Aunque casi siempre se habla de británicos y estadounidenses, catorce
naciones tomaron parte en la operación de liberación de la dictadura
nazi. Un hito de la historia y el principio del fin de la Segunda Guerra
Mundial.
La liberación de la dictadura hitleriana empezó un año antes del triunfo
de los aliados sobre el régimen nazi. En la madrugada del 6 de junio de
1944 aterrizaron las primeras divisiones de tropas en la francesa
Normandía: 24.000 paracaidistas. Su misión: abrirle el paso, antes del
amanecer, a las tropas que les seguirían por mar y aire. Una misión que
fue imposible de cumplir porque el viento los arrastró demasiado lejos
de la costa y no pudieron asumir el control de las vías ni instalar las
marcaciones para la orientación de los cazabombas que atacarían a las
tropas de Hitler, que subestimaron la operación.
Los nazis fueron tomados por sorpresa por la mayor operación naval y
aérea internacional que jamás se haya unido para acabar con un régimen
dictatorial: 4.200 botes, 1.200 barcos de guerra, 155.892 soldados de 14
países respaldados por una fuerza aérea internacional.
“El llamado D-Day fue empresa de británicos, estadounidenses, noruegos,
belgas, checos, eslovacos y muchas otras nacionalidades”, dice a DW el
experto en historia militar, Peter Lieb. “Luego se unieron polacos,
barcos griegos y franceses”, agrega Lieb. Además de los aliados, se
unieron tropas del Commonwealth británico de Australia y Nueva
Zelandia y canadienses asumieron la 3ª división. Los aliados querían
mostrarle al mundo que el D-Day era una “empresa universal contra la
Alemania nazi”.
El día de la decisión
A las 6 y media de la mañana, los primeros barcos estadounidenses
anclaron frente a las costas de Normandía rebautizadas con nombres
secretos como “Utah” y “Omaha Beach”. Una hora más tarde desembarcaron
tropas británicas, canadienses y francesas, respaldadas por el barco
polaco Dragón. Y, hombro a hombro en los botes, también llegaron
reporteros de guerra ávidos de registrar las imágenes de la liberación
de una Europa bajo el dominio nazi. Entre ellos Ernest Hemingway. Pocas
horas después, unos 80 kilómetros de la costa francesa se convertirían
en un mar de sangre.
El segundo frente en el occidente
El caos inicial costó miles de víctimas entre los aliados. Muchos
soldados murieron porque las compuertas de los botes se abrieron
demasiado rápido y los hombres cayeron al mar, hundidos por el peso de
su propio armamento. Tanques de guerra se hundieron también antes de
alcanzar la costa. El mar revuelto le causó mareo a otros que no
pudieron defenderse de las balas de las tropas nazis apostadas tras la
arena. Más de la mitad de los soldados que desembarcaron primero
murieron en las primeras horas. “La estrategia inicial de los generales
Dwight D. Eisenhower, de Estados Unidos, y del británico Montgomery fue
un fracaso”, apunta Peter Lieb.
El avance de los aliados
A pesar de que los aliados lograron romper la barrera levantada por los
nazis frente a la costa Atlántica, las divisiones solo podían avanzar
muy lentamente. Solo a finales de junio de 1944 los aliados lograron
tomarse el puerto de Cherburgo, una base decisiva para su
reabastecimiento y, por ende, para el éxito de la operación aliada. Así,
la cruzada aérea pudo comenzar el 25 de julio abriéndole paso a los
hombres en tierra.
A comienzos de agosto la resistencia alemana había sido desmembrada en
su mayor parte. Así, el paso para la liberación de Francia y del resto
de Europa quedaba libre.
De Gualle, el inesperado libertador
Pero la unidad entre la coalición no duró mucho. “Los estadounidenses
que querían imponer un Gobierno militar en toda Francia, hicieron las
cuentas sin el general francés Charles De Gaulle, que fue recibido como
el verdadero ‘libertador de Francia'”, recuerda Peter Lieb. Un hecho que
obligó a estadounidenses y británicos a dejar en manos de los franceses
la administración de Francia y el manejo de la acción militar antinazi
en territorio francés.
Así fue como los aliados se limitaron a observar cómo los franceses,
liderados por De Gualle, liberaron París el 25 de agosto de 1944. Los
aliados lograron, de esta forma, mantener la unidad de las naciones que
aún tenían que luchar en el resto de Europa. El fracaso inicial de la
batalla del Día del Desembarco se convertiría luego en una victoria para
todos los aliados y la población alemana, también víctima de la
dictadura nazi. El D-Day se convirtió entonces en un hito en la historia
de la Segunda Guerra Mundial que, por lo demás, también se decidió en
el frente Este.
No hay comentarios:
Publicar un comentario