La intervención militar de Francia en Malí ha puesto algo de sordina
al estrepitoso fracaso del intento de rescate del rehén en Somalia.
París además tropieza de nuevo en la misma piedra. Hace dos años otra
operación similar llevada a cabo en Níger se saldó con la muerte de dos
rehenes, Vincent Delory y Antoine de Lecour.
Otros intentos de rescate de rehenes por Francia han tenido magros resultados. Quizá el más exitoso fue el llevado a cabo en aguas del Índico contra los piratas somalíes que se habían apoderado del yate de lujo ‘Ponant.
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Embajada de EE UU en Teherán
Una de las operaciones de rescate más desastrosas que se recuerdan es la de los rehenes de la embajada de EE UU en Teherán ordenada por el presidente Jimmy Carter en abril de 1980. La ambiciosa estrategia ideada para liberar a los 53 ciudadanos estadounidenses que Irán mantenía secuestrados en la sede diplomática se saldó con un sucesivo cúmulo de despropósitos en el que se mezclaron la falta de planificación, los elementos meteorológicos y la mala suerte. Uno de los seis helicópteros del despliegue se averió y otro, en medio de una tormenta de arena, cortó con una de las palas del rotor el fuselaje de un avión cisterna causando una explosión que afectó a los dos aparatos y en la que perecieron ocho militares.
El comando estadounidense tuvo que retirarse de forma precipitada y dejar en suelo iraní los helicópteros y los cadáveres de sus soldados que fueron exhibidos como un trofeo por Teherán. El desastre se produjo cuando Carter ya había suspendido el intento y los iraníes no se habían enterado de nada.
Operación Trueno en Entebbe
Si la operación de Teherán puede ser citada como uno de los ejemplos más desastrosos, el rescate modélico por antonomasia y que sirvió para que otros países crearan unidades especializadas en este tipo de acciones es el protagonizado por las fuerzas israelíes en el aeropuerto ugandés de Entebbe, el 4 de julio de 1976. Planificado gracias a las labores de inteligencia del Mossad, 100 comandos israelíes y varios aviones cruzaron a baja altura y fuera de los radares el continente africano para liberar a los pasajeros de un Airbus que cubría el vuelo Atenas-París, desviado a Uganda por palestinos del Frente Popular de Liberación de Palestina y alemanes del grupo Células Revolucionarias. La estrategia que incluyó simular una comitiva del presidente Amin se saldó con el rescate de 103 personas que permanecían capturados y la muerte de todos los secuestradores, tres rehenes y 45 soldados ugandeses. Un cuarto rehén, una inmigrante británica judía de 75 años, Dora Bloch, que había sido trasladada a un hospital de Kampala fue asesinada por orden del presidente Amin tras finalizar la operación de rescate. Solo un militar israelí murió en el ataque, el teniente coronel Yonatan Netanyahu, hermano del actual primer ministro israelí.
En el caso francés de estos días se ha señalado sobre todo un error de planificación y de inteligencia. El diario Le Figaro, que cita a “especialistas en este tipo de operaciones clandestinas”, habla sobre todo del error de que los helicópteros aterrizaran a tres kilómetros del objetivo permitiendo que los lugareños alertaran a los islamistas. Los comandos franceses además debían de recorrer esa distancia con un equipo de unos 40 kilos a la espalda, lo que hizo más lenta su marcha. Parte de ese pesado equipo se puede ver en las fotos que el grupo terrorista difundió por twitter junto al cadáver del soldado fallecido. Esos especialistas aseguran que fue la peor opción. Según ellos, se debe elegir entre aterrizar en un lugar más alejado, unos veinte kilómetros, y llegar al objetivo en secreto o, como en la operación de las fuerzas estadounidenses en la que se mató a Bin Laden, caer del cielo sobre sus cabezas de forma fulminante y sin dar prácticamente tiempo a responder.
La precipitación francesa pudo obedecer al intento de aprovechar la oportunidad e liberar a un conciudadano, Denis Allex, que llevaba secuestrado tres años y medio en condiciones infrahumanas y ante el rechazo frontal de los terroristas a entablar cualquier negociación. Un desenlace trágico que llenará de temor e incertidumbre a los otros nueves franceses secuestrados en África y sus familias.
El número de secuestrados podría crecer de forma drástica tras el ataque de este miércoles de un grupo islamista a una planta gasística en Argelia, donde podría haber capturado a 41 rehenes occidentales. No hay que olvidar que dos trabajadoras españolas de la ONG Médicos sin Fronteras, Blanca Thiebaut y Montserrat Serra, permanecen secuestradas en Somalia desde el 13 de octubre del 2011.
Por Miguel Salvatierra
Tomado de http://blogs.laverdad.es
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