miércoles, 5 de septiembre de 2012

La Loba Feroz y Álvaro Uribe se oponen a la paz en Colombia.



La reciente Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba evidencia que se ha dado un serio paso en pos de la Paz en la sufrida y desgarrada hermana República de Colombia, así como el esfuerzo desinteresado de Cuba, Venezuela y Noruega, entre otros para hacer posible esta esperanzadora oportunidad para los colombianos. Sin grandes ribetes, Cuba expuso las razones de su colaboración entre las partes en conflicto: “Como fruto de las conversaciones exploratorias celebradas en La Habana desde el 23 de febrero de 2012 y conforme han declarado las partes, se ha abierto un proceso de diálogo comprometido con la paz y con la solución del conflicto histórico en Colombia, el cual Cuba respalda, consciente de la importancia que tiene para el pueblo colombiano y de su trascendencia para América Latina y el Caribe. El Gobierno cubano continuará prestando su ayuda solidaria y sus buenos oficios a favor de este esfuerzo, en la medida en que el Gobierno de Colombia y las FARC-EP así lo soliciten.”

Tanto el presidente Juan Manuel Santos como los representantes de las FARC-EP mostraron su optimismo y la apuesta por el diálogo, por la comprensión entre las gentes, dejando a un lado recelos y viejas y dolorosas desgarraduras. Todos saben, a ciencia cierta, que tanto luto y dolor deben desaparecer. Todos saben, enteramente, que Colombia necesita urgentemente tener su oportunidad para labrar un camino seguro y próspero hacia el futuro. Todos saben, a qué negarlo, que Colombia grita de impaciencia por lograr la definitiva tranquilidad para sus ciudadanos y que terminen las grandes marginaciones sociales que dieron origen a este eternizado conflicto.

¿Se logrará realmente la paz en Colombia? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero hay que intentar probarlo. No hacerlo sería eternizar a las matanzas y abrir nuevas heridas en esa hermosa nación hermana. La consumación de los cinco puntos a discutir: desarrollo rural y mayor acceso a la tierra; garantías del ejercicio de oposición política y participación ciudadana; fin del conflicto armado, que implica abandono de las armas y reinserción a la vida civil por parte de los guerrilleros; búsqueda de solución al problema del narcotráfico, y derechos de las víctimas; entrañan un serio y enorme compromiso a ambas partes.
La noticia tuvo una amplia repercusión positiva no solo en Colombia, sino en el mundo entero. Un Chávez entusiasmado escribió en Twitter: "¡Acompañemos a la hermana Colombia en sus esfuerzos por lograr la Paz! Ya lo dijo Simón Bolívar: La Paz es mi puerto, la Paz es mi todo".

Una a una,  se fueron sumando las congratulaciones y las propuestas para colaborar con las partes colombianas en conflicto. Chile se sumó de inmediato al esfuerzo conciliador, al igual que el canciller noruego, Jonas Gahr Stoere,  declaraba su compromiso con el mismo. Eufórica, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aplaudió este paso por la Paz. Lo mismo haría la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla. La OEA también mostró su satisfacción y se mostró dispuesta a colaborar. No faltó tampoco el plauso de ¡la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton. 

Mientras tanto, los actuales abanderados de las guerras en el oriente medio, el primer ministro británico, David Cameron, y el presidente norteamericano, Barack Obama, mostraron un desacostumbrado regocijo, capaz de despertar recelos a cualquiera que conozca un poco de política.

De esta forma, las conversaciones entre ambas partes tendrán lugar en octubre, en  dos escenarios diferentes: Noruega y Cuba, siendo elegidos ya por las mismas sus representantes a las pláticas.

Paralelamente a estos sucesos surgen diversas especulaciones sobre cómo se logró sentar en la mesa de diálogo a estos casi eternos contrincantes. Una de las versiones le da el mérito a Chávez; otra se lo otorga a Juan Manuel Santos, quien dice haber mantenido informado a Obama de sus pasos; otra le concede el mérito a  Fidel Castro, quien se dice envió a Colombia a un emisario para entrevistarse, en noviembre de 2011, con Timoleón Jiménez, alias Timochenko. Lo cierto es que fue una larga y ardua labor de acercamiento, venciendo recelos, que llevó a las partes a encontrarse en varias y no pocas ocasiones para lograr la consumación del diálogo.

Pero acostumbrados como estamos a que la felicidad siempre encuentra una nota discordante que trata de opacarla, a nadie sorprendió que fueran la ultraderechista jefa de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes, la republicana Ileana Ros-Lehtinen, así como ególatra de Álvaro Uribe, quienes lanzaran, desde sus posiciones de intolerancia, las más absurdas objeciones al diálogo de Paz entre los colombianos.

Para la Loba Feroz, enfermiza anticubana, fue un dolor en el trasero que fuera precisamente Cuba, a la que EE UU acusa de ser un país “terrorista” quien apoyara y facilitara el encuentro. Con la prepotencia que la caracteriza, y contraria a las declaraciones de Obama, declaró: "Es preocupante que el gobierno colombiano inicie negociaciones con las FARC, consideradas una organización terrorista por Estados Unidos, sin condiciones previas.”

Obviamente, le puso el dedo en cuello a Obama, como cuchillo filoso al sugerir que la posición de EE UU con respecto a las FARC-EP, no debe ser modificada. Fue, sin dudas, una amenaza al presidente demócrata en un momento pre electoral, en el cual éste debe andar con tino ante la ofensiva republicana. Le trató de bajar protagonismo al Obama sobredimensionado por Santos, al manifestar: “… siempre estuvo apoyándonos, inclusive envió en varias ocasiones emisarios especiales para hablar conmigo sobre el particular".

 Pero el promisorio Acuerdo General para la Terminación del Conflicto, como se ha identificado a las conversaciones y a su resultado, tiene también otro enconado detractor el Álvaro Uribe, quien lo calificó como algo "muy grave, ya que supone empezar un proceso de paz sin cese de actividades criminales por parte del terrorismo". Sin tapujos declaró igualmente que este diálogo era una "bofetada a la democracia".

De tal forma, amigos lectores, es bueno tener en cuenta, desde ya, que el Acuerdo General para la Terminación del Conflicto, ha comenzado a encontrar adversarios que harán todo lo posible por entorpecerlo y vulnerar la confianza entre las partes. Ese será su decidido propósito. En tal sentido, hago un llamado no solo a las partes en el diálogo, sino también a todos quienes le apoyan y facilitan, a que resulta importante caracterizar a todos aquellos sujetos, organizaciones, facciones y sucios intereses que actúen en las sombras, para vulnerarlo.

De la confianza, la comunicación, la comprensión y la inclusión de todos los colombianos en este esfuerzo por la paz, depende enteramente el éxito del mismo.

Percy Francisco Alvarado Godoy.

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