Capriles, uno de los artífices del macabro plan. |
Oportunamente el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, gracias a la activa participación de los cuerpos de seguridad de la Patria y del propio pueblo, ordenó la captura de provocadores integrantes de los partidos derechistas Voluntad Popular (VP) y Primero
Justicia (PJ).
¿Cuál era el plan provocador y qué objetivos perseguía? Simplemente atacar a la marcha convocada por Capriles y comparsa, creando un caos artificial y un motivo de ataque a las fuerzas bolivarianas, en el día de hoy. A veces hay que ser tajante y Maduro lo fue esta vez ante las pruebas evidentes, al declarar: "He
ordenado capturar a estas dos personas, uno es de un partido llamado
Voluntad Popular y el otro es de un partido llamado Primero Justicia,
son dos operadores de estos grupos, fueron detectados en un lugar
buscando motorizados para contratarlos vestirlos de rojo y que atacaran
algunas de las manifestaciones".
¿Cuándo un presidente pone a su Guardia Nacional a proteger las marchas opositoras y provocadoras contra su gobierno? Eso solo ocurre en Venezuela y representa una fuerte lección de democracia. Ninguna acción se ha tomado, empero, contra los verdaderos instigadores de esta falsa bandera urdida por la derecha venezolana, que no son más ni menos que los connotados provocadores Leopoldo López (VP) y Henrique Capriles (PJ).
Manifestantes opositores atacan a Maduro, Diosdado y sus relaciones con Cuba. |
El plan no era complicado. Primero se preparó el ambiente para realizar la sucia provocación: Capriles se encargó de convocar a una marcha a nivel nacional para protestar contra el gobierno y las actuales medidas que ha adoptado contra la guerra económica impuesta por la derecha y la batalla que libra contra la corrupción. Luego vendría la otra parte del plan: comprar a sicarios y voluntarios de la derecha para atacar a sus propias marchas, como antesala de una situación de violencia. Estos ataques incluirían acciones sumamente peligrosas para la vida. ¿El objetivo? Acusar a los simpatizantes de la Revolución de asesinar y herir a "inocentes" manifestantes.
La parte final del plan consistía en la movilización mediática de toda la prensa y los medios nacionales e internacionales que integran el tinglado ideológico-comunicacional anti bolivariano. Esa guerra sicológica incluiría llamamientos a desórdenes civiles, a crear situaciones de guarimbas y cacerolazos, a generar respuestas violentas y a crear un ambiente fabricado de inestabilidad social. Mientras tanto, Washington, la OEA y todos sus aliados, estarían prestos a "denunciar" la violencia promovida por el gobierno de Nicolás Maduro.
Ya EE UU dio el primer paso en la manipulación cuando el Departamento de Estado emitió una advertencia para limitar los viajes de sus ciudadanos a Venezuela, arguyendo como motivo una supuesta violencia urbana. La nota del DE dice: "Los ciudadanos
estadounidenses deben permanecer vigilantes de sus alrededores, en todo momento
y en todo lugar, en especial al llegar o salir de sus viviendas, o en hoteles,
vehículos, garajes, escuelas y locales de trabajo" (...) "deben trasladarse en
grupos de dos o más personas, evitar usar joyas y cargar altas sumas de dinero
o mostrar dinero en efectivo, tarjetas de crédito, teléfonos celulares y otros
bienes".
También la embajada USA en Venezuela, artífice de estas provocaciones llamó a sus diplomáticos a permanecer en sus sedes y moverse usando carros blindados. La ONG, Observatorio de la Violencia, también inició su campaña mediática en esta misma dirección. Mientras tanto, el norteamericano 'The Washington Post', reseñó un editorial con el mal intencionado título: "Venezuela se ha convertido en un espectáculo tan fascinante como nauseabundo", dirigiendo fuertes críticas al gobierno de Maduro y dando un espaldarazo a las maniobras de la derecha. Incluso, llamó a las naciones vecinas a tomar medidas al respecto, creando la matriz de opinión sobre la necesidad de una intervención foránea en Venezuela.
Mucha información aportaron algunos detenidos, entre ellos Alejandro Silva, coordinador nacional de giras de Capriles y otros implicados.
No hay que ser tonto para no darse cuenta que la finalidad de toda esta maniobra de la derecha y de sus líderes era viciar las venideras elecciones municipales de 8 de diciembre, es decir, deslegitimizar sus resultados, y crear en la opinión pública la falsa idea de una inmediata intervención de la OEA, para lograr "la protección de las vidas y las instituciones democráticas" en Venezuela.
Creo que tanto Maduro como Diosdado Cabello han sido claros en la denuncia oportuna de estos siniestros planes de la derecha y en la reafirmación de la continuidad de la Revolución. La unidad esencial para desmontar campañas enemigas y lograr una contundente derrota de la derecha en 8 de diciembre, ha sido convocada por Diosdado, al declarar en el encuentro con miembros de las 646
Unidades de Batalla Bolívar-Chávez (UBCh) del estado Sucre: "La unidad será la clave para asegurar una victoria contundente y
arrolladora en la elección municipal del próximo 8 de diciembre".
Por mi parte, alerto como siempre, a todos los revolucionarios venezolanos sobre las tramas oscuras de la derecha y sus compinches foráneos, convocándolos a la entrega total a esta poderosa y compleja batalla para dar continuidad al legado de Chávez, a la unidad férrea y a la organización disciplinada y absoluta.
Las brechas que dejemos abiertas al enemigo provocador y oportunista, son nuestras debilidades. Nuestra fortaleza principal es que apostamos por un verdadero futuro para el pueblo y el pueblo nos apoya.
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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