En el Malecón saludando a la flotilla |
Percy Francisco Alvarado Godoy
11 de
diciembre de 2011.
Mientras
cerca de 60 contrarrevolucionarios provenientes de Miami llegaban cerca de las
aguas jurisdiccionales cubanas, en cinco embarcaciones, para realizar una
cacareada provocación anticubana el pasado día 9, sobre las 7.10 de la noche,
nuestro pueblo descansaba en su gran mayoría, resguardado de la pertinaz
llovizna en sus hogares o, como en el
caso de decenas de jóvenes, desafiaban al mal tiempo y participaban en el concierto
ofrecido esa noche por X Alfonso. El globo inflado por la mafia de Miami que
imaginaba al Malecón lleno de personas con cacerolas, gritando consignas
contrarrevolucionarias se desinfló. A la mañana siguiente, El Nuevo Herald
pregonaba la pírrica victoria de los payasos disfrazados de Popeye, aludiendo un
notorio éxito de la díscola flotilla y que el pueblo recibió su “alentador”
mensaje. Dos de sus mercenarios en la Habana: Yoani Sánchez y Pardo Lazo,
enviaron varios twiters sobredimensionando el impacto en los habaneros de
la fantochesca aventura. En realidad,
nuestro pueblo los ignoró.
Yo
estuve allí, en el Malecón esa noche y al regresar a mi hogar, emocionado, envié un email a varios
compañeros donde les compartía la alegría ante el fracaso estruendoso de la
provocación.
Comparto
el contenido de este mensaje:
“Hoy, a las 12 00 del
día 10 regresé del malecón habanero. Llevaba conmigo el corazón de la Patria.
Solo puedo decir (y que perdonen los que lean esto):
¡Qué clase de cojones
tiene nuestro pueblo!
Vencimos esta vez al
enemigo con la gracia de Yemayá y Olofi, sumado a la inteligencia de nuestros
combatientes y de nuestros jefes, que también son combatientes. La cacareada
flotilla se jodió. Pero nos quedan nuevos retos, Esta Revolución no se la entregaremos
al enemigo. ¡Jamás!
Para que no haya dudas a
los que dudan de nosotros: ¡Somos comunistas, de los que dejamos la piel en el
combate! Por este medio felicito a los que hicimos posible esta victoria.
¡Venceremos!
Percy”
Creo
que poco todavía queda por decir al
respecto. Nosotros permanecimos serenos y confiados. Ellos retornaron mojados,
mareados y, como siempre, frustrados. Fue un golazo de la Revolución.
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