Cuando las consecuencias de la filtración sobre el programa de espionaje de Estados Unidos (PRISM) todavía colean, Le Monde ha publicado una noticia en la que asegura que los servicios de inteligencia franceses tienen en funcionamiento algo parecido. El programa de espionaje de Francia
no es idéntico a PRISM y según lo publicado por el diario obtiene menos
información, pero siempre sin que los usuarios sean conscientes de
ello.
Al parecer, la Dirección General de Seguridad Exterior (Direction générale de la sécurité extérieure,
la agencia de seguridad exterior francesa) almacenó de forma
sistemática información de llamadas telefónicas y de correos
electrónicos con origen en Francia y destino en el propio país y en el
extranjero. Es decir, todas las comunicaciones.
La información obtenida por el programa de espionaje de Francia se almacenó durante años.
Además, fue compartida con otros servicios de inteligencia, como la
Dirección General de Inteligencia Interior o la agencia encargada de
combatir el blanqueo de capitales.
Lo peor es que esto es ilegal, según explica Le Monde. Y eso que se recogieron datos de una forma más moderada
que en PRISM y que el programa no era secreto (aunque tampoco se
publicitó mucho, aparece en documentos parlamentarios). Para empezar, no
se buscaba obtener información pura, sino metadatos. Es decir, lo importante no era el contenido de una llamada, sino su contexto.
Con la información se crea una red de conexionesAsí, cuando se interceptaba información, el programa de espionaje de Francia podía saber quién llamaba, a quién iba dirigida esta llamada y dónde y cuándo se realizaba. En el caso de los correos electrónicos, había que sumar el asunto del mail, que también era obtenido. La actividad de redes y servicios como Google, Facebook, Yahoo, Apple o Microsoft también podría haberse visto comprometida.
Con todos estos datos es posible crear una red de conexiones de cada persona investigada. A partir de ella se pueden llegar a establecer vigilancias más intensivas
para los casos en los que se considerase necesaria (como, por ejemplo,
de terrorismo o de blanqueo). La recolección de datos de forma masiva
(tanto en tiempo como en objetivo) es ilegal en Francia, así que su
programa, a diferencia de PRISM, no tendría base legal.
Todo esto es posible gracias a un superordenador basado en FPGA y
situado en la sede de la DGSE en París. Éste permite espiar a cualquier
persona en cualquier momento y luego la información queda almacenada y puede ser usada por otras agencias (algo que ocurre con el 80% de los datos que obtiene la organización).
Por Guillermo del Palacio
Tomado de http://alt1040.com
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