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El
atentado de Sarajevo tuvo una gran repercusión tanto en la prensa
europea como en la rusa. Cuando sonaron los primeros acordes de la
obertura de la Primera Guerra Mundial, los diarios Russkie Védomosti y Rússkoe Slovo de junio de aquel trágico abrieron sus páginas explicando la tragedia. El Russkie Védomosti apuntaba:
–El
hecho de que los asesinos fueron serbios ha hecho suponer que los
verdaderos promotores eran partidarios de la idea de la Gran Serbia. El
estallido de indignación contra los serbios envenenó no solo las
nacionalidades dominantes del imperio dualista compuesto por alemanes y
húngaros, sino también a serbios y croatas. Este agravamiento, a primera
vista extraño, de las relaciones entre serbios y croatas, tiene su
explicación en el antagonismo que hace mucho tiempo surgió entre ellos
por motivos religiosos, mientras que en ese período se recrudeció la
discordia ideológica y se intensificaron las tareas políticas de los
eslavos del sur.
¿Cuál era el quid de la cuestión? El periodista del Russkie Védomosti lo explica así:
–La
adhesión oficial de Bosnia y Herzegovina asestó un duro golpe a las
únicas esperanzas de la población serbia de esas regiones de lograr una
alianza política con los compatriotas en Serbia y Montenegro. La
autonomía oficial concedida a Bosnia y Herzegovina no pudo recompensar
siquiera en un mínimo grado a los serbios por ese golpe, dado que, sin
hablar ya de la modesta autonomía concedida a la región, el nuevo
sistema no garantizaba a la población ortodoxa serbia, mayoritariamente
campesina, el correspondiente significado. Entre los serbios, que
siempre mostraban sus simpatías por el Reino de Serbia, tras las
triunfales guerras balcánicas de 1912-1913, empezó a difundirse
intensamente la propaganda de la unificación de los eslavos del sur bajo
el cetro de la dinastía de los Karageorgevic.
Por su parte, el Rússkoe Slovo señalaba:
–Tras
la crisis de 1908 y la guerra balcánica la juventud serbia se mostraba
muy hostil hacia el archiduque Francisco Fernando. Veían en él a un
partidario celoso del catolicismo y de la autónoma Croacia en contrapeso
a las ambiciones serbias de cuajar una Gran Serbia.
El Rússkoe Slovo analizaba asimismo la escisión nacional en el seno de la población eslava:
–La
idea de una Gran Serbia no tuvo aceptación entre los croatas que
simpatizaban mucho más con la idea de la Triple Entente. El propio
archiduque era definido como partidario de la idea del trialismo. Su
esencia consistía en el afán de convertir el imperio dualista de los
Habsburgo en una unión de Estados con los mismos derechos: Austria,
Hungría y el Reino de Yugoslavia. Los seguidores de la idea del
trialismo no desean la creación en Austro-Hungría de un Estado
federativo, solo quieren que se reconozca al tercer Estado eslavo como
miembro de pleno derecho de la Unión austrohúngara. En el seno de este
Estado sueñan con incluir a Croacia, Dalmacia y Bosnia y Herzegovina. La
idea del trialismo surgió hace mucho tiempo, aún durante la ocupación
de Bosnia y Herzegovina por Austria-Hungría.
Sus
partidarios veían en esa provincia el núcleo del futuro Estado eslavo,
llamado a ingresar en la Unión austrohúngara. Tras el Congreso de Berlín
de 1878 en Croacia, se plantea la cuestión de la creación del Reino de
la Gran Croacia independiente de Hungría. Incluso la Dieta (Asamblea
política y legislativa) de Croacia votó por una solicitud al emperador,
en la que pedía la adhesión de Bosnia y Herzegovina a Dalmacia. Entonces
la Dieta también solicitó la adhesión a Croacia de la Gran Frontera,
que era una provincia poblada por croatas. Esta petición fue cumplida.
Pero esto no podía reportar el resultado deseado, dado que Hungría con
toda razón veía en el movimiento de la Gran Croacia un peligro para su
influencia política y la imposibilidad de reunir bajo el centro de los
Habsburgo a todos los eslavos del sur.
Todo
esto podía hacer detonar la situación en la región. Los periódicos
rusos aclararon a los lectores el posible desarrollo de los hechos. Por
ejemplo, Rússkoe Slovo destacó:
–Los
defensores de la activa política internacional del imperio dualista
contemplaban en el trialismo la posibilidad de atraer a los eslavos
hacia Austria-Hungría, ofreciéndoles la plenitud de los derechos
políticos, lo que acrecentaría notablemente el peso político del Imperio
austrohúngaro ante los ojos de Europa. Entre los partidarios del
trialismo estaba el difunto Francisco Fernando. Con su muerte se dio un
duro golpe a los seguidores del trialismo. En ello reside el enigma del
enfurecimiento de los trialistas contra los serbios como portadores de
una idea opuesta: la desintegración de Austro-Hungría y la creación de
la Gran Serbia.
La Voz de Rusia
seguirá informando acerca de lo que escribía sobre el atentado en
Sarajevo no solo la prensa rusa, sino también la de otros países.
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