viernes, 2 de noviembre de 2012

Lo que se juega en Venezuela el 16 de diciembre.


Chávez no se equivoca: se ha logrado en Venezuela una victoria parcial y aún falta dar la estocada necesaria a la derecha. Su convocatoria de ayer a la ofensiva popular, para lograr una nueva victoria revolucionaria el 16 de diciembre próximo, fecha de las elecciones regionales, no es desatinada.
 
Usando su perfil de Twitter, @chavezcandanga, envió este llamamiento a todos los venezolanos, particularmente a las candidatas y candidatos de la Revolución. Chávez sabe muy bien que la derecha maniobra tras bambalinas, conspira y busca obtener una victoria en las elecciones regionales. Es por ello que su llamado: “¡Arrancó la campaña electoral para las Gobernaciones! A la ofensiva popular y a una nueva victoria Revolucionaria!”, es de urgencia, de reclamo, de convocatoria. La razón es clave. La elección de 23 gobernaturas y 237 reporesentantes a los consejos legislativos, pone mucho en juego y, principalmente, que los programas sociales articulados por la Revolución Bolivariana puedan transcurrir sin obstáculos, sin trabas, en el futuro cercano.
La derecha busca recuperarse del golpe propinado por el pueblo el pasado 7 de octubre y pensar que es débil, en un craso error de táctica y estrategia. No en balde se moviliza apresuradamente. Todos en Venezuela saben bien un hecho incuestionable: en la mayoría de las gobernaciones está garantizada la victoria chavista, lo que debe abrir las puertas al traicionero triunfalismo. La cuestión esencial es despojar a la derecha de aquellas cinco gobernaturas que pretende retener en los comicios, sobre todo en Miranda y Zulia. A la par, no permitir que se posicione en otras, pues ya se conoce que está haciendo un fuerte trabajo para recuperar a los votantes del impacto de la derrota del pasado 7O.
Hoy la derecha ha cambiado sus reglas de juego y desarrolla una labor de proselitismo face to face, activo y directo, en aquellos lugares en donde aspira a una victoria. Se organiza y goza de algunas fortalezas, las que siempre serán debilidades para los chavistas si no se actúa con inmediatez, organización y convocatoria. Usa una matriz de opinión encaminada a diferenciar a Chávez de sus representantes en las gobernaturas, dirigida a dividir, a cuestionar y sembrar la duda maliciosa, lo que puede poner en juego el triunfo chavista en estos estados.
Por supuesto, el presidente lo sabe. No ignora que el trabajo político e ideológico allí es esencial. Y este trabajo exije su presencia y una ardua labor de apalancamiento por parte suya y del PSUV. El tradicional liderazgo de derecha representado por Henrique Capriles y Pablo Pérez, en Miranda y en Zulia, no es inamovible. Los cuadros revolucionarios propuestos para enfrentarlos, Elías Jaua y Francisco Arias Cárdenas, deben tener presente que no es solo válido su desempeño en otras tareas de la Revolución Bolivariana, sino que se hace esencial mostrarse ante el pueblo como verdaderas opciones de cambio, de beneficio social y convertirse en reales movilizadores de masas y agitadores, en representantes legítimos del proceso de cambio social que tiene lugar en Venezuela.
Tal panorama se experimenta en Carabobo, en donde la gran misión es desplazar a Henrique Salas Feo de la gobernatura por parte del candidato Francisco Ameliach, de amplia experiencia dentro de la Asamblea Nacional y que presenta una programa de inclusividad en la toma de decisiones y administración de los recursos por parte de la ciudadanía. Una de sus banderas principales es el combate a la inseguridad y la práctica del deporte.
Táchira es también otro de los retos para el chavismo, donde César Pérez Vivas, vinculado a la MUD y al COPEI asume un demogógico programa de bienestar social, erigiéndose descaradamente cono "Representante de la unidad del pueblo tachirense". A él se enfrenta por el PSUV José Vielma Mora, quien postula una propuesta social basada en la seguridad y los beneficios sociales preconizados por la Revolución Bolivariana.
En el estado de Lara se desarrollará otras de las batallas para desplazar al actual gobernador Henry Falcón, por parte de Luis Reyes Reyes, al actual aspirante a la gobernación por el PSUV, quien se ha planteado dar respuestaa problemas acumulados en el estado, así como impulsar a las misiones sociales.
En Nueva Esparta la batalla se centra en desplazar de la gobernatura a Morel Rodríguez, representante de la MUD, por parte de Carlos Mata Figueroa, quien preconiza un amplio programa encaminado a lograr la igualdad y la justicia social, una mayor inclusión en programas de salud y deporte, la disminuición de la criminalidad, así como la recuperación de los espacios marítimos y aéreos, entre otras.
En otros estados la batalla será compleja, aunque los candidatos del PSUV enfrentan a candidatos divididos, en los que participan algunas fuerzas políticas pequeñas y débiles, absurdamente desgajadas dentro de las izquierdas y cuya finalidad es fraccionar y dividir, como fórmula tan dañina como los propios partidos de derecha.
El complicado tablero de ajedrez político tendrá el final de la partida el 16D. Mientras tanto la derecha, envalentonada por los 6 millones de votos alcanzados en las presidenciales convoca a su acólitos a la no abstención, a superar la decepción, con la matriz de opinión de "buscar una nueva alternativa a la gente", como una forma de ganar y recuperar espacios políticos perdidos en los últimos años. La táctica es ir casa por casa, barrio por barrio, usando la aproximación y la persuación como elemento político, tal como sugirió Tomás Guanipa, Secretario general nacional del partido Primero Justicia. Esa acción debe ser neutralizada, insisto, con un permanente trabajo de masas por parte del PSUV y sus fuerzas aliadas en la contienda.
También es esencial, lo confieso, haber fortalecido con cuadros prestigiosos aquellas candidaturas en los estados donde el desempeño anterior de los gobernadores no ha sido ni eficaz, ni ha estado a la altura de la Revolución Bolivariana. Es una secuela a extirpar.
Nuevamente Venezuela mostrará al mundo la transparencia en sus elecciones, devenido ya en el país de las lecciones políticas para el mundo, por el pleno ejercicio de democracia que ha demostrado. No me refiero a la manida democracia representativa de la que hará gala EE UU el 6 de noviembre venidero, sino una democracia realmente inclusiva como la venezolana.
También ahora cuenta disminuir la que, aunque pequeña, brecha de abstenciones en los comicios. Hay que hacerle ver a las gentes que, cuando se vota por un gobernador del PSUV, también se vota por Chávez y por la continuidad de este proceso de justicia social.

Percy Francisco Alvarado Godoy

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