Michael
Hastings, periodista de Rolling Stones, murió el martes pasado cuando
su vehículo se estrelló contra un árbol en la ciudad de Hollywood.
Hastings era un activo colaborador del Proyecto PM, que denuncia la
vigilancia y actividades ilícitas de las compañías de inteligencia
privada a nivel mundial.
El
fundador de la iniciativa es el pirata informático Barrett Brown, quien
ahora arriesga 105 años de cárcel por haber amenazado de muerte a un
oficial de la policía “a través de un video de Youtube”. Según escribe
el columnista Patrick McGuire, Brown es identificado como la persona que
difundió códigos internos de la compañía de seguridad Stratfor,
descrita como “la CIA en las sombras”, en una sala de chat de
Annonymous.
“Debo
indicar — no sólo en el interés de una completa desclasificación, sino
para dar un contexto necesario — que soy un amigo y admirador de Michael
Hastings”, escribió Brown en sus condolencias por la muerte del
periodista.
En 2011,
el hackeo de Stratfor reveló detalles sobre el software Trapwire, un
sistema capaz de absorber videos desde cámaras de vigilancias instaladas
en tiendas y almacenes en Estados Unidos, utilizado para identificar a
individuos a través de un programa de reconocimiento facial.
En su
cuenta oficial de Twitter, el sitio Wikileaks publicó esta semana que el
periodista Michael Hastings, antes de morir, les advirtió que estaba
siendo monitoreado por el gobierno. En un tweet, el famoso sitio de los
cables filtrados reveló que Hastings “contactó a la abogada de
Wikileaks, Jennifer Robinson, sólo horas antes de morir, diciendo que el
FBI lo estaba investigando.
De
acuerdo al periódico electrónico L.A. Weekly, Hastings “tenía en mente a
la Agencia Central de Inteligencia” (CIA) y planeaba publicar un
reportaje donde exponía nuevos antecedentes sobre sus actividades.
Recientemente había publicado un artículo sobre el ex agente de la CIA,
Andrew Warren, quien denunciaba ser perseguido por la Agencia.
Los
Angeles Times publicó un correo electrónico en el que Hastings afirmaba
estar “detrás de una gran premisa”. El periodista agregaba que, puesto
que sus amigos cercanos estaban siendo hostigados por el FBI, se
“alejaría un poco del radar” — en otras palabras, que se ocultaría.
Haya
muerto producto de un accidente o por el trabajo que desempeñaba, es
algo que debe ser investigado a la brevedad. Lo cierto es que Hastings
vivía en un constante clima de amenazas. En 2010, una publicación suya
sobre el jefe del Ejército estadounidense en Afganistán, Stanley
McChrystal, llevó a que el general fuera relevado del mando.
En su libro “The Operators: The Wild and Terrifying Inside Story of America’s War in Afghanistan”,
el periodista señala que recibió amenazas de muerte por parte de un
miembro del staff de McChrystal. “Te cazaremos y mataremos si no nos
gusta lo que escribes”, le habría dicho el militar, a lo que Hastings
respondió tranquilamente: “Bueno, recibo amenazas como ésa una vez al
año, así que no te preocupes”.
El propio
periodista Glen Greenwald del diario The Guardian, quien reveló la red
de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) a través de su
informante Edward Snowden – a la espera de un asilo por parte de Ecuador
– recalcó en su Twitter que el último artículo escrito por Hastings
había tratado, precisamente, de la NSA.
Greenwald enlazó a la publicación “Por qué a los demócratas les gusta espiar a los estadounidenses”,
la cual exponía cómo muchos miembros de ese partido “abandonaron sus
posturas sobre la libertad civil durante la era de Obama”, en
circunstancias de que criticaron las mismas labores de espionaje ilegal
en tiempos de Bush.
Imágenes
del vehículo de Hastings muestran a la máquina siendo embestida por una
inmensa bola de fuego. Los escépticos han teorizado que el periodista
pudo haber sido víctima de algún explosivo que encendiera el combustible
del automóvil. “Sin importar cómo cortes el pastel, un Mercedes no va a
explotar en llamas sin recibir una pequeña ayuda”, escribe el
periodista freelance Jim Stone.
Tomado de http://www.elespiadigital.com
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