viernes, 6 de abril de 2012

La España franquista, cómplice del espionaje japonés


Ramón Serrano Suñer
En 1942, el ministro español de asuntos exteriores, Ramón Serrano Suñer, creo un grupo de espionaje desplegado en Estados Unidos y Canadá a sueldo de Japón. En activo hasta 1944, su dirección fue encomendada al falangista Ángel Alcazar de Velasco.

Tras el ataque japonés a Pearl Harbour, Ramón Serrano Suñer trató de ganarse el favor de Japón ofreciéndose por propia iniciativa al embajador de este país en España, Yakichiro Suma, a suministrarle en secreto copia de los despachos de los embajadores españoles en Washington, Londres, Río de Janeiro y Buenos Aires. Serrano buscaba en el nuevo socio del Eje un aliado para fortalecer su propia y deteriorada posición política. Esa información pasada a los japoneses era enviada a Tokio por Suma etiquetada como “inteligencia Suñer”. Desdichadamente para Serrano los códigos japoneses hacia tiempo que habían sido descifrados por los norteamericanos y el ministro español quedo retratado a los ojos de Washington como un colaborador de los enemigos de Estados Unidos.

El paso siguiente del embajador Suma fue solicitar ayuda a Serrano para la creación de una red de espionaje en America que proporcionara información a Japón, usando agentes españoles. Japón pondría el dinero y España los hombres. El ministro español accedió al momento, ofreciendo dar facilidades para las comunicaciones y en su caso, pasaportes de cobertura.

Ángel Alcazar de Velasco
Para la tarea de formar y dirigir desde Madrid esta red de espionaje Pro-japonés en America, Serrano escogió a un hombre de su confianza, ya experimentado en ese campo: Ángel Alcazar de Velasco, falangista, aventurero sin escrúpulos, meses atrás había sido expulsado de Gran Bretaña por ejercer el espionaje a sueldo del Abwehr alemán. Velasco se gano enseguida la confianza de los japoneses asegurando que todavía conservaba una red de 21 agentes en Gran Bretaña y que podría hacer algo similar en America.

Así nació en enero de 1942 la red TO. Ideograma que significa “oriente” y que daría más de un quebradero al contraespionaje militar estadounidense, centrado en la sección G-2. Esta, que monitorizaba las comunicaciones japonés, pronto empezó a descifrar inquietantes mensajes que contenían información proveniente de una misteriosa red TO. El FBI bautizo estos mensajes como “Span-Nip”, aludiendo al componente hispano-japonés del grupo.

Alcazar de Velasco comenzó su despliegue en los Estados Unidos reclutando a dos falangistas: José de Perignat, en New York, y José Martínez, en San Francisco. No esta claro quien en la embajada española de Washington les dio facilidades para sus comunicaciones. Pudo ser el propio embajador Cárdenas o alguno de los consejeros o agregados militares. Los planes para enviar cuatro nuevos agentes a Estados Unidos se vieron frustrados cuando la prensa yanqui comenzó una campaña señalando la embajada Japonesa en Madrid, como un centro de captación de agentes, con destino a America. Velasco opto entonces por la vía aparentemente más sencilla de reclutar periodistas capaces de simultanear el periodismo con espionaje. Enviaban sus informes camuflados con tinta invisible en cartas aparentemente anodinas o en reportajes para sus periódicos.

Yakichiro Suma
Otro problema fue el elevado coste de la red. La organización de espionaje de Velasco costo a los japoneses la nada despreciable cifra de 500.000 dólares, seis millones de pesetas de la época. Los norteamericanos descifraron 21 mensajes de TO enviados de Madrid a Tokio en agosto de 1942, 9 en septiembre y 8 en octubre, siguiendo durante dos años con la monitorización. La calidad de la información era diversa, pero en su mayoría era lo que los americanos denominaban “bread and butter staff”, es decir, material corriente extraído de periódicos y publicaciones aliadas, salpimentado con alguna perla genuinamente de valor. Esto permite pensar que Alcazar de Velasco,(como ya hiciera antes con los alemanes), estaba inventando o fabricando parte del material informativo que entregaba a los japoneses. Seguramente su red no era ni tan extensa ni estaba tan bien situadaza como pretendía hacer creer, pero Tokio apenas tenia entonces vías de información y dio por bueno lo recibido.

Nuevos intentos de reclutar agentes con destino diplomático o consular, como Fernando de Kobbe, cónsul de España en Vancouver, fracasaron. El uso de periodistas, como Penella de Silva, del diario Madrid, Jacinto Miquelarena de ABC o Francisco Lucientes, corresponsal de YA,(todos ellos en plantilla, según Alcazar de Velasco), no dio los resultados apetecidos. En algún caso demostraron ser un arma de doble filo. El periodista Guillermo Aladren enseguida se ofreció a los americanos como agente doble, y hábilmente manejado por agentes del G-2, fue empleado durante meses para intoxicar Tokio con información falsa, pero creíble.

Nunca sabremos cual fue la extensión real de TO. Alcazar de Velasco, siempre fantasioso, hablo en la posguerra de 30 personas a su cargo, pero es muy posible que fueran muchas menos y que la habilidad de este aventurero falangista sobredimensionara la realidad para obtener así mayores beneficios económicos.

En cualquier caso la actividad de TO termino abruptamente en mayo de 1944. Nunca se ha llegado a saber con certeza si se trataba de una red real o de un colosal engaño que ingenuamente pagaron los japoneses. 

Fuente: Historia SGM Coleccionables El Mundo.

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