y
los manejan electrónicamente militares cómodamente sentados en bases que
a veces están muy lejos del objetivo, por ejemplo en Nevada, EE.UU. Son
capaces de despegar y aterrizar en la cubierta de los portaaviones y se
trabaja en un modelo que pueda aterrizar sin control humano. No es
casual que conserven un lugar destacado en los presupuestos de guerra
estadounidenses pese a los recortes anunciados.
El Pentágono ha destinado bases para los ANT en buena parte del
mundo: se estima que son 60, por ahora, y se conoce que algunas
funcionan en Djibuti, los Emiratos Arabes Unidos, Afganistán, las islas
Seychelles. El capturado en Irán prueba que también se utilizan en
misiones de espionaje. Son ideales para violar espacios aéreos ajenos y,
además de los paquistaníes, los vienen sufriendo los yemenitas.
Obama se apresuró a señalar que la mayoría de las víctimas causadas
por los ANT en Pakistán figuraban en “una lista de terroristas” y que
las bajas civiles “no son grandes”. Como, salvo excepciones, no se
conocen sus identidades, puede que sí y puede que no. John Brennan,
asesor principal del mandatario en materia de contraterrorismo, llegó a
afirmar el año pasado que el número de muertes de civiles era igual a
cero (www.latyimes.com, 29611). Hay informaciones que lo contradicen
rotundamente.
Drones |
La oficina de periodismo de investigación de la City University de
Londres advirtió el año pasado que al menos 175 niños figuraban entre
las más de dos mil víctimas de los ANT hasta ese momento
(www.thebureauinvestigates.com, 10811). La institución –que durante
cuatro meses llevó a cabo un trabajo de campo en Waziristán, la zona
lindante con Afganistán que sobre todo padece las incursiones
programadas a miles de kilómetros de distancia– subraya en sus estudios
más recientes que los ataques se dirigen también a quienes procuran
rescatar a los heridos, a reuniones tribales, funerales y bodas (4212).
Amnesty cuestionó la legalidad de estas incursiones que violan la
soberanía nacional de Pakistán. La Casa Blanca las justifica con su
habitual desparpajo: “… de acuerdo con el derecho internacional, tenemos
la autoridad para actuar contra Al Qaida y sus fuerzas asociadas”, dijo
Brennan (www.nytimes.com, 17911). “Las fuerzas asociadas” son las
mismas que entrenó y financió la CIA para expulsar a los soviéticos de
Afganistán.
Hace más de tres años que Noor Behrman, nativo de Waziristán,
documenta fotográficamente el impacto de los misilazos de los ANT. “A
veces él llega al lugar pocos minutos después de la explosión, deja la
cámara a un lado y se ocupa primero de revisar los escombros en busca de
sobrevivientes. Un trabajo peligroso y desagradable. Los ANT suelen
atacar de nuevo minutos después, de manera que escarbar para ver si hay
heridos es arriesgado”, registra The Guardian (17711). Las conclusiones
de Behram son terminantes: “Por cada 10 o 15 personas muertas, tal vez
abaten a un militante. No cuento cuántos talibán han caído. Cuento
cuántos niños, mujeres, gente inocente, han caído”.
Washington ensaya otro artefacto de la guerra a distancia que
confiere a los bombardeos aéreos de la Primera Guerra Mundial la calidad
de experiencia infantil. Este nuevo robot es el “Vehículo 2 de
tecnología hipersónica”, un proyectil capaz de alcanzar un objetivo en
cualquier punto del planeta en menos de una hora: estará dotado de una
velocidad ocho veces superior a la del sonido y podrá volar 21.000 km en
60 minutos (www.wired.com, 171112). Para qué desperdiciar marines en la
ocupación de países ajenos.
Concurren a ese fin los operativos clandestinos de las fuerzas
especiales, 60.000 efectivos distribuidos en 120 naciones, es decir,
casi dos tercios de los países de la Tierra (www.tomdispatch.com, 5212),
que también se dedican a vulnerar soberanías nacionales convirtiéndolas
en un papel usado, inútil, sin lugar.
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