El nuevo siglo ha visto un repunte del terrorismo a
nivel mundial, aunque este ha asumido un sofisticación en correspondencia con
el desarrollo tecnológico actual, incorporando modalidades en su accionar más
peligrosas y difíciles de predecir. Al mismo tiempo, los otrora soldados
incondicionales de la CIA y el Mossad se han vuelto irreverentes hacia sus
amos, realizando acciones contra aquellas naciones que los crearon, organizaron
y financiaron a su antojo en función de los intereses geopolíticos que priorizaron
en cada momento histórico específico.
Este comportamiento de desobediencia y reto hacia
sus patrocinadores marca una forma de actuar de los grupos extremistas
radicales, manifestado en el comportamiento hostil hacia EEUU por los grupos
yihadistas violentos como Al Qaeda, los Talibanes, el ISIS y tantos otros. Los
grupos terroristas de origen cubanos, aunque en una escala menor y ubicada en
la década de los 70 del siglo pasado, principalmente, también han mostrado
irreverencia hacia la CIA y las administraciones pasadas, manifestada en
ataques terroristas contra edificios gubernamentales, del FBI y oficinas
policiales. Otra forma de manifestar esta desobediencia ha sido el chantaje
permanente hacia USA so pretexto de desnudar públicamente operaciones
clandestinas comprometedoras para la estabilidad política de la nación.
Creo que ha llegado el momento de que las
autoridades de Cuba y de los Estados Unidos sopesen seriamente las nuevas
amenazas que se están conformando con respecto al terrorismo y adoptar medidas
contra aquellos que pretenden, a toda costa, frenar el proceso de normalización
de sus relaciones diplomáticas.
No tengo la menor de las dudas de que esas fuerzas
tenebrosas de la derecha fascista en EEUU, aliada con sus peones terroristas de
origen cubano y de otras nacionalidades, se preparan para realizar acciones
violentas contra objetivos seleccionados para viciar y poner en peligro este acercamiento
diplomático. De esta forma sembrarían recelos y frenarían deliberadamente este
proceso.
Por otro lado, las fuerzas de la ultraderecha bien
podrían promover en suelo cubano acciones violentas contra la embajada
norteamericana o empresas que en un futuro inmediato tengan representación
oficial, haciendo uso de falsas banderas, con lo que se buscaría el mismo
objetivo. En este sentido se debe pensar que el yihadismo radical pasa a ser un
nuevo peligro para las fuerzas de enfrentamiento y prevención cubanas, ya que
los objetivos norteamericanos están en su mira alrededor del mundo.
No es la primera vez que mediante el empleo de
operaciones oscuras y falsas banderas Estados Unidos y otras naciones poderosas
logran desestabilizar una nación y encuentran dudosos pretextos para planear invasiones
a diferentes países. Usar manipuladamente las falsas banderas es un arte de la
guerra silenciosa y una variante de planes desestabilizadores que debe ser
estudiado en tiempo real.
Los riesgos que entraña el terrorismo internacional
y su manipulación por parte de las grandes potencias constituyen un riesgo que
no se puede desestimar.
En el próximo trabajo analizaremos cuáles son, en mi
criterio, las acciones que deben adoptar cada una de las partes –entiéndase EEUU
y Cuba-, para actuar individualmente y de conjunto contra estas amenazas
latentes que entraña el terrorismo y su uso por parte de quienes se oponen a
una relación bilateral sana y respetuosa entre ellos.
Percy Francisco
Alvarado Godoy
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