Un artículo publicado
hoy en El Nuevo Herald, titulado “Error revela planes de Washington para Cuba”
y firmado por Juan O. Tamayo, pone al desnudo serios errores detectados en el
manejo de documentos que se refieren a la guerra ideológica que libran los EE
UU contra Cuba. Aunque como cita el articulista, dichos documentos no eran
secretos, sí ofrecen información sobre programas secretos sobre la ayuda
proporcionada por el gobierno norteamericano a sus mercenarios dentro de la
Isla.
La desclasificación
errónea de documentos que comprometen a la USAID –conocidos por el empleo de
una línea no codificada-, así como a los agentes CIA dentro de SINA. Tan
garrafal error puso al descubierto la culpabilidad de la Casa Blanca para gastar
6´000,000 de USD en el entrenamiento a líderes emergentes dentro de la
contrarrevolución. Pero la cosa no queda allí, las casi 200 páginas del
documento constituyen un vasto historial de la intromisión clandestina de la
SINA en Cuba, la selección de potenciales destinatarios de las ayudas, así como
la selección de los “líderes” a formar y priorizar en su trabajo subversivo.
La USAID trató de encurdarse
del error arguyendo que su propio
gobierno nunca clasificó estos documentos como secretos, lo que todavía pone
sobre el tapujo el descarado accionar intervencionista contra nuestra patria.
Así se justifica la tapadera de la CIA, mediante su portavoz, Karl Duckworth: “El programa para Cuba de USAID no tiene
nada clasificado, nosotros simplemente llevamos a cabo los programas de un modo
discreto para ayudar a asegurar la protección de todos los involucrados”.
Los documentos salidos
a flote demuestran cómo la USAID se encarga de reclutar emisarios para hacer
llegar fondos a los contrarrevolucionarios. A su vez, la exculpan de
responsabilidad alguna si dichos emisarios son capturados por las autoridades
cubanas, lavándose las manos como Poncio Pilatos. Esa misma posición adoptó en
el caso del sub contratista Alan P. Gross, a quien dejaron abandonado luego de
ser capturado in fraganti. Este norteamericano paga las culpas de la USAID y
sus propias culpas, colocando a la Casa Blanca en una posición cuestionable por
permitir tales actividades violatorias de la soberanía cubana.
Lo cierto es que la
publicación de la propuesta SOL-OAA-13-000110, hecha pública el 10 de julio,
mediante la cual se aprobaban y enviaban esos millones para los mercenarios
dentro de Cuba, no hace cosa que esclarecer la verdad: EE UU mantiene una
guerra sucia permanente contra Cuba, violando la propia Ley de Neutralidad y
otros convenios internacionales.
A pesar de los
intentos de la USAID por tapar el escándalo varias ONGs confirmaron ser las
potenciales receptoras de estos fondos, los cuales se aportarían en partidas
anuales en los próximos años. Un aspecto
esencial es usar estos fondos para subvencionar los viajes de los mercenarios viajeros
para propalar su discurso político en diversos foros internacionales, con el
fin de capacitarlos en las más sofisticadas técnicas subversivas.
Lo interesante de
esto es que todos aquellos que solicitaron dinero USA, casi 20 supuestas ONGs,
se mantienen en la actitud de recibir esos fondos a pesar de los riesgos que
pudieran contraer. De hecho, la ambición puede más que la cordura y la lucha
por el dinero fácil les hace ser
arriesgados, cubriéndose en el hecho de que muchas de estas partidas son
dirigidas a personas o grupos enmascarados en relativo anonimato.
Todos los
beneficiarios del dinero sucio de la USAID temen que las autoridades cubanas
tengan pleno conocimiento de quiénes serán los beneficiarios de ese dinero
sucio y pueda tomar acciones punitivas al respecto. En ese sentido, uno de
ellos expresó: “Creemos que es posible
que el gobierno de Cuba haya visto todas las propuestas”.
Ahora, desesperados,
muchos contrarrevolucionarios se encuentran realmente preocupados de recibir
los fondos prometidos. Temen al tumbe de dinero por los corruptos
intermediarios del dinero de la USAID, cosa que ha sucedido reiteradamente.
Este nuevo capítulo
de injerencismo, guerra sucia, planes desestabilizadores y desvío del dinero
del contribuyente norteamericano para ser empleado en guerras clandestinas
contra otras naciones, no es nuevo. Simplemente, se confirma otra vez la
verdad.
Percy Francisco
Alvarado Godoy
Con información de El
Nuevo Herald
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