Las acusaciones de espionaje vertidas por Estados Unidos sobre Huawei están haciendo que el gigante chino pierda la paciencia. En las mismas se acusa a la firma de haber enviado al gobierno chino información comprometida sobre los sistemas extranjeros de telecomunicaciones.
El tema es objeto de controversia desde hace meses y ahora el gobierno de Reino Unido se se ha unido “a la fiesta”,
anunciado que llevará a cabo una investigación sobre el Centro de
Evaluación de Ciberseguridad de Huawei, un establecimiento cuya
finalidad es precisamente demostrar la independencia de la
compañía. Todo lo dicho ha llevado a William Plummer, vicepresidente de
relaciones exteriores de la firma, a pedir a ambos países que “aporten pruebas que respalden dichas acusaciones o se callen”.
Por su parte Scott Sykes, portavoz de Huawei, ha calificado estas acusaciones de “cansinas, infundadas, difamatorias y tristes distracciones de los problemas del mundo real relacionados con el espionaje, tanto industrial como de otros tipos”.
Tanto Estados Unidos como Reino Unido fueron protagonistas recientemente de dos grandes escándalos de espionaje, consecuencia directa de la salida a la luz de sus programas PRISM y Tempora. Sobre
éstos sí existen pruebas reales y fehacientes, así que no resulta
descabellado pensar que ambos países estén intentando distraer la
atención sobre sus propios errores utilizando a Huawei como cabeza de turco.
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