lunes, 2 de junio de 2014

Archivo: Mi… “¿Querido?”… FBI. (Novena parte)



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PUERTO RICO, EL FBI Y LOS CRIMENES DE LA CONTRARREVOLUCION ANTICUBANA.

Cuando aún se mantiene el dolor en los familiares, amigos y compañeros de Carlos Muñiz Varela, asesinado el 28 de abril de 1979, y permanece vivo el reclamo de justicia luego de 31 años de este execrable hecho, se confirma todavía más el oscuro compromiso entre la mafia terrorista anticubana y el FBI en relación con tan lamentable asunto: los primeros ejecutaron el crimen con total impunidad, mientras el Buró nada hizo por esclarecerlo u ocultó deliberadamente la identidad de los responsables del crimen.
El hijo de Carlos, cuyo único delito fue propiciar en acercamiento con la Patria amada, dijo en el homenaje de recordación: “Vamos a seguir insistiendo como un asunto ético de nosotros de recordarle a las autoridades que tienen que cumplir su deber ministerial de hacer justicia”.
El arquitecto Carlos Muñiz Pérez, hijo de Muñiz Varela y portavoz del Comité de Amigos y Familiares de Carlos Muñiz Varela, tiene toda la razón. Muchos han sido los reclamos por encontrar a los culpables y la infructuosa búsqueda de los mismos siempre ha chocado contra un poderoso muro de silencio e indiferencia por parte de las autoridades boricuas, incluyendo la Oficina del FBI en San Juan, Puerto Rico, así como las otras cuatro oficinas residentes asentadas en Aguadilla, Fajardo, Ponce, San Thomas y San Croix, la primera de ellas dirigida a partir del 12 de abril de 2004 por Luis S. Fraticelli, desde su sede en el Edificio de Oficinas Federales, Suite 526, Hato Rey, Puerto Rico, extendiendo también su autoridad en las Islas Vírgenes.
Lo sorprende de la reticencia del FBI y las autoridades a esclarecer el asesinato de Carlos Muñiz Varela fue recientemente denunciado por Jean-Guy Allard en un artículo publicado el 28 de abril de 2010, en el que denunció que, desde el 2008, el propio ASC del FBI en San Juan, Luis S. Fraticelli, había reconocido que el Buró disponía de suficiente evidencia e información para esclarecer este caso, lo que presupone conocimiento sobre la autoría de los criminales, motivaciones, afiliación y fuentes de financiamiento. Transcurridos dos años de las declaraciones de Fraticelli, el FBI permanece en silencio y no ha tomado acción alguna. Otros dos elementos muestran también el interés de las autoridades estaduales y federales por acallar el caso. El 11 de febrero de 2010 el estrenado Secretario de Justicia ad ínterin de Puerto Rico, Guillermo Somoza Colombani, se comprometió con los reclamantes del Comité de Amigos y Familiares, el realizar: “una evaluación en su totalidad del expediente investigativo, a los fines de determinar si quedan gestiones que realizar y sobre todo darle seguimiento a una solicitud efectuada al FBI.” Todavía más asombroso resultó que ni el propio Obama, luego de recibir una misiva fechada el 15 de diciembre del 2008 y enviada a él por el ex gobernador boricua Acevedo Vilá, confirmando el conocimiento absoluto del FBI y del propio Fraticelli sobre el asesinato de Muñiz Varela, ha emitido una orden para esclarecerlo.
LA OFICINA DEL FBI EN PUERTO RICO
La Oficina de Campo de San Juan tiene jurisdicción en más de 280 tipos de casos, relacionados con las violaciones de los derechos civiles, el terrorismo interno, el crimen organizado, el narcotráfico, el crimen violento, robo de bancos, el secuestro, la extorsión, la piratería aérea, el fraude de atención médica, fraude bancario, la delincuencia de cuello blanco, la corrupción pública y la seguridad nacional, aunque su eficacia en cuanto a temas relacionados con la lucha contra el terrorismo y las violaciones de los derechos humanos ha sido puesta en duda de manera reiterada, confabulándose, incluso, en el amparo de los ejecutores de estas actividades.
Para el 18 de marzo de 2000 mucha gente no se sorprendió que el Director del FBI en esos momentos, Luis Freeh, reconociera públicamente, ante una Audiencia ante la Comisión de Apropiaciones de la Cámara de Representantes, el papel cómplice del FBI en la violenta persecución contra dirigentes del movimiento pro independentista durante las décadas de los cincuenta y los sesenta del pasado siglo. Varios hechos se reconocieron por Freeh en esta audiencia: la disposición del FBI de torpedear las investigaciones que realizaran por su cuenta los grupos independentistas desde 1977 y la existencia de cerca de 150 mil expedientes abiertos sobre independentistas boricuas. La orden para recrudecer tan descarado espionaje, y para acciones para desarticular el movimiento independista, había partido del director Hoover a partir del 12 de abril de 1960.
Sin embargo, a pesar de la promesa de Freeh, se puso conocer que el FBI continuó espiando descaradamente a muchos boricuas, armando 2 000 expedientes que recogen llamadas telefónicas entre el año 2000 y el 2006, escudándose en su supuesta lucha contra el terrorismo, según lo denunció el Washington Post el 18 de enero de 2010.
No se habló sin embargo, ni por Freeh ni por los miembros de la Cámara de Representantes, sobre el cuestionado e ineficaz papel del FBI en el esclarecimiento de muchos de los crímenes cometidos por la contrarrevolución de origen cubano y la ola de atentados perpetrados por ellos en Puerto Rico, de manera descarada y con total impunidad, entre los que sobresalieron:
● 7 de enero de 1969: Es colocada una bomba en el auto del Secretario General del Movimiento Independista Puertorriqueño, Juan Mari Brás, estacionado frente a su casa. El artefacto explosivo fue desactivado.
● 31 de mayo de 1969: Desconocidos envían por correo explosivos antipersonales a las oficinas del M.P.I., ubicadas en Río Piedras, San Juan.
● 12 de noviembre de 1971: Intento de atentado contra la vida del Presidente del Partido Independentista Puertorriqueño, Rubén Berríos Martínez, cuando éste viajaba hacia Caguas, ocasión en que fue encañonado con armas de fuego desde otro auto en marcha. Pudo evadir la amenaza.
● 13 de noviembre de 1971: Fue tiroteada la Oficina del Comité Central Partido Independentista Puertorriqueño, presumiblemente por el contrarrevolucionario de origen cubano Luis Fathel Catasú. Fue capturado y, posteriormente, puesto en libertad de forma absurda e impune. Es el primer incidente probado del empleo de la mafia terrorista cubana en actos de este tipo.
● 11 de marzo de 1973: Una bomba fue hecha detonar en el cuarto piso de la Facultad de Estudios Sociales de la Universidad de Puerto Rico. El FBI nunca dio a conocer el resultado de sus pesquisas con respecto a este caso.
● 24 de junio de 1973: Varios dirigentes del PSP como Miguel Cabrera Figueroa, Ángel Luis Gandía y Edwin Reyes Cabrera, son víctimas de un atentado contra sus vidas, saliendo herido uno de ellos.
● 25 de julio de 1973: Fue colocada una bomba en la oficina del Comité Central del Partido Socialista Puertorriqueño, en Río Piedras. El hecho se lo adjudicó el Ejército Cubano Secreto, una mascarada de Omega 7.
● 5 de agosto de 1973: Omega 7 hizo estallar una bomba en el Consulado de Venezuela en San Juan, Puerto Rico.
● 11 de enero de 1975: Un poderoso artefacto explosivo causa dos muertos, Eddie Román Torres y Ángel Luis Charbonier, así como 12 heridos, en un acto del P.S.P. en la Plaza de la ciudad de Mayagüez.
● 24 de marzo de 1976: Fue asesinado Santiago “Chagüi” Mari Pesquera, hijo del Secretario General del P.S.P. y candidato a la Gobernación de Puerto Rico, Juan Mari Brás.
EL COINTELPRO Y SU EMPLEO CONTRA LA CAUSA INDEPENDENTISTA.
El desarrollo del programa de contra inteligencia conocido como COINTELPRO para investigar, desactivar y denigrar a luchadores y personalidades pro independentistas en Puerto Rico, se extendió desde los años 50 hasta los 80, cuando su uso fue declarado inconstitucional, primero por el Procurador General de los EE.UU., Edward Levi, en 1976, y luego por , la Corte Suprema de Puerto Rico, hasta que una iniciativa del congresista demócrata de origen puertorriqueño José E. Serrano, logró la liberación de los Archivos del FBI. Desde luego, no todo salió a la luz y no aparece en el sitio web del Centro de Estudios Puertorriqueños. Muchos hechos permanecieron en los oscuros almacenes del FBI, como es el caso de la información relacionada con el asesinato de Carlos Muñiz Varela.
La justificación de la aplicación de COINTELPRO, la dio el propio director del FBI entre 1924 y 1971, y fallecido en 1972, J. Edgar Hoover, cuando expresó en una orden interna del Buró sobre la actividad de espionaje a los dirigentes independentistas: "Debemos tener información relativa a sus debilidades, la moral, antecedentes penales, esposos, hijos, vida familiar y las actividades personales que no sean actividades de la independencia".
En este sentido, el FBI elaboró documentos desde la creación de su oficina en San Juan en 1935, muchos de ellos desclasificados, que abarcaron casi dos millones de páginas, en los que se pueden diferenciar informaciones agrupadas en tres categorías: personas de interés, organizaciones y programas de lucha de las mismas. No escaparon a la sucia indagación figuras de posiciones tan opuestas como Pedro Albizu Campos y Luis Muñoz Marín.
Otra destacada figura asediada por el FBI fue Juan Mari Brás, lo que incluyó el espionaje contra su organización, el Partido Socialista Puertorriqueño, así como a su propia familia. Particular conmoción causó la desclasificación de un Memo sobre el asesinato de su hijo Santiago "Chagui" Mari Pesquera, ocurrido en 1976. De igual forma se intentó difamar al desatacado político en falsos affaires amorosos.
COINTELPRO dio luz verde a irregularidades anticonstitucionales por parte del FBI como lo fueron la interceptación de conversaciones telefónicas, campañas para denigrar a figuras independentistas y sembrar conflictos entre ellas mediante cartas y documentos apócrifos y anónimos, difamación mediante fotos falsas y la ridiculización mediante caricaturas, la infiltración de informantes provocadores y falsarios, así como la realización de sabotajes, amenazas e, incluso, asesinatos.
COINTELPRO también se aplicó a la comunidad boricua residente en Estados Unidos, cumpliendo una indicación del propio Hoover en la que se expresó: “Debido al gran número de puertorriqueños que residen en Nueva York, y el hecho de que un número de organizaciones independentistas están activas en Nueva York, las oficinas de Nueva York y San Juan deberán intercambiar ideas sobre tácticas y técnicas que sean efectivas en sus divisiones.”
FBI: ¿INCAPACIDAD O CONFABULACION?
No solo los asesinatos de Santiago "Chagui" Mari Pesquera y de los mártires de Cerro Maravilla fueron los únicos asesinatos políticos ocurridos en Puerto Rico. El crecimiento de este fenómeno alcanzó su más notable parangón en la década de los setenta cuando ocurrieron otros crímenes como el del dirigente sindical Juan Caballero, el de Carlos Muñiz Varela, el del militante socialista Ángel Charbonier y el del prisionero político Ángel Rodríguez Cristóbal, nada menos que dentro de una cárcel norteamericana. Junto a estos hechos, ocurrieron cerca de 170 actos de terror contra oficinas del Partido Independentista Puertorriqueño, el Partido Socialista Puertorriqueño, periódicos, imprentas y otras instalaciones. Nunca el FBI esclareció alguno de estos hechos de forma real y efectiva.
EL ASESINATO DE FILIBERTO OJEDA Y LA REPRESION DEL FBI EN PUERTO RICO.
El 23 de septiembre de 2005, sobre las 4:30 p.m., un descomunal despliegue del FBI que involucró a con helicópteros, vehículos militares, ametralladoras y francotiradores, sacudió al pueblo de Hormigueros, en el oeste de Puerto Rico, irrumpió en el hogar de Filiberto Ojeda Ríos y de su esposa, Elma Beatriz Rosado. Un centenar de proyectiles impactaron en la vivienda donde el líder independentista se defendió como pudo, logrando herir a uno de los agentes federales. Filiberto conminó a su esposa a abandonar la vivienda, ocasión en que fue ultrajada y aprehendida por la fuerza. A partir de ese momento se ejecutó el crimen. Luego de esperar casi 24 horas, el FBI penetró a la vivienda y encontró el cuerpo de Filiberto desangrado. De inmediato, su cadáver fue trasladado a la Unidad Forense del Departamento de la Policía de Puerto Rico.
Decenas de personas trataron de acceder al lugar, pero el FBI les impidió el acceso. Entre ellos estaba el doctor Héctor Pesquera.
El brutal asesinato conmocionó a toda la sociedad borinqueña, sin distinción de afiliación política. Muchas fueron las voces que repudiaron el crimen de alguna manera, como la del Arzobispo católico, Roberto González Nieves; la de Ricardo Santos, presidente del sindicato de electricistas; la del ex gobernador Rafael Hernández Colón; la de Rubén Berríos, presidente del Partido Independentista Puertorriqueño; e, incluso, la de Tomás Rivera Shatz, presidente titular del Partido Nuevo Progresista. Sin embargo, fue la voz de su pueblo amado la que más se hizo sentir: cerca de un millar de personas se concentró en el estadio Hirám Bithorn, para manifestar su repudio por el asesinato de Ojeda. Fue su marcha valiente hasta la Corte Federal y otras manifestaciones de protesta, las que obligaron al gobierno a autorizar la presencia del doctor Héctor Pesquera, miembro del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano, en la autopsia oficial del cuerpo de Filiberto.
La verdad sobre lo ocurrido en el brutal ataque contra la vivienda de Filiberto saldría a la luz por boca del doctor Pesquera: “Filiberto Ojeda Ríos recibió un disparo cerca de la clavícula derecha. “El proyectil le penetró a la altura de la clavícula derecha, ingresó al pulmón y salió por la espalda, donde la bala se quedó alojada entre su espalda y el chaleco antibalas que llevaba puesto. No murió por el fallo de ningún órgano comprometido por la herida. Murió porque lo dejaron desangrar.” (…) “La razón porque el FBI no permitió a los doctores entrar a la casa es porque querían a Filiberto muerto. En mi opinión a Filiberto le disparó un francotirador y lo dejaron desangrar hasta la muerte; esto fue un asesinato por parte del FBI”.
Miles de boricuas dieron la última despedida al cuerpo de Filiberto Ojeda Ríos en el Ateneo Puertorriqueño y, posteriormente, en el Colegio de Abogados en San Juan. Allí estuvieron presentes los militantes y líderes del Partido Nacionalista de Puerto Rico, del Partido Independentista Puertorriqueño, del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano y del Frente Socialista de Puerto Rico, así como personalidades de la talla de lolita Lebrón, Danny Rivera, Roy Brown, Julio Murientes, el ex gobernador Rafael Hernández Colon, el Arzobispo Roberto González, entre otros.
El 10 de febrero de 2006, un grupo del task force del FBI realizó un descomunal operativo contra muchos ciudadanos boricuas que protestaron por el brutal asesinato de Filiberto Ojeda, invadiendo violentamente sus hogares y oficinas, bajo la amenaza de fuerza bruta y desmedida, violentando sus archivos personales y robándoles sus computadoras. Algunos de los ciudadanos hostigados fueron varios dirigentes sindicales, la profesora de sociología Liliana Laboy, así como Norberto Cintrón Fiallo, organizador del funeral de Ojeda Ríos. No era, por supuesto, una inusual redada. Ya en agosto y octubre del 2004, el FBI usó este brutal despliegue de fuerza contra ciudadanos boricuas miembros de la Unión Independiente Auténtica (UIA).
El 9 de agosto de 2006, por primera vez, el FBI dio a conocer su versión de los hechos en su sitio www.fbi.gov, mediante un comunicado de la Oficina Nacional de Prensa del FBI, en respuesta al Informe de la Oficina del Inspector General (OIG), acerca de las circunstancias que mediaron durante el intento por capturar a Filiberto Ojeda Ríos, titulado: "Una Revisión del Incidente de disparos en el cual estuvieron Involucrados el Negociado Federal de Investigaciones y Filiberto Ojeda Ríos en Septiembre de 2005."
En una parte del informe se trata, desde luego, de culpar a Filiberto por el inicio del tiroteo, lo que no ha sido comprobado por entidades ajenas al Buró:
“En su extenso informe, la OIG confirmó la secuencia de eventos que los oficiales del FBI describieron después del incidente. La OIG llegó a la conclusión de que Ojeda Ríos inició el tiroteo y abrió fuego contra los agentes del FBI mientras éstos intentaban entrar a la residencia. Ojeda Ríos disparó 19 balas, 8 de las cuales alcanzaron a agentes del FBI. Un agente fue herido de gravedad en el abdomen. Los agentes, miembros del especializado Equipo de Rescate de Rehenes (Hostage Rescue Team – HRT), devolvieron entonces el fuego. La OIG determinó que los agentes devolvieron el fuego justificadamente y que el uso de fuerza por los agentes en el operativo de Ojeda Ríos, incluyendo el tiro que mató a Ojeda Ríos, no violó la Política de Fuerza Letal del Departamento de Justicia de los Estados Unidos.”
El factor esencial, la muerte deliberada de Filiberto a falta de asistencia médica, se trató de justificar de la siguiente manera:
“La OIG también llegó a la conclusión de que la demora en entrar a la casa de Ojeda Ríos después que Ojeda Ríos fue alcanzado por una bala estuvo basada en una preocupación legítima por la seguridad de los agentes.”
Por último, para no lavarse las manos descaradamente como Poncio Pilatos, el FBI se hace una velada y tímida autocrítica cuando expresó:
“El informe establece una serie de recomendaciones, mayormente con relación al operativo de arresto de Ojeda Ríos, las cuales serán revisadas y consideradas cuidadosamente. El FBI reconoce la importancia de incrementar la comunicación y coordinación entre la Oficina Central del FBI, el HRT y nuestras oficinas de campo durante operaciones significativas de esta naturaleza. Agradecemos el informe de la OIG sobre este incidente.”
EL FBI DE PUERTO RICO, COMPLICE DEL TERRORISMO CONTRA CUBA.
Puerto Rico fue escenario de la actividad de los grupos terroristas anticubanos desde los primeros años que sucedieron al triunfo revolucionario en Cuba, el 1 de enero de 1959. Hacia allí marcharon decenas de esbirros, lumpen y burgueses, cargando en sus corazones un odio insensato hacia la revolución triunfante. Otros, los que escogieron a Miami y Nueva Jersey como futuras guaridas, se trasladarían hacia la Isla del Encanto en múltiples oportunidades para fraguar todo tipo de fechorías e implementar un terrorismo irracional contra sus conciudadanos y contra aquellos boricuas que admiraban los logros cubanos y mostraban simpatía hacia ellos. Algunos hechos demuestran esta enfermiza actividad:
● El 10 de noviembre de 1960 fue herido un funcionario del Banco de Comercio Exterior de Cuba, al ser agredido por elementos terroristas en San Juan, Puerto Rico.
● El 22 de agosto de 1962, fue dañado con sustancias letales en San Juan, Puerto Rico, un cargamento de azúcar procedente de Cuba, que se encontraba en el barco británico S.S. Streatham Hill, fletado por la Unión Soviética.
● El 13 de septiembre de 1968 fue dinamitado el buque español Coromoto, en Puerto Rico.
Durante las décadas de los años 60 y 70, se organizaron y reorganizaron múltiples organizaciones del exilio cubano de derecha, partir del criterio de convertir a esta zona como zona de guerra contra Cuba, destacándose una de las organizaciones contrarrevolucionarias que surgió en Puerto Rico en los años 60, auto denominada Alpha 66, creada con ese nombre por ser la letra Alpha la primera letra del alfabeto griego, que significa comienzo, punto de partida. El número 66 lo tomaron del hecho de que fueron sesenta y seis personas las que la integraron en un inicio, según lo recogió el FBI en su archivo R-759-1-57. En el comienzo, Alpha había estado compuesta por gente de diversa procedencia: tímidos luchadores contra Batista, como el propio Andrés Nazario y Eloy Gutiérrez Menoyo, que luego se sintieron traicionados por la radicalización del proceso revolucionario y optaron por abandonar el país, rumbo a Estados Unidos. Hoy existen fuertes evidencias que tanto Nazario Sargén y Antonio Veciana Blanch, dos de los fundadores de Alpha 66, fueron informantes del FBI, tal como puede atestiguarse en los archivos del Buró clasificados como R-759-4-153 / 5 y R-759-1-125/2-27. Antonio Veciana Blanch (alias Víctor), por su parte, estuvo vinculado en Cuba a los sabotajes contra El Encanto y otras tiendas, así como los frustrados intentos por quemar Sear´s, J. Vallés y Fin de Siglo. En esta etapa se unió al Segundo Frente Nacional del Escambray, dirigido por Eloy Gutiérrez Menoyo.
La penetración del FBI dentro de Alpha 66 fue permanente y el Buró estuvo al tanto de la actividad terrorista desatada por terroristas como Nazario Sargén, Antonio Veciana, Eloy Gutiérrez Menoyo y otros. [FBI-R-759-2-23], [FBI-R-759-1-?], Name change to Commando 66 (30 Oct 1962) [R-759-1-72]; however the FBI reconsiders on ½/63 and maintains separate files. [R-759-1-181] [FBI-R-759-1-72], [FBI-R-759-1-181] Cuba, por su parte, había penetrado a Alpha 66 con el agente del G-2 Enoel Salas Santos, entre otros, y pudo conocer desde temprano la total impunidad del grupo terrorista ante las autoridades del FBI.
Las actividades del Alpha 66 en Puerto Rico quedaron evidenciadas el 13 de septiembre de 1962, cuando Veciana manifestó al San Juan Star, que disponía de 300 hombres, cerca de 100 mil USD y armamento suficiente para su contingencia contra Cuba, según lo recogió el FBI en su informe R-759-1-24. Al día siguiente, Veciana manifestó que Alpha 66 ejecutaría contra Cuba, en octubre de 1962, las operaciones “Acción Antonieta” y “Acción Carmen”. [R-759-1-28/33] [FBI-R-759-1-28/33]
El primer ataque de Alpha 66 contra Cuba se realizó por Isabela de Sagua, al norte de Las Villas, en octubre de 1962. Allí dinamitaron una vivienda que, según ellos, era del G-2. Partieron desde la base que habían creado en Key Williams, en las Bahamas; el grupo estaba integrado por Nicolás Salado, Colo; Zenén Castillo; Publio Ruiz y Julio Cruz. [FBI-R-759-2-114], [FBI-R-759-2-1127] Eso los estimuló y dos meses más tarde, en diciembre de 1962, atacaron la playa de Juan Francisco, en Caibarién, también en el norte de Las Villas. Aquí no fueron tan atrevidos. Pusieron una granada en la orilla y de inmediato se perdieron, no sin antes tirotear la zona. La lancha de cerca de 15 pies que los trajo, los trasladó rápidamente hacia cayo Williams. Junto a Colo, vinieron en esta oportunidad Cecilio Vázquez, José Casanovas y Ramón Quesada. [FBI-R-759-2-117]
En mayo de 1963 atacaron el campamento de becados de Tarará. [FBI-R-759-3-120] Esta vez no vino Colo, pero sí Julio Cruz y Zenén Castillo, que habían venido en octubre y Ramón Quesada Gómez, que lo había hecho en diciembre. Los otros dos miembros del comando eran Agustín Gutiérrez y Elio Grillo. Ese mismo año tirotearon el barco inglés New Lane, fondeado en Caibarién. En este caso fue Veciana el que consiguió las armas y equipamiento necesario y realizaron el ataque la gente que después integraría los llamados “Comandos L”: Tony Cuesta, Antonio Quesada y Ángel Pouxés, en compañía de otra persona. Todos vinieron en una embarcación tipo V-18, equipada con una ametralladora calibre cincuenta.
 En 1964 pretendieron desarrollar una operación en gran escala, que conllevaría la infiltración de cerca de 50 hombres bajo la cobertura de un llamado “Plan Omega”. [FBI-R-759-5-63], [FBI-R-759-5-75], [FBI-R-759-6-137] y [FBI-R-759-6-139]. En realidad, desembarcaron, el 28 de diciembre, cuatro personas en las costas punta Caletas, Baracoa, en la provincia de Oriente, capitaneados por Eloy Gutiérrez Menoyo, quien en ese entonces vivía en el 201 SW 12 avenida, en Miami. Habían salido en una embarcación de 25 metros de eslora, proveniente de Puerto Manzanillo, en República Dominicana. Este comando estaba integrado además por Ramón Quesada Gómez (ex comandante del Directorio Revolucionario 13 de Marzo), Domingo Ortega Acosta (ex capitán de la comandancia de William Morgan) y Enoel Salas Santos, quien resultó ser un miembro de la Seguridad del Estado cubana. Habían partido desde una base de entrenamiento radicada en República Dominicana, la cual cerró posteriormente, luego de quedar al desnudo el apoyo dominicano a la gente del Alpha. Fueron detenidos el 23 de enero del 1965 en Aguada de Palmas, Imías, con material de guerra, equipos de comunicación y otros de subsistencia. El cabecilla fue sancionado a treinta años de prisión en la causa 83/65. Gutiérrez Menoyo recibió la tarea de organizar desde la cárcel diversas células de Alpha 66, captó desde 1970 a varios reclusos en la prisión de Boniato y en otro reclusorio en el que estuvo antes, siempre con el auxilio de su amante Isabel Rodríguez.
El fracaso de Gutiérrez Menoyo había quedado atrás. Tras diversos intentos de llevarlo a cabo en 1969, cuando Méndez fue ascendido a coronel, se lanzaron de nuevo a la misma aventura en tierras orientales. El día 17 de abril de 1970, rememorando el desembarco de Girón, volvieron otra vez a la Isla. En esta ocasión desembarcaron en Baracoa un total de 13 hombres, con el propósito de internarse en las montañas. De inmediato fueron aniquilados. Luego de diversos encuentros en la zona, al final fueron capturados. Fue el 24 de abril de 1970. Alpha 66 recibió ese día un golpe demoledor. Un mes después, en mayo de 1970, fueron capturados por comandos del Alpha los pesqueros Plataforma I y Plataforma IV. Los 11 tripulantes fueron detenidos y abandonados en cayo Andros, en las Bahamas.
Otra de las organizaciones terroristas de origen cubano que operó en Puerto Rico fue el Frente de Liberación Nacional Cubano, fundado en Octubre de 1973, a partir de una veintena de individuos provenientes de un grupo entrenado por la CIA y autodenominado los Halcones Dorados, quienes se experimentaron en actividades de paracaidismo en infiltración por aire. Su fundador y líder fue Frank Eulalio Castro Paz, también identificado como Frank Castro, quien incorporó al FLNC a individuos como Antonio Néstor Izquierdo, ex mercenario de la Brigada 2506 y agente de la CIA; Luis Alberto Crespo del Valle, terrorista a quien le explotó una bomba que preparaba junto a Humberto López para atentar contra objetivos relacionados con Cuba; y Rolando Otero Hernández, responsable de varias oleadas terroristas en Estados Unidos y Puerto Rico, así como en otros países.
Según un informe del FBI, numerado como File #105-22478, un comunicado del FLNC dado a publicidad en octubre de 1975, reclamó la autoría de varios atentados terroristas como la colocación de una bomba, en septiembre de 1975, contra la embajada Soviética en Bogotá y otra contra un Festival de Cine Cubano en la misma ciudad. Por otra parte, el FLNC también se adjudicó la autoría de la explosión en el Teatro Modelo de Río Piedras y el de Mayagüez, ambos en Puerto Rico, el 8 de octubre de 1974, durante la realización de un Festival de Cine Cubano.
Otra de las organizaciones terroristas que actuaron en Puerto Rico fue la Agrupación Abdala, presentada por algunos como apéndice del FLNC y que fue fundada en 1968 en Nueva York y New Jersey, por Gustavo Bienvenido Marín Duarte, René Fernández del Valle, Enrique Encinosa Canto, Leonardo Viota, entre otros, así como su representante en Puerto Rico y actual jefe de un grupúsculo denominado Frente para la Liberación Total de Cuba, Sergio Ramos Suárez. Abdala fue responsable de varios hechos criminales, entre ellos la colocación de una bomba el 13 de julio de 1978, en un hotel donde se alojaba una delegación artística cubana en Puerto Rico. La Agrupación Abdalá, destacada por su enseñamiento contra quienes promovían los viajes de los emigrados a Cuba, realizó una veintena de agresiones terroristas contra embarcaciones cubanas entre 1972 y 1975., a la par que se dedicó a crear provocaciones contra funcionarios y sedes diplomáticas de Cuba ante la ONU, tal como ocurrió en dos ocasiones durante el año 1978. Particularmente desfachatadas fueron sus provocaciones contra el equipo cubano de fútbol en California, EE UU, y la provocación montada contra ese mismo grupo de deportistas días después, el 5 y el 9 de abril de ese mismo año, en Atlanta y Chicago, respectivamente.
También como apéndice del FLNC actuó en Borinquén la Acción Sindical Independiente, dirigida por Pedro Hernández.
El FLNC cobró notoriedad con la colocación de una poderosa bomba en el Colegio de Abogados de Puerto Rico, el 14 de enero de 1980, ocasión en que participaron el propio líder del grupo terrorista Frank Castro Paz, René Fernández del Valle y Roberto López González. Por ese tiempo, estos individuos planificaron el asesinato de otro hijo de Juan Mari Brás, Raúl Mari Pesquera, mediante la voladura en pleno vuelo de un avión de la compañía Vieques Airlink.
Otro connotado miembro del FLNC fue Reynol Rodríguez González, actual jefe de Alpha 66, quien de acuerdo al FBI tenía en esos momentos como misión la custodia de parte del armamento del FLNC, consistente en 4 ametralladoras de diverso calibre, entre ellas, una calibre 50 mm, así como un cañón de 20 mm, fusiles y abundante explosivo plástico.
Fue el propio FBI, en uno de sus documentos desclasificados, de fecha 20 de mayo de 1975, el que se refiere a una reorganización dentro del FLNC donde se intenta crear una estructura política, además de fortalecer la rama militar, nombrándose a Frank Castro como Coordinador Internacional del aparato militar. Por su parte, Reynol Rodríguez González, residente en la isla boricua pasó a ser el Coordinador de la Sección de Acción de Sabotaje del FLNC. De esas reuniones, transcurridas en los meses anteriores, salió una declaración de abierta beligerancia contra las fuerzas progresistas y pro independentistas de Puerto Rico, particularmente el PSP.
Lo sorprendente de la actuación del FBI y de las fuerzas policiales en Puerto Rico es que, a la par que se fraguaba el asesinato del joven Carlos Muñiz Varela, éste era investigado por la División de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico, referida al período del año 1979. Con la misma siniestra confabulación se actuó en el caso del asesinato de Santiago “Chagüi” Mari Pesquera. El FBI arrestó a Henry Walter Coira Story como único ejecutor del crimen, aunque las evidencias apuntaron a una conspiración en la que participaron varios miembros del FLNC como Reynol Rodríguez, José Dionisio Suárez Esquivel y Pedro Crispín Remón.
El accionar de los grupos terroristas en la década de los 70 se desarrolló con total impunidad, ante la complacencia del FBI y las autoridades policiales boricuas, como lo demuestran algunos de los hechos ocurridos en esta época:
● El 16 de septiembre de 1973 explotó una bomba en el parqueo del Coliseo Roberto Clemente, en los momentos en que se realizaba un partido de baloncesto entre los equipos de Cuba y Venezuela.
● En enero 1974 fue tiroteado el consulado Argentino, tras el anuncio de una posible venta de carros Ford y Chevy a Cuba.
● El 22 de abril de 1974 explotó una en el Consulado Argentino en San Juan en repudio a la posición argentina de restablecer relaciones con Cuba.
● El 6 agosto 1974 explotó otra bomba, esta vez contra el Consulado Venezolano en San Juan.
● El 8 de agosto de 1978 explotó una bomba en la Universidad de San Juan durante la actuación allí del Ballet Nacional de Cuba, reclamando su autoría el llamado Comando Pedro Luis Boitel (CPLB).
● El 9 de octubre de 1974 fue colocado un artefacto explosivo en las oficinas de Mejicana de Aviación en San Juan, como protesta por los vuelos de ésta compañía a Cuba.
● El 29 de diciembre de 1977 fue puesta una bomba en el Consulado Venezolano en San Juan para protestar por la detención de Posada Carriles y Orlando Bosch por su participación en el atentado contra una aeronave cubana en Barbados.
● El 7 de octubre de 1978 estalló una bomba en la agencia de Viajes Girasol, cuya autoría fue reclamada por parte de la organización terrorista Abdala.
● El 4 de enero de 1979 fue puesta una bomba en la Viajes Varadero. Otro artefacto explotó el 19 de enero de 1980, reclamando su autoría Omega 7.
● El 28 de abril de 1979 fue asesinado Carlos Muñiz Varela, presidente de Viajes Varadero. En este abominable hecho, cometido a mansalva, participó un grupo de criminales autodenominado “Los Amigos de la Democracia”, integrado por los ya fallecidos Julio Labatut Escarra, Waldo Pimental Amesto y José “Pepe” Canosa Rodríguez, así como Reynol Rodríguez González, José Dionisio Suárez Esquivel y Pedro Crispín Remón Rodríguez. Uno de estos tres último fue el ejecutor material del asesinato del joven integrante de la Brigada Antonio Maceo.
La permanente y legítima repulsa de todo el mundo ante el asesinato de Carlos Muñiz Varela aún sigue permanente. El 28 de abril de 2010, Andrés Gómez, director de Areíto Digital, escribió un artículo titulado “Nuestro perenne compromiso con Carlos Muñiz”, en el que expresó la verdad innegable y la magnitud de ese repudio: “Escandalosamente, jamás sus asesinos han sido encausados por las autoridades, ni las insulares -las de la colonia-, ni las federales -las de los ocupantes. Aunque el atentado ocurrió a plena luz del día, en una urbanización del municipio de Guaynabo, parte del área metropolitana de San Juan, -con vecinos presentes, quienes, como testigos de los hechos, dieron la información pertinente a los peritos de la policía encargados de la investigación del asesinato.”
“Desde entonces las autoridades tienen las descripciones físicas de los terroristas. Inclusive, uno de ellos, consciente de su inmunidad, se atrevió a sacar medio cuerpo, a través de una de las ventanillas del automóvil desde el cual dispararon a Carlos, para dispararle un tiro final, para así asegurarse de su muerte. Del auto utilizado también las autoridades tienen la descripción pertinente.”
EL FBI CIEGO ANTE NUEVOS PLANES TERRORISTAS.
A pesar del historial de muerte sembrado por la mafia anticubana en Puerto Rico, nunca el FBI tomó cartas en el asunto o se confabuló para proteger a criminales y terroristas, tal como ocurrió en el caso de los complotados del yate “La Esperanza”, en 1997, cuya finalidad era asesinar a Fidel durante su asistencia a la VII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado, a realizarse entre los días 8 y 9 de noviembre, en Islas Margarita, Venezuela.
El destape ocurrido en el 22 de junio 2006 por José Antonio Llamas, ex directivo de la Fundación Nacional Cubano Americana, de los planes de su organización para llevar a cabo una serie de actividades violentas contra Cuba en la década de los 90, elaborados en junio de 1992 en Naples, Florida, involucró nuevamente a Puerto Rico con la actividad del terrorismo mafioso de Miami. En 1993, en una reunión de la Junta de Directores de la FNCA celebrada en Puerto Rico, se formó el grupo de la célula paramilitar que se encargaría de llevar a cabo la nueva guerra sucia contra Cuba, la que estaría dirigida por Francisco José Hernández Calvo y fue integrada por Elpidio Núñez, Horacio García y Luis Zúñiga, Erelio Peña y Raúl Martínez, de Miami; Arnaldo Monzón Plasencia y Ángel Alfonso Alemán, Fernando Ojeda, Fernando Canto. Luis Prieto, Miguel Ángel Martínez, Fermín Pernas Roberto Martín Pérez, Ninoska Pérez Castellón, Domingo Sadurní y Luis Botifoll.
Los primeros pasos conllevaron a adquirir un helicóptero de carga, 10 aviones ultralivianos con control remoto, siete embarcaciones y abundante material explosivo. Los primeros fueron encargados a la firma Nautical Sports Inc, de la Florida y a Refri Auto, radicada en República Dominicana, mientras que los explosivos los consiguió Raúl López, propietario de una firma autorizada al efecto en ese entonces y mediante un préstamo del Ready State Bank, de Miami, por decisión del propio Pepe Hernández. El plan, sin embargo, falló y José Antonio Llamas perdió más de un millón de dólares invertidos en el mismo.
Estos planes, que desembocaron a la larga en la oleada de atentados contra instalaciones turísticas cubanas, así como en la planificación de atentados contra Fidel en las Cumbres VII, VIII y X Iberoamericanas de Jefes de Estado, fueron ampliamente conocidos por el FBI, particularmente por sus oficinas de Miami y San Juan, en Puerto Rico. Sin embargo, otra vez el FBI se alineó con el terrorismo. Sobran los comentarios. 

Percy Francisco Alvarado Godoy

6 de mayo de 2010 

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