VOLTAIRENET.ORG – Los analistas políticos siguen con toda
atención los esfuerzos de Estados Unidos por provocar «cambios de
régimen» simultáneos en Venezuela, Ucrania y Siria. Washington pretende
demostrar así que sigue siendo una superpotencia capaz de controlar el
curso de los acontecimientos en varias regiones geográficas al mismo
tiempo y amedrentar de esa manera a quienes crean poder sustraerse a su
predominio recurriendo a nuevas alianzas. Nil Nikandrov analiza en este
trabajo la crisis en Venezuela y pone los puntos sobre las íes ante la
ola de mentiras de los medios de prensa occidentales.
NIL NIKANDROV – En Venezuela, los bolsones aislados de
manifestaciones estudiantiles que subsistían en algunas grandes
ciudades, desaparecieron como por arte de magia durante el reciente
carnaval. Para ser más exactos, desaparecieron en los barrios más
acomodados de esas ciudades. Olvidando la tradición de viajar a las
playas del Caribe durante esta temporada, los organizadores de las
manifestaciones antigubernamentales habían declarado que las protestas
continuarían porque «el descontento popular» había alcanzado un
punto culminante. Un empujoncito más y el régimen se iría a pique,
el presidente Nicolás Maduro y sus compañeros huirían a Cuba y Venezuela
volvería a ser «una verdadera democracia». Los principales
canales de televisión occidentales dieron amplia cobertura a las
manifestaciones. Y después… silencio total. Los venezolanos se relajaron
y celebraron su carnaval.
El papel protagónico de la guerra sicológica contra Venezuela lo
desempeñan las agencias de inteligencia de Estados Unidos. Durante toda
la presidencia de Hugo Chávez, Washington desató una intensión guerra
mediática destinada a desacreditar la idea misma de que pudiese existir
un socialismo del siglo 21.
Chávez nunca prometió un éxito rápido. Pero su bien pensada política
social permitió lograr muchas cosas. Según los sondeos de opinión, los
venezolanos están entre los pueblos más felices de América.
Los progresos de la revolución bolivariana en materia de salud, de
educación y construcción de viviendas a precios accesibles garantizaron a
Hugo Chávez el respaldo popular. Ese sólido frente interno le permitió
enfrentar exitosamente las actividades subversivas de Estados Unidos,
no sólo en Venezuela sino también en la arena internacional.
Un punto fundamental de esta guerra mediática fue la creación del canal de televisión TeleSur con la participación de países aliados de Latinoamérica y la subsiguiente creación de la estación radial RadioSur
y de un estudio nacional de cine que produce largometrajes sobre temas
patrióticos. Casi cada semana aparece en las pantallas un nuevo film
atrayendo a través de todo el país tantos espectadores como las
películas de acción de Hollywood. También se ruedan documentales que
explican la política de Estados Unidos en Latinoamérica, incluyendo cómo
se apoderó ese país del petróleo de otros y la eliminación de los
políticos que no son del agrado de Washington.
Desde que murió Hugo Chávez ha podido verse un recrudecimiento de la
propaganda de guerra contra su sucesor, Nicolás Maduro. Washington
decidió que ha llegado el momento de derrocar el régimen. Para ello ha
movilizado todo su arsenal desestabilizador –desde los paramilitares
colombianos que infiltra en Venezuela para perpetrar actos de terrorismo
hasta el sabotaje económico y financiero y la utilización de las redes
sociales en internet.
Haciendo uso de la palabra en la ONU, el ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela Elías Jaua declaró que los medios de prensa de
la oposición venezolana –así como los medios extranjeros– están inmersos
en una intensa campaña tendiente a derrocar al presidente Maduro. Jaua
explicó posteriormente que se refería «a campañas bien preparadas que han sido puestas en práctica a través de influyentes redes de televisión». Observó que personalidades de Estados Unidos y artistas europeos «que apenas saben dónde está Venezuela»
son utilizados para atacar el gobierno venezolano. Ejemplo de ello son
varias declaraciones que se hicieron en plena ceremonia de entrega de
los premios Oscar.
Jaua se refería en particular a la cadena de televisión CNN,
corrientemente utilizada por la CIA para propagar noticias falsas, que
difunde constantemente todo tipo de comentarios negativos contra
el gobierno de Venezuela y el presidente Nicolás Maduro. Así ha sucedido
con la cobertura tendenciosa de las manifestaciones callejeras,
descrita en CNN como pacíficas, a pesar de que los manifestantes
bloquean las calles, incendian automóviles, agreden a los policías y
arremeten contra las infraestructuras urbanas, como los transportes
públicos.
Entre otros actos agresivos, los partidarios de la oposición utilizan
barreras metálicas erizadas de clavos para interrumpir la circulación
de los vehículos, ocasionando así numerosos accidentes. También instalan
cuerdas de nylon a través de las vías con la intención expresa de
atentar así contra las vidas de los «motorizados» –trabajadores
que utilizan motocicletas para la entrega y distribución de bienes,
medicamentos, correo, etc. Estos trabajadores motociclistas,
generalmente favorables al gobierno bolivariano, son vistos por la
oposición como una fuerza hostil.
A pesar de lo anterior, la CNN guarda silencio sobre el comportamiento abiertamente agresivo y peligroso de los manifestantes de la oposición.
Los medios internacionales en general también guardan silencio sobre
los esfuerzos del presidente Nicolás Maduro por establecer un diálogo
sereno y abrir canales de comprensión mutua con la oposición y los
círculos oligárquicos que organizan y financian una campaña
ya prolongada de desobediencia civil. La tolerancia de las autoridades
comienza incluso a verse entre la población como una debilidad.
Ante esta cobertura sesgada –a veces incluso incendiaria– de los
acontecimientos en Venezuela, las autoridades bolivarianas decidieron
expulsar del país a los corresponsales de CNN. Pero los periodistas de otros medios, como la agencia estadounidense Associated Press, la francesa AFP, la española EFE y la británica Reuters,
también divulgan una visión tendenciosa de los hechos, al extremo que
yo no logro definir un momento en que los periodistas occidentales
acreditados en Venezuela hayan dado la menor prueba de independencia en
su interpretación de lo que allí sucede. En materia de política
internacional, prácticamente todos se alinean fundamentalmente con la
manera de pensar de Washington.
El gobierno de Nicolás Maduro hace todo lo posible por contrarrestar
la propaganda hostil a través de la cual Washington trata de exacerbar
la situación con la esperanza de obtener un pretexto para justificar la
intervención directa en Venezuela. El gobierno venezolano ha enfrentado
múltiples amenazas y advertencias de la administración estadounidense,
que pretende que el gobierno libere a los individuos arrestados durante
las manifestaciones callejeras.
El propio presidente Barack Obama se refirió a esto, el 20 de febrero
de 2014, en Toluca durante una reunión con sus homólogos de Canadá y
México.
El senador republicano John McCain emitió, por su parte, una declaración que suena a ultimátum: «Tenemos que estar dispuestos a utilizar la fuerza militar para entrar en Venezuela e instaurar allí la paz».
El senador subrayó que esa operación debería incluir la participación
de soldados de Colombia, Perú y Chile. Incluso dijo que varios líderes
democráticos están enteramente dispuestos a asumir la responsabilidad de
gobernar Venezuela, con el pleno consentimiento de Washington.
McCain explicó incluso por qué Estados Unidos necesita «marionetas democráticas»
en Venezuela. Porque se trata, primero que todo, de garantizar la
entrega rápida de hidrocarburos a Norteamérica. El petróleo proveniente
del norte de África y del Medio Oriente demora generalmente 45 días
en llegar a Estados Unidos. El que viene de Venezuela llega en unas 70
horas.
Para explicar la situación en Venezuela y la posición del gobierno de
ese país, el ministro de Relaciones Exteriores Elías Jaua inició una
gira por varios países de Latinoamérica y Europa mientras que el
ministro de Energía Rafael Ramírez se reunió con el presidente ruso
Vladimir Putin y con responsables del gobierno chino.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, declaró que existe una verdadera amenaza de «golpe de Estado suave» contra Venezuela. Y agregó:
«No estoy aquí para defender a Venezuela o al presidente Maduro. Estoy aquí para defender el sistema democrático de un país, como lo hemos hecho con Bolivia, Ecuador o cualquier otro país de la región sin importar que sean de izquierda o de derecha.
La democracia no es propiedad de la derecha o de la izquierda. La democracia es mostrar respeto por la voluntad del pueblo. Sería fatal para la región, para los grandes progresos que Latinoamérica ha alcanzado en los últimos años en materia de integración, que permitiésemos que vientos extranjeros arrasen nuestros países y destruyan nuestra fraternidad.»
Cristina Fernández recordó también que ha habido en los últimos
14 años ha habido en Venezuela 19 elecciones, con una sola derrota para
el partido actualmente en el poder.
Conforme a la Constitución de Venezuela, un referéndum revocatorio
podría realizarse en 2016 y esa sería la única vía legítima para cambiar
el gobierno, opinión que comparten la mayoría de los dirigentes de
Latinoamérica.
Los analistas políticos se mantienen atentos a la sincronización de los esfuerzos del Imperio por concretar sus «cambios de régimen»
en Venezuela, Ucrania y Siria. Washington pretende demostrar al mundo
que sigue siendo una superpotencia capaz de dirigir el curso de los
acontecimientos en varias regiones del planeta al mismo tiempo.
Barack Obama quiere concluir su periodo como presidente con victorias
espectaculares en el este de Europa y en Latinoamérica. Convertir
Ucrania en un Estado satélite permitiría garantizar la presencia militar
de Estados Unidos en las fronteras de Rusia y un «cambio de régimen» en Venezuela pondría fin a los proyectos independientes de integración en Latinoamérica.
Nil Nikandrov
Strategic Culture Foundation
Excelentes Articulos y Reflexiones y eso hace falta en el Internet;Fuentes de Informacion
ResponderEliminaralternativas que no son dependiente de las canales comerciales y sus dueños