Obama con terroristas de la FNCA |
Es un hecho innegable que la historia siempre se repite. Pero, otro hecho
igualmente incontrovertible es que el tonto nunca aprende de sus proprios
errores y, enfrentamiento tras enfrentamiento, los repite a lo largo de décadas,
o quizás de siglos.
El más poderoso bloque del mundo, el Primer
Mundo durante el conflicto bipolar y el actual Occidente, en sus
recientes “guerras”, casi siempre ha seguido la estrategia del
desangramiento, es decir, el intento de destrucción física del enemigo,
obligándolo a un prolongado esfuerzo bélico interno, financiando grupos armados
que, en la mayoría de los casos, utilizan el ataque terrorista como principal
forma de lucha.
El típico ejemplo académico de esta estrategia
es lo que ocurrío en Afganistán entre 1979 y 1989. El entonces enemigo principal
era la Unión Soviética y, cuando
se formó la República Democrática de Afganistán, los Estados Unidos (junto a Arabia Saudita, Pakistán,
Israel, Egipto, entre otros) dieron apoyo, logístico y financiero, a los
muyahidines afganos para la “liberación” del país. Tras el derrumbe del
campo socialista y años de agotante guerra civil, la Repubíca Democrática de
Afganistán cayó y empezó otra guerra entre los muyahidines moderados (luego
conocidos con el nombre de Alianza del Norte) y los muyahidines
radicales, los talibanes, quienes -por fin- llegaron al poder en 1996
contando con el apoyo de la entonces administración Clinton que quería llevar
adelante el proyecto Unocal (un oleoducto desde Turkmenistán hasta el Mar
Arábico y que pasara por Pakistán y Afganistán). La trágica conclusión de esa
historia es conocida a todos: la alianza entre el saudí Bin Laden y el Mulá
Omar, guía de los talibanes, que condujó al famoso 11 de septiembre de 2001.
Eso, evidentemente, no representa una ‘lección
suficiente’ para los occidentales y acontecimientos recientes lo demuestran. La
caída del gobierno sirio, por ejemplo, ahora representa la prioridad y la
estrategia del desangramiento ya se ha puesto en marcha. Estados Unidos,
con el evidente apoyo de la Unión Europea, de Israel, de Turquía y de las
monarquías de Oriente Medio, está financiando la que no es nada más que una
organización terrorista que intenta hacer un golpe de estado en Siria y que está
matando a miles de personas. Pero, el problema de hoy en día es que la
información viaja y le da la vuelta al mundo en pocos segundos. En el siglo XXI,
la sola realpolitik no funciona para la opinión pública mundial. Hoy, la
ingerencia en un país soberano, necesitando una excusa, se ha convertido en
intervención humanitaria.
La manipulación mediática, por supuesto, juega
un papel fundamental en la costrucción del enemigo y en la justificación de la
intervención. En ese sentito, se crea el monstruo de la nada, se usan
determinadas palabras como ‘régimen’, ‘oposición pácifica’,
‘represión’, ‘matanzas de civiles’; se crea un gigantesco show
mediático donde realidad y ficción se funden y la muerte y el sufrimiento se
convierten en un espectáculo. Y nada más; la opinión pública está lista para
recibir el anuncio de la intervención armada contra ese “régimen criminal” que
debe ser detenido. Eso sucedió ayer en Iraq y en Libia, hoy puede suceder en
otros países calificados como “canallas”, como Siria e Irán, y mañana, quizás,
podría suceder en un país como Cuba, ya que durante el último medio siglo, las
potencias mundiales, y en primera línea los Estados Unidos, han financiado y
apoyado verdaderos grupos terroristas que quieren derrocar el régimen político,
económico y social vigente en la Isla; y para justificar eso han usado, y siguen
usando, tópicos como ‘régimen castrista’, ‘oposición pácifica’ y
‘represión’.
Dado el apoyo a tales terroristas cubanos, al
actual terrorismo sirio y a muchas otras organizaciones terroristas en todo el
mundo, es evidente lo que ha sido afirmado al principio de ese texto: el tonto
nunca aprende de sus proprios errores. Y quien sabe cual podría ser la
consecuencia de todo eso, para Siria, para Irán, para Cuba....para un futuro
nuevo 11 de septiembre.
Escrito por Vincenzo Basile (Capítulo Cubano)
Escrito por Vincenzo Basile (Capítulo Cubano)
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