lunes, 12 de noviembre de 2012

Manipulación del voto en los Estados Unidos

Dado que en los Estados Unidos por lo general no hay violación a la ley sin castigo, se pensaría que la manipulación y los fraudes electorales son asuntos de países como el nuestro y de otros países subdesarrollados. Craso error, la lucha por la toma del poder político se desarrollan con todas las armas posibles, siempre y cuando la institucionalidad sea lo suficiente débil como para no castigar el uso de las malas artes. Hasta en la antigüedad griega las fiestas a los dioses eran utilizadas con fines electorales por las clases que estaban en la escala superior de la pirámide social.  

Durante las recién celebradas elecciones en los EU, ganadas por Barack Obama, hubo denuncias de campaña sucia de ambos bandos. En los EE.UU. se permite el voto anticipado, autorizando a los votantes a ejercer su derecho antes de la fecha fijada para votar, en este caso el día 6 de noviembre de 2012. El Partido Demócrata denunció que en los estados gobernados por el Partido Republicano se obstaculizó este derecho, debido a que Barack Obama ganaba cómodamente el sufragio de los votos anticipados. Fueron los casos de los estados de Illinois y Florida. 

Me quise morir de la risa cuando escuché a un analista político internacional decir que en el estado de Florida se había sacado de circulación una máquina electrónica de votación al descubrirse que al votar por Obama, el resultado salía a favor de Mitt Romney.  Un hijo de Romney es socio de la empresa que distribuye esas máquinas electrónicas de votación. Los republicanos acusaron a Barack Obama de aprovechar la catástrofe dejada por el huracán Sandy para obtener ventajas electorales.  

En los análisis que a lo largo de todo el pasado proceso electoral de las elecciones presidenciales en los EE.UU. salió a relucir la existencia de votantes registrados al mismo tiempo o con derecho a votar hasta en tres estados diferentes. Aunque no hemos escuchado todavía que ningún de los dos partidos se hayan acusado de estimular a que un elector vote más de una vez.

Recordemos el conflicto que se presentó en las elecciones del año 2000, cuando Georges W. Bush le ganó al candidato demócrata Al Gore por escaso margen, 271 votos electorales contra 266, pero que en la votación popular Al Gore ganó con una ventaja de 543,816 votos. Ante las denuncias de robo de votos en el estado de Florida, cuyo gobernador era Jett Bush,  hermano de Georges W. Bush,  la Suprema Corte de Justicia favoreció a Georges W. Bush, en un cuestionado dictamen, que todavía sigue dando de qué hablar, por lo que significó Bush para la humanidad con su política armamentista.

En las elecciones en que Abraham Lincoln ganó la presidencia, que se celebraron el 6 de noviembre de 1860, los historiadores reseñan que en los estados del sur su foto no figuraba en las boletas de votación. Los estados del sur se oponían a la abolición de la esclavitud, por la que propugnaba Lincoln.

El triunfo de John F. Kennedy en el año 1960 estuvo matizado de denuncias de robo de votos por parte del Partido Republicano. Los libros de historia política universal reseñan que todas elecciones en los EE.UU, del 1850 al 1900, fueron cuestionadas con denuncias de compra de votos y de acciones tendentes a evitar la emisión libérrima de la voluntad popular. Richard Nixon se vio obligado a renunciar a la presidencia en el año 1974, por ordenar la introducción de micrófonos secretos en las oficinas del Partido Demócrata.

El desarrollo y la madurez institucional de los EE.UU. han erradicado las prácticas fraudulentas aberrantes. Sin embargo, los procesos no han dejado de estar exentos de denuncias de prácticas antidemocráticas. En sus memorias, Bill Clinton acusa a Allan Greenspan de prolongar por más tiempo del debido la restricción de la política monetaria a en el año 2000, a fin de mantener la economía en bajo crecimiento, y de esta manera afectar las aspiraciones de Al Gore. Siendo republicano, Allan Greenspan era presidente de la Reserva Federal.

Si en una de las democracias más solidas del mundo se cuecen estas habas, imaginémonos lo  que puede seguir pasando aquí. Un país con una enorme debilidad institucional, en el que todos los órganos del control del Estado están en manos del PLD. En el que los ministros se tiran a la calle a hacer campaña política con los fondos públicos, a sabiendas de que nada les pasará. La ley de partidos es una imperiosa necesidad que solo los líderes políticos con visión tienen bien claro. Al igual que la modificación de la ley electoral.  


Julio Enrique Caminero

Tomado de  http://www.7dias.com.do

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