Un informe de The Associated
Press recién publicado revela que un alto dirigente de EE. UU. cobró en
2011 una media de casi 10 millones de dólares. Para ganar estas sumas
una persona común y corriente debe trabajar durante cientos de años.
El documento desvela las enormes ganancias de los directivos de las compañías estadounidenses.
El jefe de una compañía pública de EE. UU. ganó en 2011 9,6 millones de
dólares. Y este índice es un 6% más alto que el del año anterior.
Frente a esta cifra que gana un director general, el informe sitúa el salario promedio anual de un trabajador en EE. UU. en 2011 en 39.300 dólares.
David Simon, de Simon Property, un grupo comercial de bienes raíces, encabeza la lista de los mejor remunerados: sus ganancias en
2011 ascendieron a 137,2 millones de dólares, lo que supone un aumento
del 458% respecto al año anterior. Un trabajador que cobre el salario
mínimo de 7,25 dólares la hora tendría que trabajar casi 9.096 años para
ganar lo que Simon cobró el año pasado, según AP. Mientras que una
persona con el salario medio nacional de 39.300 dólares tendría que
hacerlo durante 3.489 años.
Mientras tanto 20,5 millones de estadounidenses (el 6,7%) sobreviven en el umbral de la pobreza.
Mientras tanto 20,5 millones de estadounidenses (el 6,7%) sobreviven en el umbral de la pobreza.
Los niveles de desigualdad, más altos que antes de la gran depresión
El profesor de la Universidad de California Raúl Hinojosa cree que el
favoritismo que reciben los adinerados en EE. UU. les permite aumentar
sus ingresos, lo que provoca una enorme brecha entre los ricos y los
pobres.
“La política de EE. UU. ahora recién se ha abierto también a que los ricos tienen mucha más influencia política y ellos pueden entonces influir más recortes de impuestos sobre los más ricos y más facilidades para que los más ricos se vuelvan cada vez más ricos, mientras que la carga fiscal y cualquier ajuste de la crisis económica como la actual cae sobre las grandes mayorías y no afecta a los ricos”, denuncia el profesor.
“La política de EE. UU. ahora recién se ha abierto también a que los ricos tienen mucha más influencia política y ellos pueden entonces influir más recortes de impuestos sobre los más ricos y más facilidades para que los más ricos se vuelvan cada vez más ricos, mientras que la carga fiscal y cualquier ajuste de la crisis económica como la actual cae sobre las grandes mayorías y no afecta a los ricos”, denuncia el profesor.
“La brecha entre los jefes de las empresas y la gente se ha incrementado
múltiples veces durante los últimos 20-30 años desde la época de
Reagan. Estamos experimentando en EE. UU. los niveles más altos de
desigualdad entre ricos y pobres, que no los teníamos desde los años 20
antes de la gran depresión de EE. UU. Entonces se tiene que romper este
sitio de dar más hacia los ricos y esperar de que ellos van a solucionar
los problemas, porque en realidad eso es la razón de cómo hemos podido
llegar a esta concentración de riqueza e inclusive de la vulnerabilidad
del sistema financiero y la crisis de especulación que también hemos
experimentado en los últimos años”, asevera el experto.
Russia Today
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