La CIA
practicó operaciones en el norte de Chile después de los atentados del
11 de septiembre de 2001 para luchar contra Al Qaeda y el terrorismo,
pero muchas de sus acciones permanecieron un tiempo en el más estricto secreto. Una de ellas tuvo lugar en marzo del 2008, según lo destapara el diario “La Nación”.
El asunto en cuestión fue el intento de captura del ciudadano libanés Arafat Ismail, en Iquique, so pretexto de que el mismo tenía vínculos con Hezbollah.
No valieron de mucho las protestas del personal diplomático de EEUU en Chile, ni los reclamos provenientes de EEUU.
Aún así, la CIA siguió actuando en Chile con total impunidad.
Red Voltaire describió así el asunto:
En Chile están ocurriendo cosas tan extrañas como una fallida
operación secreta de la CIA para secuestrar en Iquique a un ciudadano
libanés supuestamente vinculado a Hezbollah. Esta historia, revelada por
el diario de gobierno La Nación, no tuvo ninguna repercusión. Nadie
preguntó quién autorizó esas operaciones extranjeras que suponen el
ingreso de armas, equipos de espionaje y efectivos que en cualquier país
ameritarían una autorización del Congreso Nacional.
La historia de espionaje CIA, relatada por Luis Narváez y Javier Rebolledo en el diario La Nación [1]
del domingo 8 de junio, ocurrió en 2002, bajo el gobierno de Ricardo
Lagos, pero salió a la luz en un informe reciente del departamento de
Estado.
Bajo el título «El frustrado secuestro de la CIA», el diario asegura
que en marzo pasado, un informe del Departamento de Estado
norteamericano confirmó un episodio hasta hoy desconocido de la guerra
de Bush contra el terrorismo islámico.
Con autorización oficial, la CIA practicó seguimientos, escuchas
telefónicas y fotografías a árabes residentes en Iquique. Pero la
colaboración se acabó cuando la agencia intentó plagiar a un ciudadano
libanés vinculado a Hezbollah y la policía civil se negó a ser parte en
el secuestro. Pareciera que la Agencia Nacional de Inteligencia de Chile
(ANI) no enfrentó esta amenaza «terrorista», porque La Nación no
le atribuye ningún protagonismo en esta intriga internacional, sino a
una rama de la Policía de Investigaciones llamada Jefatura de
Inteligencia Policial (Jipol).
¿Quién es el ciudadano libanés? El matutino asegura que le cambió la identidad para protegerlo, llamándolo «Arafat Ismail».
Se trataría de un comerciante que se instaló en la zona franca de Iquique después de la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre 2001. Sin embargo, pareciera que la presa de la CIA era Assad Ahmad Barakat, supuestamente vinculado a «Arafat Ismail».
Para la CIA, Barakat es la cara visible de los negocios de una
supuesta red de Hezbollah en Ciudad del Este, Paraguay, zona franca
enclavada en la Triple Frontera con Argentina y Brasil, paraíso del
contrabando y la falsificación industrial de relojes Rolex, cámaras,
perfumes y toda clase de productos de “marca”.
Según La Nación para «la Secretaría de Prevención del
Terrorismo de Paraguay, Barakat es jefe militar de Hezbollah en la
triple frontera. De acuerdo a los antecedentes que maneja
investigaciones, ingresó a Chile el 25 de junio de 2001, momento en que
realizó los trámites para concretar su solicitud de residencia,
registrando como domicilio particular Avenida Arturo Prat número 2748,
departamento 11, Iquique". El diario dice que es el mismo domicilio que
después dio "Ismail».
La Nación aseguró que una «fresca mañana de marzo de 2002 un equipo
de agentes encubiertos de la CIA en Iquique preparaba la que sería una
de las acciones más audaces en la región». Añadió que «cinco personajes
esperaban las órdenes del líder del grupo, una mujer robusta e
impecablemente vestida, que se movilizaba en un vehículo con patente
roja: era M. T. Para el común de la gente, ella sólo cumplía labores
diplomáticas, pero en verdad era la jefa de la CIA en Chile».
No hay comentarios:
Publicar un comentario