El presidente francés Francois Hollande (al fondo) agasajado por el presidente israelí Shimon Peres y el primer ministro Benyamin Netanyahu el 18 de noviembre de 2013. |
Algunos comentaristas han explicado la posición de
Francia en las negociaciones 5+1 con Irán como el resultado de
un compromiso con Arabia Saudita o incluso haciendo referencia al
sionismo del ministro francés de Relaciones Exteriores Laurent Fabius.
Eso equivale a ignorar el profundo cambio de la política de Francia en
el Medio Oriente en los últimos 9 años.
Todo comenzó en 2004, con la ruptura entre Jacques Chirac y Bachar
al-Assad. El presidente sirio había prometido a su homólogo francés que
favorecería a la petrolera francesa Total en el marco de una licitación.
Pero la proposición francesa que llegó a Damasco era tan desventajosa
para Siria que el presidente Assad la rechazó. Furioso, Jacques Chirac
rompió con Siria y presentó la resolución 1559 al Consejo de Seguridad
de la ONU.
Más tarde, los franceses eligieron presidente a Nicolas Sarkozy sin
saber que este personaje había crecido a la sombra de uno de los
principales jefes de la CIA, Frank Wisner Jr. Además de ser un producto
estadounidense, Nicolas Sarkozy se había dado cuenta de que tenía
ancestros judíos y había cultivado sus relaciones israelíes. Su política
exterior la dictaba Washington. Pero como en aquel entonces no había
diferencias entre la política exterior de Israel y la de Estados Unidos,
lo que se veía era que Nicolas Sarkozy se alineaba con ambos países.
Francois Hollande fue durante 10 años secretario general de su
partido, precisamente gracias a su mediocridad. Como no dirigía ninguna
corriente política ni estaba demasiado vinculado a ningún líder, podía
ocuparse de la casa manteniendo un equilibrio entre los aspirantes a la
presidencia. Se esmeró en no tener opiniones personales, en mantenerse
lo más invisible posible. Así que durante su campaña electoral en la
carrera por la presidencia de Francia, todo el mundo creyó que era
un hombre moderado que sabría rodearse de personalidades con
experiencia. Sus electores son los primeros engañados.
El verdadero Francois Hollande sólo pudo verse a su llegada a la
presidencia de la República Francesa. Experto en cuestiones de política
interna, el hombre no sabe gran cosa en materia de relaciones
internacionales. Las convicciones que Hollande expresa en este último
campo son las de ilustres personalidades socialistas.
Fue así como, en su investidura como presidente de Francia, invocó a Jules Ferry, teórico de la colonización. En el diario Le Figaro,
su amigo el presidente israelí Shimon Peres comparó a Hollande con
León Blum y con Guy Mollet –otros dos presidentes de Francia. El
primero, León Blum, quiso adelantársele en 1936 al Reino Unido
proponiendo la creación del Estado de Israel en el actual Líbano,
territorio que entonces se hallaba bajo mandato francés. Por su parte,
Guy Mollet trató de apoderarse del Canal de Suez en 1956, con ayuda del
ejército israelí.
En sus 10 años a la cabeza del Partido Socialista francés, Francois
Hollande limitó sus intervenciones sobre temas del Medio Oriente. Veamos
algunas de ellas:
• En el 2000, en momentos en que el sur del Líbano se encuentra bajo la ocupación israelí, Hollande prepara con Bertrand Delanoe –actualmente alcalde de París– el viaje del entonces primer ministro francés Lionel Jospin a Palestina. Su discurso incluye una condena contra el Hezbollah, al que presenta como una organización terrorista.
• En 2001 exige la renuncia del experto en geopolítica Pascal Boniface por haber criticado en una nota interna el ciego respaldo del Partido Socialista francés a Israel.
• En 2004 escribe al Consejo Superior Audiovisual para cuestionar la autorización de transmisión concedida a Al-Manar, la televisión satelital del Hezbollah. Hollande seguirá presionando a ese órgano estatal francés, que finalmente decide censurar la televisión de la Resistencia libanesa.
• En 2005 se reúne a puertas cerradas con el Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia [CRIF, siglas en francés]. Según el acta de la reunión, Hollande expresa su respaldo a Ariel Sharon y critica duramente la política gaullista hacia el mundo árabe. Según el documento del CRIF, Hollande declara: «Existe desde hace mucho tiempo una tendencia, lo que se denomina como la política árabe de Francia, y no se puede permitir que una administración tenga ideología. Hay un problema de reclutamiento en el ministerio de Relaciones Exteriores y en la ENA [1] y habría que reorganizar ese reclutamiento.»
• En 2006 arremete contra el presidente iraní Ahmadinejad, quien había invitado a Teherán un grupo de rabinos y de historiadores entre los que se hallan algunos negacionistas. Hollande finge ignorar el sentido real del encuentro, cuyo objetivo es mostrar que los europeos han adoptado el Holocausto como religión en lugar de su propia cultura cristiana. Hollande llega a afirmar que el presidente iraní niega a los israelíes el derecho a existir como personas y que incluso está preparando la continuación del Holocausto.
• También en 2006, Hollande reclama la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, reclamo que justifica invocando la doble nacionalidad israelo-francesa de Shalit y pasando por alto que el joven fue hecho prisionero mientras servía en las filas de un ejército de ocupación en guerra contra la Autoridad Palestina, igualmente considerada como aliada de Francia.
• En 2010, Hollande publica en el diario Le Monde, con Bertrand Delanoe y Bernard-Henry Levy, una tribuna en la que se opone al boicot contra los productos israelíes, medida que califica de castigo colectivo impuesto a los israelíes que trabajan a favor de la paz con los palestinos, un razonamiento al que nunca recurrió cuando se produjo una campaña similar contra Sudáfrica, en tiempos del apartheid.
• En el 2000, en momentos en que el sur del Líbano se encuentra bajo la ocupación israelí, Hollande prepara con Bertrand Delanoe –actualmente alcalde de París– el viaje del entonces primer ministro francés Lionel Jospin a Palestina. Su discurso incluye una condena contra el Hezbollah, al que presenta como una organización terrorista.
• En 2001 exige la renuncia del experto en geopolítica Pascal Boniface por haber criticado en una nota interna el ciego respaldo del Partido Socialista francés a Israel.
• En 2004 escribe al Consejo Superior Audiovisual para cuestionar la autorización de transmisión concedida a Al-Manar, la televisión satelital del Hezbollah. Hollande seguirá presionando a ese órgano estatal francés, que finalmente decide censurar la televisión de la Resistencia libanesa.
• En 2005 se reúne a puertas cerradas con el Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia [CRIF, siglas en francés]. Según el acta de la reunión, Hollande expresa su respaldo a Ariel Sharon y critica duramente la política gaullista hacia el mundo árabe. Según el documento del CRIF, Hollande declara: «Existe desde hace mucho tiempo una tendencia, lo que se denomina como la política árabe de Francia, y no se puede permitir que una administración tenga ideología. Hay un problema de reclutamiento en el ministerio de Relaciones Exteriores y en la ENA [1] y habría que reorganizar ese reclutamiento.»
• En 2006 arremete contra el presidente iraní Ahmadinejad, quien había invitado a Teherán un grupo de rabinos y de historiadores entre los que se hallan algunos negacionistas. Hollande finge ignorar el sentido real del encuentro, cuyo objetivo es mostrar que los europeos han adoptado el Holocausto como religión en lugar de su propia cultura cristiana. Hollande llega a afirmar que el presidente iraní niega a los israelíes el derecho a existir como personas y que incluso está preparando la continuación del Holocausto.
• También en 2006, Hollande reclama la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, reclamo que justifica invocando la doble nacionalidad israelo-francesa de Shalit y pasando por alto que el joven fue hecho prisionero mientras servía en las filas de un ejército de ocupación en guerra contra la Autoridad Palestina, igualmente considerada como aliada de Francia.
• En 2010, Hollande publica en el diario Le Monde, con Bertrand Delanoe y Bernard-Henry Levy, una tribuna en la que se opone al boicot contra los productos israelíes, medida que califica de castigo colectivo impuesto a los israelíes que trabajan a favor de la paz con los palestinos, un razonamiento al que nunca recurrió cuando se produjo una campaña similar contra Sudáfrica, en tiempos del apartheid.
En resumen, antes del acercamiento entre Francia y Arabia Saudita, e
incluso antes de ser presidente, Francois Hollande ya había expresado su
respaldo al Estado colonial israelí. Y también había condenado el Eje
de la Resistencia (Irán, Siria, Hezbollah). Por lo tanto, lo que en
realidad se produjo fue un movimiento inverso a lo que se nos dice: con
la aplicación del Pacto del USS Quincy, fue Arabia Saudita la que se acercó a Francia debido a su política proisraelí.
La política del Partido Socialista en general y de Francois Hollande
en particular tiene sus raíces en el colonialismo del siglo XIX, que
tuvo en Jules Ferry un portavoz y un promotor en Theodor Herzl. Hoy en
día, los sionistas del Partido Socialista francés se han reagrupado, por
iniciativa del ex patrón del FMI Dominique Strauss-Kahn, en el discreto
y poderoso Círculo León Blum… cuyo presidente honorario, Jean-Marc
Ayrault, fue nombrado primer ministro por el presidente Hollande.
Thierry Meyssan
Fuente
Al-Watan (Siria)
Al-Watan (Siria)
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