Roberta Jacobson |
El pasado 8 de
mayo, el diario inglés BBC Mundo reproducía en su titular una afirmación tan ridícula como hipócrita: “Diplomática
de EE.UU. critica posición de la región frente a democracia en
Cuba”. Al mismo tiempo, otros medios de menor difusión pero que sí suelen
tratar con mucha agresividad las cuestiones cubanas, como El Nuevo Herald y CubaEncuentro, titulaban, respectivamente, “Diplomática
de EEUU lamenta falta de presión por democracia en Cuba” y “Diplomática
de EE UU lamentó indiferencia de América Latina ante la dictadura
castrista”.
Los tres
artículos reproducían minuciosamente, y casi con actitud reverencial, las
palabras de Roberta Jacobson, encargada de la diplomacia estadounidense para
América Latina, quien –refiriéndose a lo ocurrido el mes pasado en la Cumbre de
Cartagena- calificó de “decepcionante que
a veces algunos países cuyas transiciones democráticas fueron clave para su
actual éxito y que son defensores de los derechos y la democracia en el mundo,
hagan una excepción en este caso (de Cuba)”.
Además, la
diplomática afirmaba, hablando de la supuesta falta de libertad de prensa en
Cuba, que “Disentir no es una conducta
criminal. Oponerse a un gobierno no es una conducta criminal y la libertad de
expresión no es una conducta criminal”.
Más que
ingenuidad, de esas declaraciones sale toda la hipocrecía que guía la labor de
la citada diplomática. Habría que recordarle a Roberta Jacobson en qué consisten
precisamente la libertad y la democracia que -históricamente- ha carcaterizado a
los miembros de la Organización de los Estados Americanos (todos los países del
emisferio, excepto Cuba) y cual ha sido su “utilizo” por parte de Estados Unidos
a lo largo de la guerra fría.
Solo por hacer un
único ejemplo, habría que recordarle a la diplomática norteamericana lo que
ocurrió apenas en 1954, es decir seis años después de la Conferencia de Bogotá
que creó dicha organización.
En esa fecha,
aviones de la CIA bombardeaban Ciudad de
Guatemala, mientras un grupo de mercenarios guatemaltecos, guiados por el
Coronel Castillo Armas, entraban en el país y derrocaban el gobierno democrático
de Jacobo Arbenz, sin que la OEA moviera ni un solo músculo.
Esa mezcla de
indiferencia (de la OEA), de apoyo (por los EEUU) y de mercenarismo (de la
oligarquía guatemalteca) se debía a que el presidente Arbenz se había atrevido a
promulgar una reforma agraria para el pueblo guatemalteco y que -claramente-
perjudicaba a la bananera United Fruit
Company en la que tenían intereses personales dos hermanos llamados Allen
Welsh Dulles (el entonces director de la CIA) y John Foster Dulles (el entonces
Segretario de Estado del Presidente Eisenhower).
OEA
Guatemala, bajo
el mando del tirano Castillo Armas y tras su muerte, durante un total de 30 años
entró en una sangrienta guerra civil que provocó lo muerte de 200 mil indígenas
guatemaltecos.
Siguiendo este
sendero, los Estados Unidos, durante más de medio siglo, han utilizado dicha
organización para sus guerras imperialistas en el emisferio y para apoyar el
poder de los varios tiranos que llenaron de sangre a esa región bajo la absurda
escusa del contenimento del comunismo soviético-cubano que nada más era que la
justificación histórica más “razonable” para llevar adelante la antigua Doctrina Monroe y sus sucesivos
corolarios.
Tras haber
sembrado sangre y terror en un continente entero, ahora -como si estuviéramos
hablando de una historia antigua y olvidada- personas que ya habían nacido
durante la dictadura de Pinochet o el apoyo norteamericano a los Contras en
Nicaragua, como la citada diplomática, pretenden hablar como exponentes
absolutos de ideas y de conceptos tan usados que por fin se han quedado sin
significado alguno, de palabras que a menudo suelen salir en la propaganda
norteamericana, como libertad, democracia, paz, derechos humanos. Todo
ello....mientras se representa la voz de un gobierno que todavía está manchado
con la sangre de centenares de miles de latinoamericanos, víctimas directas o
indirectas de su sed de poder.
Gracias Percy por publicar mi texto
ResponderEliminarRoberta Jacobson merece ser condenada a cadena perpetua por decir falsedades públicamente. Lo cierto, es que el embargo estadounidense a Cuba (aunque no tiene población indígena) terminará el domingo 14 de septiembre 2014. Durante mucho tiempo, en una época posterior a la Segunda Guerra Mundial, los países no anglófonos eran aparentemente aliados de Estados Unidos pero en realidad no, siendo sólo los anglófonos sus eternos aliados porque cuando una gran cantidad de países hablan un mismo idioma, más fáciles se llevan a cabo las relaciones diplomáticas, económicas y políticas, ya que los dialectos en común facilitan el entendimiento. Es por eso que los otros países anglófonos siempre han sido los eternos aliados de Estados Unidos.
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