Foto: EPA
La
primera investigación de la muerte de John F. Kennedy se llevó a cabo
de inmediato, en 1964. Una comisión dirigida por el presidente del
Tribunal Supremo de EEUU, Earl Warren, declaró a Lee Harvey Oswald como
único asesino. En aquel entonces, los estadounidenses estaban aún
acostumbrados a confiar en sus funcionarios públicos. Las primeras dudas
surgieron apenas a finales de los años sesenta principios de los
setenta, según indica el periodista David Talbot, autor del libro Brothers: The Hidden History of the Kennedy Years:
–Trece
años después del asesinato del presidente Kennedy, la verdad sobre esos
trágicos sucesos comenzó a aflorar a raíz de la crisis política que
afectaba a EEUU debido a la guerra de Vietnam, y a causa del escándalo
de Watergate, bajo la presidencia de Nixon. La crisis desmoronó la
estructura interna y la verdad comenzó a filtrarse por las grietas.
La
población quería saber la verdad. Por eso, el trigésimo octavo
presidente de EEUU, Gerald Ford, ordenó una nueva investigación. Fue
encargada a un comité de la Cámara de Representantes. De acuerdo a su
dictamen, Kennedy resultó víctima de un complot, en el que Lee Harvey
Oswald fue un mero ejecutor. Los nombres de los conspiradores no se
dieron a conocer, mientras comenzaron a aparecer numerosas versiones de
investigaciones periodísticas. Conforme a una de ellas, la muerte de
Kennedy fue encargada por la mafia: el presidente era famoso por su
lucha activa contra el crimen organizado. Además, los mafiosos perdieron
su fabuloso negocio en Cuba con la llegada de Fidel Castro y la
renuncia del Gobierno a derrocarlo. Kennedy tenía la intención de anular
las facilidades tributarias en la extracción de materias primas, lo que
también suponía considerables pérdidas financieras, y por último, los
tejanos ya tenían a su propio candidato para la presidencia, Lyndon
Johnson, el que justamente asumió el poder tras la muerte de Kennedy. La
mayoría de los adeptos de las teorías de una conspiración acusan a la
CIA de este asesinato la cual estaba supuestamente insatisfecha con la
política de Kennedy respecto a Cuba, su comportamiento en la Guerra Fría
contra la Unión Soviética y la negativa a iniciar una operación militar
en Vietnam. Sin embargo, el mayor motivo para sospechar de la CIA
siempre han sido las mentiras de su jefatura que ha ido negando todo
contacto con Lee Harvey Oswald. En 1962, este regresó de la Unión
Soviética. Agentes de la CIA estaban obligados a interrogarlo
averiguando las razones por las cuales había huido a aquel país, vivió
allí varios años y luego regresó a EEUU. Pero la CIA dijo que jamás lo
interrogó. El periodista estadounidense Anthony Summers dice al
respecto:
–Es
absolutamente inverosímil que a lo largo de muchos años, él viviera
tranquilamente en Texas y que, a su vez, la CIA insistiera en no haberlo
interrogado nunca. Creo que, a lo mejor, se le propuso escoger: o va a
la cárcel o empieza a colaborar con la CIA. Yo creo que es bien posible
que fuera utilizado, no sé si a ciegas o no, como una herramienta en la
campaña de difamación contra Cuba. Creo que las agencias de inteligencia
no querían que se revelara su relación, a ningún nivel, con ese hombre
acusado de asesinar al presidente. Se vieron en una situación
complicada. Es como un hombre que miente a su mujer justificando su
regreso a casa a altas horas de la noche. En realidad, estuvo viendo un
partido de beisbol, pero está mintiendo, y la mujer lo nota y empieza a
sospechar lo peor que, de repente, tiene una amante.
Todas
estas versiones aún se están barajando en EEUU, pero no a nivel
oficial. El dictamen del comité de la Cámara de Representantes jamás ha
sido formalizado. En los colegios estadounidenses se sigue enseñando a
los niños que Lee Harvey Oswald fue el único asesino del presidente. Es
poco probable que el cincuenta aniversario de la muerte de Kennedy
vierta más luz sobre este asunto. El Gobierno de EEUU y sus agencias de
inteligencia tienen problemas por las revelaciones de WikiLeaks y Edward
Snowden. Aún sabiendo quién mató a Kennedy, no lo dirían, porque de
inmediato surgiría la interrogante de por qué han guardado silencio
durante tantos años.
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