Las
dudas en torno a qué tanta relación existe entre Silicon Valley y las
agencias de inteligencia de Estados Unidos surgieron nuevamente tras la
publicación del jueves pasado del periódico The Guardian, donde se dio a
conocer que Microsoft permitió acceso total a la Agencia de Seguridad
Nacional (NSA).
La empresa que dirige Steve Ballmer permitió a la
NSA tener acceso a información codificada en correos electrónicos,
videollamadas e información almacenada en la nube, según las
filtraciones que Edward Snowden, hoy uno de los hombres más buscados por
Estados Unidos, entregó al diario británico.
Éste no es el primer
señalamiento que se hace en torno a este supuesto vínculo entre
empresas tecnológicas y agencias de inteligencia. La mayoría de las
compañías tecnológicas de la famosa zona californiana han sido
mencionadas por su cooperación en el programa de espionaje llamado
PRISM. Gigantes tecnológicos como Facebook, Microsoft, Google, Yahoo y
Apple que almacenan millones de bits en información, se incorporaron en
este sistema de vigilancia que inició seis años atrás.
El objetivo
de PRISM es monitorear metadatos (datos básicos que se generan al
utilizar equipos tecnológicos, los cuales pueden dejar rastro de números
de teléfono, así como la fecha, horario o lugar de la creación de algún
correo electrónico, por mencionar un ejemplo), a diferencia del
programa de la agencia de inteligencia británica GCHQ, Tempora, que no
pierde bit alguno, por medio de diversas plataformas que decodifican los
mensajes enviados por las herramientas de estas compañías.
Estados
Unidos recaba información para protegerse de amenazas terroristas en el
extranjero, justificó así el gobierno estadounidense el programa de
espionaje filtrado por Edward Snowden a los diarios The Washington Post y
The Guardian.
Las filtraciones ponían al descubierto una serie de
solicitudes que emitía la agencia gubernamental a dichas compañías para
poder tener acceso a cierta información de los cibernautas, amparada en
la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, actualizada tras los
atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas. Este
procedimiento no ha sido totalmente aclarado.
Tan pronto se reveló
el vínculo Silicon Valley-NSA, las empresas tecnológicas salieron a
aclarar su participación en estos programas secretos. Facebook,
Microsoft (con sede en Washington) y Google pidieron al gobierno
estadounidense en sendos comunicados brindar mayor transparencia en los
pedidos relacionados con la seguridad nacional.
El gigante de
Mountain View fue el primero en realizar su pedido, tras divulgar una
carta enviada al Departamento de Justicia de Estados Unidos, de la cual
depende la Agencia de Seguridad Nacional. La compañía californiana
solicitó poder publicar la cantidad total de solicitudes de información
relativa a la seguridad nacional que hizo el gobierno, bajo el argumento
de que esas cifras demostrarían que la compañía no dio 'acceso
ilimitado' a los datos de sus usuarios. Facebook y Microsoft emitieron
misivas similares.
Ante la negativa para poder transparentar estas
peticiones, el escándalo envolvió nuevamente a Microsoft el pasado
lunes tras las filtraciones que revelaban que la NSA podía acceder a
correos electrónicos de Outlook, conversaciones de video y texto en
Skype, así como información almacenada en SkyDrive. El pasado viernes la
compañía negó este señalamiento.
"Microsoft no permite acceso
total ni directo a SkyDrive, Outlook.com, Skype u otros productos de
Microsoft a gobierno alguno", declaró la empresa tecnológica en su
comunicado.
Más allá de la falta de claridad que hay en torno a
cuánto sabían las empresas de este programa de espionaje y su
cooperación, es un hecho que las agencias gubernamentales fijan su vista
en Silicon Valley, donde no sólo hay prometedores agentes de
inteligencia para hacer frente a una posible ciberguerra, sino también
se resguardan millones de datos de información privada y se crea día con
día tecnología de punta.
Uno de los ejemplos más recientes de
esta cercanía está la de Max Kelly, el jefe de seguridad de Facebook.
Kelly dejó la compañía de Palo Alto en 2010 no para irse a Google o
Twitter, sino para ingresar a la Agencia de Seguridad Nacional.
La
suma que la NSA gasta en las compañías californianas se encuentra
clasificada, pero se estima que los recursos totales de la agencia de
inteligencia rondan entre 8 y 10 mil millones de dólares por año, según
publica The New York Times.
Pese a que las empresas de tecnología
aseguran que sólo cooperan con la agencia estadounidense vía legal,
oficiales retirados, dijeron al diario neoyorquino, que en ocasiones las
tecnológicas crean grupos de expertos que colaboren ampliamente con la
NSA.
Por el momento, el crecimiento exponencial de estas compañías
tecnológicas continúa, así como la recopilación voluntaria de
información que se almacena en éstas.
Tomado de http://www.vanguardia.com.mx
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