Desde
hace unos años, se puso de moda hablar de la “disidencia cubana” y de llamar
“disidente” a cualquiera que, por un sueldo pagado desde el extranjero, por una
visa de salida, una javita de regalos o cualquier beneficio material, decidiera
traicionar a su propio pueblo poniéndose al servicio del enemigo de siempre de
nuestra nación. Tal pareciera que ellos son los que escriben la historia de
Cuba.
Sin
embargo, la existencia misma de la nación cubana es una historia de auténtica disidencia,
en la cual se destacan grandes disidentes del pensamiento impuesto por el
colonialismo español y el neocolonialismo norteamericano.
Los
mal llamados “disidentes”, de los que tanto se habla, no son más que “colaboracionistas”
del imperialismo. En nada son representativos del pueblo cubano y nunca lo
serán, como no lo fueron de su pueblo los colaboracionistas del fascismo alemán
en los países ocupados de Europa durante la segunda guerra mundial. Los
franceses, con razón, llamaron a los colaboracionistas con los fascistas
alemanes “collabo”, que es el diminutivo de “collaborateur”. La
contrarrevolución cubana, financiada por potencias extranjeras, es tan
“colaboracionista” como los “collabos” franceses lo fueron durante la ocupación
nazi.
Los conquistadores españoles impusieron a sangre y fuego su religión
exterminando a la población autóctona. Hubo aborígenes que disintieron a la
conquista española. Uno de los casos más emblemáticos de rebeldía fue él del
cacique Hatuey, el cual dirigió la
resistencia al dominio español al este de la isla. Siendo apresado y antes de
ser quemado en la hoguera, le preguntaron si deseaba convertirse en cristiano
para subir al cielo y este preguntó: “¿Y
los españoles también van al cielo?” Y al recibir una afirmación, contestó
el cacique: “No quiero ir allá, sino al
infierno, por no estar donde estén y por no ver tan cruel gente”. De esta
manera, se convertía en el primer disidente de Cuba.
Durante
30 años de guerras, en el siglo XIX, los cubanos pelearon por la independencia
de Cuba contra el colonialismo español. Los
mambises, como se les llamaba a los patriotas cubanos que combatían contra
el ejército ocupante, fueron disidentes del dominio y explotación colonial.
La protesta de Baragua: El
15 de marzo de 1878, tuvo lugar el encuentro histórico entre el general Antonio
Maceo y el general español Arsenio Martínez Campos en Mangos de Baraguá para
firmar el Pacto de Zanjon, suscrito el 10 de Febrero de 1878 por unos
dirigentes y militares cubanos, el cual pondría fin a la guerra de los 10 años.
Maceo le comunicó a Martínez Campos que no estaba de acuerdo con el pacto
firmado, ya que con el mismo no se lograba la independencia de Cuba, ni la
abolición de la esclavitud y que tal convenio no era más que “una rendición vergonzosa y por su parte
inaceptable”
En ocasión del centenario del histórico gesto Fidel comentó: “[...] con la Protesta de Baraguá llegó
a su punto más alto, llegó a su clímax, llegó a su cumbre el espíritu
patriótico de nuestro pueblo; y que las banderas de la patria y de la
revolución, de la verdadera revolución, con independencia y con justicia social,
fueron colocados en su sitial más alto.”
Los
cubanos y las cubanas, tenemos muy presente el legado histórico de Antonio
Maceo. Por eso seguimos declarando que “Cuba
será siempre un eterno Baragua”, declarándonos en disidencia ante cualquier
propuesta de rendición.
De
nuestro héroe nacional, José Martí, que organizó la última guerra por la
independencia de Cuba de la colonia española, solo contaré una anécdota que
demuestra su inclaudicable espíritu disidente independentista: siempre se
vistió de negro porque decía que “estaba de
luto de su patria”.
A finales del siglo XIX, el 16 de
febrero de 1896, para castigar al pueblo disidente de Cuba que apoyaba a los
patriotas que peleaban contra el colonialismo español en la guerra del 95 y
para impedirles tener una retaguardia con el necesario abastecimiento de sus
tropas, el Gobernador general español, Valeriano Weyler, decretó la
“reconcentración”: la población de los campos fue encerrada en pueblos y
ciudades. Se ha
calculado que aproximadamente un cuarto de la población cubana de aquel
entonces pereció de hambre y enfermedades por causa de la reconcentración. Ese
fue uno de los costos más importantes de la disidencia cubana al colonialismo
español.
Uno de los primeros antecedentes de
los campos de concentración que sufrieron los europeos en la segunda guerra
mundial.
En
1898, los EEUU frustraron la independencia de Cuba con su intervención militar
y luego en 1902 impusieron en la Constitución de la naciente República, la
enmienda Platt, por medio de la cual tenían derecho a intervenir militarmente
cuando lo consideraran conveniente y a tener bases militares (de esa época data
la base naval de Guantánamo en territorio cubano). Juan Gualberto Gómez fue una
de las voces disidentes que se opusieron a la misma.
Durante
la etapa neocolonial, los gobiernos se caracterizaron por defender los
intereses de los Estados Unidos de Norteamérica y de la burguesía vende-patria.
Miles de cubanos disintieron de ese orden establecido, Julio Antonio Mella,
Rubén Martínez Villena, Jesús Menéndez y otros, fueron líderes de la disidencia
de lo mejor de nuestro pueblo en esos momentos.
Después
del 10 de marzo de 1952, cuando Fulgencio Batista usurpó el poder de la
republica a través de un golpe de estado militar, se organizó la disidencia
cubana contra ese régimen oprobioso. Fidel y la generación del centenario
organizaron el movimiento 26 de julio y disintieron de varias teorías de la
época: se aseguraba que el pueblo no podía ganar una lucha armada contra un
ejército profesional y mucho menos de que un país pequeño hiciera una
revolución en las cercanías de una gran potencia. La revolución triunfó el 1ro
de enero de 1959 con un costo de veinte mil patriotas disidentes asesinados por
la tiranía apoyada por el gobierno de los Estados Unidos. En esta etapa,
algunos de los principales disidentes de la dictadura de Batista fueron Abel Santamaría,
Melba Hernandez, Fidel Castro, Mario Muñoz, Hayde Santamaría, Frank País,
Pepito Tey, Raul Castro, Juan Almeida, Che Guevara, Ramiro Valdez, Camilo
Cienfuegos, por sólo citar algunos nombres.
La
Revolución
cubana y su disidencia permanente al capitalismo
Desde
el mismo triunfo de la
Revolución, Cuba comenzó a desarrollar una política soberana
e independiente, tomando medidas que darían definitivamente la espalda al orden
imperial.
-
Nacionalización de los recursos naturales, las refinerías de petróleo, las
pocas industrias con que contaba, la empresa telefónica,
-
1ra y 2da Leyes de Reforma Agraria. Eliminación del latifundio y se entregó la tierra
a los que verdaderamente la trabajaban,
-
Promulgación de la Ley
de Reforma urbana mediante la cual aproximadamente el 80°/° de las viviendas en
Cuba son propiedad de sus ocupantes,
-
Campaña de alfabetización y declaración de Cuba en 1961 como primer territorio
libre de analfabetismo de América,
-
Declaración del carácter socialista de la Revolución (16 de Abril de 1961),
-
Primera derrota militar del imperialismo en América Latina (la invasión
organizada y financiada por el gobierno de los Estados Unidos en bahía de
Cochinos fue derrotada en 72 horas),
-
Educación gratuita e universal,
-
Salud gratuita e universal,
- Se
declara el deporte derecho del pueblo.
Durante
la crisis de Octubre de 1962, o como se le conoce en Occidente Crisis de los
misiles, aún bajo amenaza nuclear, Cuba no claudicó y mantuvo su posición
disidente del sistema capitalista mundial. Al resolverse la crisis disintió
sobre el tema de la inspección en territorio cubano de la evacuación de los
misiles nucleares. La URSS
aceptó que sus naves fueran inspeccionadas en aguas internacionales.
- En
1963: Cuba envió médicos a Argelia y recibió un barco con heridos y enfermos
argelinos, constituyéndose en la primera colaboración médica de Cuba con los
países del Tercer mundo.
- Cooperación
con los movimientos de liberación de América, África y Asia.
- De
1975 a
1991: a petición del gobierno de la República de Angola, tropas internacionalistas
cubanas colaboraron con la defensa de esa hermana nación, además de colaborar
en temas civiles. Cuba disintió de la propuesta norteamericana de abandonar esa
colaboración a cambio de mejores relaciones con ese país.
Los
luchadores antiterroristas Gerardo Hernández, Antonio Guerrero, Fernando
González, Ramón Labañino y René González, fueron sancionados injustamente a
largas condenas. Durante todo el tiempo que estuvieron en prisión disintieron a
las ofertas de traicionar sus ideales, de traicionar sus principios. Para todos
aquellos que consideran que un mundo mejor es posible y necesario, son fuente de
inspiración porque demostraron que en este mundo donde algunos piensan que
todos tenemos un precio, ellos nos demostraron que se puede resistir y vencer.
Son ejemplo supremo de disidencia al sistema consumista imperial.
Junto
con estos nombres gloriosos que abrieron el camino a la independencia, está el
pueblo de Cuba que, a pesar de las dificultades, sale cada mañana para
construir un país más justo y próspero. Están los obreros, los campesinos, los
médicos, los maestros, los investigadores, los intelectuales, los deportistas…
orgullosos de vivir en un país que en vez de lanzar bombas envía médicos para
salvar vidas y maestros para enseñar a leer.
Ya
en nuestro continente no somos los únicos disidentes. A nuestra disidencia se
han sumado Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y otros países con sus
presidentes y pueblos disidentes de las imposiciones del Norte.
Los
especialistas en manipulación mediática quieren vendernos sus títeres
“disidentes”, con otro nombre: “la sociedad civil”. Los mismos asalariados, que
no representan a nadie en Cuba, se promocionan en los espacios mediáticos manipuladores
y se les abre el camino para hacer su “show mediático”. Así se proponen ocultar
la verdadera sociedad civil cubana, múltiple y diversa, con su historia, sus
logros y sus propuestas, unida a los movimientos sociales del mundo, que luchan
por un futuro mejor.
La
verdadera disidencia cubana es: todo el pueblo cubano.
Terminaré
con las palabras pronunciadas por el general Raúl Castro Ruz en la Asamblea Nacional
del Poder Popular, el 1º de agosto de 2009, que confirman que Cuba fue y
siempre será un país disidente del orden imperialista: […] A mí no me eligieron Presidente para restaurar el capitalismo en
Cuba ni para entregar la
Revolución. Fui elegido para defender, mantener y continuar
perfeccionando el socialismo, no para destruirlo. […] Firmemente unidos,
seremos consecuentes con el legado de la larga historia de lucha de nuestro
pueblo, las enseñanzas de Fidel y el compromiso eterno con los caídos.
A
buen entendedor…
La
Habana, 31 de Marzo 2015
Por
Pablo Luis González Justo*
*Pablo Luis
González Justo, es graduado de Cuadro de comercio
internacional en la universidad de las ciencias de la información de Cergy
Pontoise, Francia; graduado de ingeniero mecánico aeronáutico de la universidad
de la aviación civil de Kiev, Ucrania. Miembro del Comité internacional por la
libertad de los cinco y presidente de la asociación francesa Raíces cubanas.
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