Les quiero hablar hoy de un tema que venía
siguiendo y a la vez dejando correr desde hace días. De algo que no ha
recibido la cobertura adecuada en Miami. Y me pregunto, como casi
siempre: ¿Por qué será?
Tiene que ver con el homenaje organizado
por ese grupo de extremistas que por muchas razones ha merecido el
justo calificativo de “mafia cubanoamericana de Miami”.
La reunión, consistente en una cena, fue
realizada el viernes 29 de noviembre en el cuartel general de la
contrarrevolución miamense. Quizás algunos de ustedes piensen que me
estoy refiriendo el restaurante Versailles de la calle 8, pero este
sitio ha devenido en un lugar más turístico y folklórico, incluido por
algunas agencias de recreo en sus paquetes. Yo me refiero al llamado Big
Five de Miami, un club donde, por poner un ejemplo, se le hacen las
grandes fiestas de recaudación al terrorista Luis Posada Carriles.
Para vergüenza del gran pueblo de
Panamá, ahí mismo y casi por las mismas personas, fue homenajeado el
Presidente de ese país, Ricardo Martinelli; quien no tuvo miedo al
ridículo y correspondió con creces a la derecha cubanoamericana
mostrando desconocimiento de la historia y rindiéndose claramente a los
intereses derechistas de Estados Unidos y del sur de la Florida en
particular.
Desde hace tiempo vengo pensando que no
solo los gobiernos progresistas, sino también algunos de derecha, han
sabido comportarse dignamente en una posición integradora de América
Latina y de respeto hacia Cuba. Lamentablemente, de esa línea
constructiva habría que excluir a dos gobiernos panameños de reciente
data: el de Mireya Moscoso y ahora el de Ricardo Martinelli. Un
gobernante que visitó Cuba en agosto de 2010 para conversar temas
bilaterales, que necesitó la cooperación médica cubana en mayor número
que la recibida por Martín Torrijos, pero que por razones de intereses y
ambición en el último tramo de su mandato se ha inclinado muy a la
derecha.
Los medios de Miami fueron nuevamente mediocres al informar sobre este evento.Telemundo lo cubrió desde la acera exterior sin aportar detalles. El Nuevo Herald
publicó un artículo bastante ligero sobre el homenaje y la
llamada Radio Martí fue todavía más breve. La prensa panameña no le hizo
caso; y el diario Crítica se limitó a reproducir lo que había publicado El Herald de Miami.
Sin embargo, un medio alternativo como “La tarde se mueve”
conoció que en el Big Five estuvo presente el Alcalde de Doral Luigi
Boria, quien entregó las llaves de la ciudad a Martinelli. Y lo mismo
hizo el Alcalde de Miami Tomás Regalado, que regala llaves lo mismo a
admiradores de Pinochet que a titulados opositores cubanos.
Estuvieron en el homenaje también
“celebridades miamenses”. Por ejemplo, Luis Conte Agüero, quien se dice a
sí mismo poeta de la hispanidad y dirigente del Partido Ortodoxo de
Cuba en Miami. Y Armando Valladares, a quien Martinelli abrazó y llamó
“mi héroe”; diciéndole que cuando leyó su libro le había conmovido la
forma en que “sufrió” en Cuba.
Martinelli debería preocuparse por
estudiar un poco más la historia. Y si la ignora, debe evitar recurrir a
ella para no decir disparates. Alguien debería explicarle a Martinelli
que Valladares es un batistiano que atentó contra civiles e hizo
sabotaje contra la revolución; algunos atestiguan que usando un material
tan peligroso como el fósforo vivo.
Las mentiras de Valladares hicieron caer
en ridículo a un político como François Mitterrand, quien se compró el
cuento de que era un talentoso poeta inválido encarcelado por tener
ideas democráticas. Nada de eso: las autoridades cubanas mostraron a
Valladares haciendo ejercicios y luego caminando en la pista y abordando
un avión de Air France para salir del país.
En el homenaje al mandatario panameño
estaban por lo menos dos de los grandes amigos de Luis Posada Carriles:
Luis Conte Agüero y el mencionado Armando Valladares. Estaban también en
el Big Five la noche del pasado viernes algunos artistas cubanos
llegados a Miami en fecha relativamente reciente; no voy a citar sus
nombres pues ellos mismos se encargan de aclarar que tienen que hacerlo
para poder sobrevivir. Y estaba el empresario de un club en Miami que
antes se caracterizaba por promover el intercambio cultural con Cuba y
ahora se ha convertido en un radical y aliado de la derecha miamense.
Martinelli dijo que se había comprado un
apartamento en Miami; del cual ciertamente nos gustaría saber si tiene
la misma procedencia de la casa con que compensaron a Mireya Moscoso por
liberar terroristas de origen cubano. Martinelli dijo que si no hubiera
sucedido la revolución él se habría comprado ese apartamento en La
Habana. Repitiendo a continuación el tema de que antes de 1959 La Habana
era un supuesto paraíso; e ignorando nuevamente la corrupción, el
analfabetismo, la insalubridad y la dependencia política de aquella
vieja Cuba.
Pero Martinelli estaba aquí en Miami
para hacer política. Y apoyó abiertamente en el Big Five a un abogado
llamado Larry Palomares, a quien llegó a decir “congresista”. Palomares
quiere obtener el puesto como legislador por el Distrito 26 de la
Florida, que actualmente tiene Joe García.
Para que se vea que todas las piezas
encajan, el principal asesor y apoyo de campaña que tiene Palomares es
Guillermo Cochez, ex embajador de Panamá ante la OEA que el propio
Martinelli tuvo que remover por los comentarios intervencionistas que
hizo sobreVenezuela, en la época de la enfermedad del Presidente Hugo
Chávez.
También estuvieron en el Big Five
homenajeando a Martinelli integrantes de la Brigada 2506, invasora de su
país por Girón con apoyo de la CIA; de La Junta Patriótica Cubana, del
Movimiento Democracia y del Partido Liberal Cubano, todos grupos
contrarrevolucionarios enemigos de Cuba.
En su discurso Martinelli tuvo varios
desatinos por no tener prudencia. Todo lo contrario del Presidente
Santos de Colombia, que acaba de pasar por Miami charlando con
objetividad con estudiantes de la Universidad y miembros de la comunidad
colombiana. Martinelli, por ejemplo, dijo que prefería a los cubanos de
Miami a los de Cuba; una división que no van a aceptar los buenos
cubanos de Miami, emigrados en el espíritu de Martí y los humildes
trabajadores de Tampa y Cayo Hueso. Y definió a Panamá como la Miami de
América Latina; una comparación donde nuevamente muestra ignorancia,
esta vez sobre la corrupción y la violencia que, entre otros males,
caracterizan a la realidad miamense.
Por último no podía faltar el detalle
circense, ridículo, protagonizado por Jaime García, el maestro de
ceremonias. Este señor agradeció a Martinelli el haber salvado la vida a
Ramón Saúl Sánchez y su seguidor Jesús Alexis Gómez, pues supuestamente
al dar refugio en Panamá a unos cubanos que fueron detenidos en Bahamas
por causas nada políticas, se habrían satisfecho las demandas por la
que esos dos estaban ayunando. Lo que no dijo Jaime García es que Ramón
Saúl ha sobrevivido mil y una huelgas de hambre, aparentemente por las
grandes meriendas que consume a escondidas. Por supuesto que esta vez,
independientemente de lo que hubiera decidido Martinelli, tampoco iba a
pasar nada.
Con respecto a uno de los platos fuertes
que esperaba la prensa manipuladora de Miami,la detención en Panamá del
buque norcoreano Chong Chon Gang que llevaba armas y azúcar desde Cuba,
hubo una gran frustración. El mandatario dijo escuetamente que la
situación estaba al resolverse y que este incidente no afectaba en nada
el nivel en que estaban las relaciones entre Cuba y Panamá.
Edmundo García
Tomado de http://www.discrepando.com
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