Nunca nos cansamos de conocer a nuestros enemigos, porque ellos no cambian sus oscuras tácticas. Casi siempre predecimos sus golpes, campañas y acciones desestabilizadoras, muchas veces fabricadas por la impotencia ante la marcha de los procesos históricos, y por esa irritable y enfermiza obseción por entorpecer todo aquello que signifique progreso, paz social y entendimiento entre los ciudadanos.
Entonces el enemigo inventa, crea falsas banderas, propala rumores, riega desconfianzas, y hace todo lo posible para que no logremos nuestras aspiraciones, so peligro de afectar las de ellos. No en balde, el zorro de Uribe se ha ido acercando a Juan Manuel Santos -si alguna vez ciertamente estuvieron confrontados, lo que dudo-, con la intención de manipular a su gobierno en relación con la tan ansiada paz en Colombia.
Uribe no es un enemigo especial, ni tampoco goza de maravillosa imaginación. Tal como esperábamos, se fabricó un supuesto atentado contra su vida, como desesperada fórmula para congelar los Diálogos de PAZ entre las FARC-EP y el gobierno colombiano. Apoyo tuvo, por supuesto, de las élites castrenses y de la oligarquía ultraderechista, anquilosada en los cotos de poder en Colombia. Esta vez fue el propio Ministro de Defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón, la ficha reveladora del "plan contra la vida de Uribe", dándole aparente veracidad a la jugarreta. ¿Los culpables aparentes? Claramente las FARC. Esta acción de desinformación sicológica culpa a las FARC-EP, contraparte en los diálogos y pone en dudad su buena fe.
Según la inventada trama, la columna móvil Teófilo Forero
de las FARC, comandada por
alias el Paisa, sería la responsable del atentado contra Uribe. Para sazonar de tragedia la conspiración de la derecha, el propio Pinzón declaró: “Por instrucción del
presidente Santos se ordenó redoblar la seguridad del exmandatario”.
Uribe ha tratado de impostar ciertas matrices de opinión, encaminadas a viciar el diálogo y revivir la desconfianza y heridas entre los colombianos, no cicatrizadas aún por la propia permanencia del conflicto. Estas matrices son:
- Oposición a que las FARC-EP se conviertan en partido político, avivando la venganza contra sus dirigentes.
- Oposición a detener de forma alguna la hostilidad y beligerencias contra las FARC y otros grupos de izquierda.
- Rechazo al cese al fuego por ambas partes.
Muchas lascas tratarán de sacarle estos manes al asunto, y ya han comenzado a hacerlo. Lo más importante de todo es movilizar ahora a todos los sectores de opinión para desmontar las matrices, que hoy tratan de hacer prevalecer Uribe y un Santos manipulador a ultranza, quienes realmente no quieren, ni les favorece, una paz verdadera en Colombia.
El ficticio atentado pone a Santos contra la pared, ya que se ve obligado a hacer cuantiosos gastos para proteger a su taimado compadre político, con más de 300 efectivos y elevados gastos que servirían para paliar la pobreza de los colombianos. Las mentiras cuestan caras y las pagan los colombianos.
Por mi parte, lo ratifico, todo cuento y toda historia que venga de Uribe, no la tomo en serio para nada.
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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