miércoles, 2 de mayo de 2012

Encuentro secreto en Waraira Repano

Joel Cazal
Dos sentidos artículos he escrito sobre mi entrañable amigo Joel Atilio Cazal. El primero de ellos en Cubadebate, apenas conocí la triste noticia de su muerte, un sábado 6 de febrero de 2010, luego de una semana de procurar reponerme y conformarme. Sin pensarlo dos veces, agredido por la impunidad del dolor y la definitiva ausencia anunciada, titulé al primero: "Adiós a Joel Cazal, o mejor dicho, ¡hasta la victoria siempre!"

No podía, lo juro, conformarme con su desaparación. Con emocionadas palabras, le despedí. Y lo hice a mi manera. No podía ser de otra forma:

"La noticia, como todas aquellas que nos traen el doloroso augurio de la pérdida, me golpeó directamente en aquel rincón escondido del alma donde cohabitan, en jubilosa solidaridad, los dulces recuerdos de las cosas amadas junto a aquellos hombres y mujeres singulares de la vida, que he admirado y amado con profundo respeto a lo largo de mi intranquila existencia."

"El miércoles 27 de enero de 2010 se ha hecho un día triste para mí, no solo por el vacío que ha dejado Joel Atilio Cazal al marcharse, sino porque he perdido a aquel amigo con el que compartí, vía e-mail en la mayoría de los casos, así como alguna corta visita en mi morada habanera, momentos de sano optimismo, de reafirmación revolucionaria y, sobre todo, de eterna fe en lo que nos hizo luchar en lugares y momentos diferentes, pero con el mismo objetivo y finalidad: la victoria de nuestros amados pueblos latinoamericanos."

"Aunque trató de hacer ignorar a muchos la tenaz batalla que libraba contra la muerte, tuvo la confianza de hacerme partícipe de su enconado optimismo por derrotarla en desigual combate. Siempre me hacía llegar alguna nota sobre sus recaídas y sobre su empecinada resistencia. Siempre me hacía cómplice de su optimismo al pensar sobre todo en el mañana, al apoyarme en mis planes venideros. Se iba, es cierto, poco a poco, pero lo hizo como los hombres buenos, sembrando porvenir a toda costa."

"Fueron 8 los meses en los que libró su último combate contra un cáncer despiadado que lo acorraló y al que él se enfrentó con el sencillo heroísmo que lo caracterizó toda su vida. Esa terca odisea por sobrevivir la explica con admiración uno de sus dos hijos, Raúl, de manera sencilla y directa, pero donde retrata como no podría hacerlo alguien de mejor manera: “Él no quería que nadie supiera de esta enfermedad porque es un hombre de hierro y aguantó todo el sufrimiento y no flaqueó hasta el minuto final. Tenía mucha esperanza y logró sobrevivir todos estos meses con entereza. Se sometió a la quimioterapia que le ayudó a vivir hasta que su cuerpo no respondió más y eso fue hace apenas unas horas".”

Un año después, también en Cubadebate, salió un recordatorio dedicado al amigo, al compañero amado al que no pudo aniquilar definitivamente esa muerte caprichosa e indolente que nos hace dejar atrás a todo lo que amamos. Fue el 19 de enero del 2012.

¿Qué otra cosa podía decir de Joel que no hubiera dicho ya? ¿Qué nueva triste argucia me jugaría la nostalgia para poder expresar cuánto me pesaba su ausencia? De esta forma, al homenajearlo a un año de su muerte, solo atiné a decir, entre otras cosas:

"No lo niego, tuvo mucha razón el cantautor Alberto Cortés al escribir, y luego difundir para reflexión de todos como exaltación de las ausencias, aquellos versos cargados de tristeza que rezan: “Cuando un amigo se va/ queda un espacio vacío/ que no lo puede llenar/ la llegada de otro amigo; cuando un amigo se va/ queda un tizón encendido/ que no se puede apagar/ ni con las aguas de un río.”

"Joel Cazal fue un hombre común, de esos que surgen a diario en nuestro continente, pero de los que desbordan su entorno y se hacen sentir en cada rincón en dónde se es necesario un soñador y un optimista; allí en donde hay que restañar injusticias y reparar desmanes y latrocinios. No por singular fue común y pasajero. Su divisa principal, más que hablar, fue estar en el lugar de las dificultades, que es aquel en que se asumen los riesgos y en donde hacen falta los imprescindibles. Así lo hizo desde su más temprana edad cuando abrazó la militancia comunista en su amado Paraguay, y así lo hizo cuando el avatar de la lucha lo empujó al desarraigo y al exilio. Después, en ese deambular de los que buscan ser útiles, marchó al Uruguay y allí brindó lo mejor de sí para cambiar el mundo. No le importaron entonces ni la prisión ni la tortura. Simplemente resistió con toda la fuerza que siembran en nosotros las más puras y bellas convicciones."

"Herido y sin fuerzas, Joel logró escapar del Hospital Militar, burlando la férrea custodia policial y se asiló en la embajada de Venezuela en Montevideo, marchando hacia Caracas en 1979. La vida le abrió nuevamente las puertas a la lucha redentora, incansable y tenaz, e hizo de la hermosa tierra de Bolívar su nueva trinchera de combates. Esta vez, para su íntima alegría, tendría cerca de sí a lo que más amó en la vida: a su esposa Blanca y a su valiosa pléyade constituida por Raúl, Arturo, Rocío y Mariana."

"Un nuevo parto le faltaría a este hombre excepcional para completar el círculo íntimo de lo que más enternece el alma del hombre luchador y justo. No quería permanecer callado y maniatado por el silencio. Buscó la forma de expresarse, de denunciar abiertamente lo mal hecho, de poner el dedo en la llaga sobre las injusticias y así creó la Revista Koe´yu Latinoamericano, espacio para decir verdades y tribuna franca, leal al compromiso del periodismo militante."

"La sana modestia de Joel Atilio, cuyas hazañas, tal vez muchas permanecerán como secreto y conocidas tan solo por un círculo de amigos que combatieron cerca de él, no me permiten hacer evocación merecida a las mismas."
Confieso que no quise escribir otro recordatorio para Joel. Tuve siempre la premonición de que alguna vez, en esos inesperados y mágicos avatares de la vida, volveríamos a encontrarnos. Y el destino quiso, sorprendiéndome, que hace apenas unos días me recibiera Caracas, lleno de optimismo, pero con esa pena permanente en el alma. NO podía pasar por alto el compromiso de visitarle en donde quiera que descansaran sus restos, para decirle el HASTA PRONTO definitivo. El que él se merecía de mí.

Gracias a su hijo Arturo. cercano como su padre, gentil como él, conocí la verdad: las cenizas de Joel Cazal, el eterno guerrillero, el luchador inclaudicable de estirpe de titán de pueblo, fueron dispersadas en el Cerro El Ávila o, mejor dicho, como debíamos llamarlo en honor de sus autóctonos pobladores: Waraira Repano, según su voluntad.

Y llegué hasta lo más alto de Cerro, con una enorme y bella rosa roja, como él lo hubiera deseado, para reencontrarme con él. La noche fue testigo y respetó que yo me arrodillara sobre la amada tierra venezolana para rendirle tributo a aquel hombre maravilloso que nunca, como mi padre, se marchará de mi alma. Allí le lloré, sin poder evitarlo. Los demás, con respeto, nos dejaron solos.

Solo atiné a gritar a pecho pleno, sin importarme que el viento se llevara mis palabras por todos los confines:

-  ¡Aquí estoy, Joel, como te lo prometí! ¡Vivan Fidel y Chávez, cojones! ¡Que viva Changó!

Luego me fui, adolorido, pero ya no triste. La rosa quedó como mudo testigo de nuestro reencuentro, depositada sobre la hierba, como un corazón encendido y ardiente. Empero, me fui más lleno de fuerzas y con las convicciones sólidas como Wararira Repano, sintiéndome, sin poder evitarlo, como lo hizo él, un venezolano más, un bolivariano más. Simplemente, un chavista empedernido y terco, apostando por el futuro.

Percy Francisco Alvarado Godoy 

COMENTARIOS AL MARGEN:

Doctor Martín Almada: Gracias Percy por este homenaje rendido merecidamente a Joel Cazal, que nació con la vocación de la PATRIA GRANDE Y SOBERANA. A través de Koeju (amanecer) pudimos saber lo que ocurria en el Continente y aclarando siempre que Koeju no transmitia heridas personales sino heridas sociales ,históricas sin perder la esperanza en su dulce amanecer…Sus paginas eran voces, memorias y reflexiones sobre el Terrorismo de Estado en la Region: LA  OPERACIÓN CONDOR, pacto criminal entre los gobiernos dictatoriales de Argentina,Brasil,Bolivia,Chile,Paraguay y Uruguay y las ordenes que venían de Washington.

Comparto plenamente contigo que Joel fue un ejemplo de compromiso,denuncia, lucha y resistencia,destacando que su compromiso apuntaba hacia lo mas altos valores. Nos dejo Joel, pero comenzó a vivir en nuestra MEMORIA.

En su homenaje quiero repetir lo escrito por el checo Julius Fucik que dijo “Por la alegría hemos vivido,por la alegría hemos ido al combate y por la alegría hemos muerto.Que la tristeza nunca sea asociada a nuestro nombre”.Te saludo con admiración y afecto.Martin

Marta Speroni:Gracias, Percy querido. Este testimonio tan conmovedor, no es ya tu crónica periodística reveladora de secretos muy bien guardados. Esto pertenece bellamente a una hoja de buena literatura.Felicitaciones por ello. Abrazos.Marta

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