Chávez no se equivoca: se ha logrado en Venezuela una victoria
parcial y aún falta dar la estocada necesaria a la derecha. Su
convocatoria de ayer a la ofensiva popular, para lograr una nueva
victoria revolucionaria el 16 de diciembre próximo, fecha de las
elecciones regionales, no es desatinada.
Usando su perfil de Twitter, @chavezcandanga, envió este llamamiento a
todos los venezolanos, particularmente a las candidatas y candidatos de
la Revolución. Chávez sabe muy bien que la derecha maniobra tras
bambalinas, conspira y busca obtener una victoria en las elecciones
regionales. Es por ello que su llamado: “¡Arrancó la campaña electoral
para las Gobernaciones! A la ofensiva popular y a una nueva victoria
Revolucionaria!”, es de urgencia, de reclamo, de convocatoria. La razón
es clave. La elección de 23 gobernaturas y 237 reporesentantes a los
consejos legislativos, pone mucho en juego y, principalmente, que los
programas sociales articulados por la Revolución Bolivariana puedan
transcurrir sin obstáculos, sin trabas, en el futuro cercano.
La derecha busca recuperarse del golpe propinado por el pueblo el
pasado 7 de octubre y pensar que es débil, en un craso error de táctica y
estrategia. No en balde se moviliza apresuradamente. Todos en Venezuela
saben bien un hecho incuestionable: en la mayoría de las gobernaciones
está garantizada la victoria chavista, lo que debe abrir las puertas al
traicionero triunfalismo. La cuestión esencial es despojar a la derecha
de aquellas cinco gobernaturas que pretende retener en los comicios,
sobre todo en Miranda y Zulia. A la par, no permitir que se posicione en
otras, pues ya se conoce que está haciendo un fuerte trabajo para
recuperar a los votantes del impacto de la derrota del pasado 7O.
Hoy la derecha ha cambiado sus reglas de juego y desarrolla una labor
de proselitismo face to face, activo y directo, en aquellos lugares en
donde aspira a una victoria. Se organiza y goza de algunas fortalezas,
las que siempre serán debilidades para los chavistas si no se actúa con
inmediatez, organización y convocatoria. Usa una matriz de opinión
encaminada a diferenciar a Chávez de sus representantes en las
gobernaturas, dirigida a dividir, a cuestionar y sembrar la duda
maliciosa, lo que puede poner en juego el triunfo chavista en estos
estados.
Por supuesto, el presidente lo sabe. No ignora que el trabajo
político e ideológico allí es esencial. Y este trabajo exije su
presencia y una ardua labor de apalancamiento por parte suya y del PSUV.
El tradicional liderazgo de derecha representado por Henrique Capriles y
Pablo Pérez, en Miranda y en Zulia, no es inamovible. Los cuadros
revolucionarios propuestos para enfrentarlos, Elías Jaua y Francisco
Arias Cárdenas, deben tener presente que no es solo válido su desempeño
en otras tareas de la Revolución Bolivariana, sino que se hace esencial
mostrarse ante el pueblo como verdaderas opciones de cambio, de
beneficio social y convertirse en reales movilizadores de masas y
agitadores, en representantes legítimos del proceso de cambio social que
tiene lugar en Venezuela.
Tal panorama se experimenta en Carabobo, en donde la gran misión es
desplazar a Henrique Salas Feo de la gobernatura por parte del candidato
Francisco Ameliach, de amplia experiencia dentro de la Asamblea
Nacional y que presenta una programa de inclusividad en la toma de
decisiones y administración de los recursos por parte de la ciudadanía.
Una de sus banderas principales es el combate a la inseguridad y la
práctica del deporte.
Táchira es también otro de los retos para el chavismo, donde César
Pérez Vivas, vinculado a la MUD y al COPEI asume un demogógico programa
de bienestar social, erigiéndose descaradamente cono "Representante de
la unidad del pueblo tachirense". A él se enfrenta por el PSUV José
Vielma Mora, quien postula una propuesta social basada en la seguridad y
los beneficios sociales preconizados por la Revolución Bolivariana.
En el estado de Lara se desarrollará otras de las batallas para
desplazar al actual gobernador Henry Falcón, por parte de Luis Reyes
Reyes, al actual aspirante a la gobernación por el PSUV, quien se ha
planteado dar respuestaa problemas acumulados en el estado, así como
impulsar a las misiones sociales.
En Nueva Esparta la batalla se centra en desplazar de la gobernatura a
Morel Rodríguez, representante de la MUD, por parte de Carlos Mata
Figueroa, quien preconiza un amplio programa encaminado a lograr la
igualdad y la justicia social, una mayor inclusión en programas de salud
y deporte, la disminuición de la criminalidad, así como la recuperación
de los espacios marítimos y aéreos, entre otras.
En otros estados la batalla será compleja, aunque los candidatos del
PSUV enfrentan a candidatos divididos, en los que participan algunas
fuerzas políticas pequeñas y débiles, absurdamente desgajadas dentro de
las izquierdas y cuya finalidad es fraccionar y dividir, como fórmula
tan dañina como los propios partidos de derecha.
El complicado tablero de ajedrez político tendrá el final de la
partida el 16D. Mientras tanto la derecha, envalentonada por los 6
millones de votos alcanzados en las presidenciales convoca a su acólitos
a la no abstención, a superar la decepción, con la matriz de opinión de
"buscar una nueva alternativa a la gente", como una forma de ganar y
recuperar espacios políticos perdidos en los últimos años. La táctica es
ir casa por casa, barrio por barrio, usando la aproximación y la
persuación como elemento político, tal como sugirió Tomás Guanipa,
Secretario general nacional del partido Primero Justicia. Esa acción
debe ser neutralizada, insisto, con un permanente trabajo de masas por
parte del PSUV y sus fuerzas aliadas en la contienda.
También es esencial, lo confieso, haber fortalecido con cuadros
prestigiosos aquellas candidaturas en los estados donde el desempeño
anterior de los gobernadores no ha sido ni eficaz, ni ha estado a la
altura de la Revolución Bolivariana. Es una secuela a extirpar.
Nuevamente Venezuela mostrará al mundo la transparencia en sus
elecciones, devenido ya en el país de las lecciones políticas para el
mundo, por el pleno ejercicio de democracia que ha demostrado. No me
refiero a la manida democracia representativa de la que hará gala EE UU
el 6 de noviembre venidero, sino una democracia realmente inclusiva como
la venezolana.
También ahora cuenta disminuir la que, aunque pequeña, brecha de
abstenciones en los comicios. Hay que hacerle ver a las gentes que,
cuando se vota por un gobernador del PSUV, también se vota por Chávez y
por la continuidad de este proceso de justicia social.
Percy Francisco Alvarado Godoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario