Raúl Castro pidió a los cubanos combatir lo que llamó la "indisciplina social".
La
aproximación entre el discurso y la realidad es uno de los procesos más
importantes que se gestan en la política cubana actual. Y las palabras
del Presidente Raúl Castro en la última reunión del parlamento fue una
descarnada expresión de este cambio.
Empezó afirmando que sus
criticas servirían a la prensa internacional para denigrar a Cuba pero a
renglón seguido descalificó la mentalidad que limita la difusión de los
problemas económicos, políticos y sociales para no dar armas al
enemigo.
Llamó a "debatir con toda crudeza la realidad" porque "el
primer paso para superar un problema de manera efectiva es reconocer su
existencia en toda la dimensión y hurgar en las causas y condiciones
que han propiciado este fenómeno".
Reconozco que me sorprendió que
criticara públicamente tal cantidad y variedad de problemas nacionales.
Medio en broma y medio en serio, un buen amigo y asiduo lector de
"Cartas desde Cuba" me dijo: "te ha dejado sin temas para tu blog".
En
realidad no creo que Raúl Castro deje sin tareas a la prensa nacional o
extranjera, por el contrario su diagnóstico invita a profundizar en la
gravedad de algunas de las enfermedades que padece la sociedad cubana y
sus posibles tratamientos.
"El primer paso para superar un
problema de manera efectiva es reconocer su existencia en toda la
dimensión y hurgar en las causas y condiciones que han propiciado este
fenómeno"
Raúl Castro, presidente de Cuba
¿Cuántas
investigaciones periodísticas o sociales se podrían realizar sobre "el
acrecentado deterioro de valores morales y cívicos, como la honestidad,
la decencia, la vergüenza, el decoro, la honradez y la sensibilidad ante
los problemas de los demás"?.
No creo que algunos de estos males
estén más desarrollados que en otras sociedades sino que aún se puede
estar a tiempo de revertir sus efectos. Cuba se ha "modernizado"
lentamente y, para bien o para mal, aún vive a la antigua usanza en
muchos aspectos.
Hasta el pasado año se vendían automóviles y
casas sin firmar papeles, el apoyo a la familia es parte de la cultura
nacional, cualquier vecino "te tira un salve" cuando la comida no llega a
fin de mes y la lealtad entre amigos aun vale más que los bussines.
Pero
lo cierto es que muchas de esas características del cubano se empezaron
a perder durante la crisis económica, un proceso que podría acelerarse
con la inevitable legalización del "mercado" y algunas de las toxinas
sociales que este naturalmente activa.
Realmente no sé si es
posible ganar una pelea contra los demonios que despierta la
modernización. El Presidente propone una estrategia a largo plazo,
pensando la educación de las nuevas generaciones en base a la cultura
que se persigue construir.
"Tengo la amarga sensación de que somos
una sociedad cada vez más instruida, pero no necesariamente más culta".
Este reconocimiento ofrece un punto de partida para dejar de alabar los
logros de la educación y repensarla como instrumento cultural.
Poco
quedó en el tintero de Raúl Castro, habló de los bajos salarios, la
dualidad monetaria, el robo generalizado en las empresas, de la
corrupción de los funcionarios, del fraude en la educación, del
vandalismo, las construcciones ilegales y de la falta de normas de
convivencia.
Y fue al fondo cuando responsabilizó de parte de ese
caos al "irrespeto, en primer lugar, por las entidades estatales de la
institucionalidad vigente, lo cual menoscaba su capacidad y autoridad
para exigir a la población que se atenga a las regulaciones existentes".
Sin
duda hay que empezar a poner la casa en orden por arriba porque
socialmente el ejemplo de un dirigente enriqueciéndose a costa de
sobornos contamina más que 1000 trabajadores "resolviendo" lo básico
para alargar el salario y llegar a fin de mes.
Son los gerentes
ladrones quienes abastecen fundamentalmente al mercado negro y la mayor
parte de las ilegalidades se realizan con la bendición de funcionarios
que a cambio de moneda dura autorizarían a hacer "barbacoas" hasta en el
mismísimo Capitolio.
El Presidente cuestionó que "esto sucede
ante nuestras narices, sin concitar la repulsa y el enfrentamiento
ciudadanos", pero lo cierto es que la gente no tiene o no conoce cuales
son los mecanismos institucionales que le permitirían defender sus
derechos y las leyes.
No existe una defensoría de los derechos
ciudadanos ni del consumidor, pocos conocen qué hacer cuando un
inspector exige un soborno, donde presentar una queja contra un policía o
a quien acudir cuando el director de su empresa desvía recursos.
Algunos
de los viejos mecanismos están desactualizados, oxidados o viciados. Si
se pretende que la población participe "en un movimiento permanente",
ayudaría armarla de instituciones capaces de recibir, tramitar y dar
respuesta legal a la acción ciudadana.
Pero más allá de los retos,
hablar descarnadamente sobre las crisis que enfrenta la sociedad
ayudará al cubano a comprender un discurso político que empieza a
parecerse a su propia vida, a su cotidianidad, a su entorno y a los
problemas que sufre.
CUBA… ARGOS: JULIO 12 DE 2013…
xFernando Ravsberg
BBC Mundo
@ravsberg
BBC Mundo
@ravsberg
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