domingo, 4 de noviembre de 2012

Absurdos contrarrevolucionarios (I)



Facebook acaba de mostrar cómo esta red social ha sido creada no solo para promover intervínculos sociales entre las gentes, así como otras peligrosas y no deseadas eventualidades. De hecho, se ha covertido en centro de campañas justas e injustas, de acosos, y todo tipo de desafueros incontrolables.

Hoy Facebook es una plataforma vitual en que deambulan provocadores, acosadores, estafadores y todo tipo de delincuentes, a pesar nuestro. Tontos y locos aparecen también con sus dudosas e insanas intenciones.

Pero lo insólito acaba de suceder en Facebook: nada menos que el contrarrevolucionario Orlando Luís Pardo Lazo, colocó en su muro la más absurda de las boberías, hace dos días: "Propongo renombrar a la Calle Neptuno de La Habana como Laura Pollán. Y al Parque Manila de El Cerro, como parque Oswaldo Payá, alguien me ayuda con un grupo en Facebook y nos ponemos a trabajar." 

Esta nueva e insensata modalidad mediática  de  "reurbanización contrarrevolucionaria" solo puede  caber en la mente afiebrada de un loco o de alguien que se hace el tonto deliberadamente, sobre todo cuando hay tanto héroe genuino y mártir en Cuba que bien merece ser honrado con esa deferencia.

¿Acaso espera OLPL que alguien le siga el sucio jueguito de colocar nombres de mercenarios, desgraciadamente ya fallecidos, pero mercenarios al fin, a nuestras calles y paques? ¿Lo permitirá nuestro pueblo?

Por ello le recomiendo que abandone esas tonterías que ofenden a la memoria histórica de nuestra ciudad, so pena de tener que escapar con los pies en polvorosa por todas las calles de La Habana, perseguido por iracundos ciudadanos, que no admitirán tales ofensas. Y aclaro que no me refiero a las difamadas "Brigadas de Respuesta Rápida", sino a los menores que juegan en ese parque, a quienes se enamoran o se han enamorado en esos lugares, o quienes guardan gratos recuerdos de los mismos.

Dedíquese a cosas más racionales y menos extravagantes, si ya se aburrió de estafar a otros ingenuos mercenarios, en busca de un inmerecido y detestable protagonismo.

Percy Francisco Alvarado Godoy

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